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Antonio Najarro: “El bailarín de danza española es el más completo del mundo”

Desde 2011 dirige esta compañía de baile, de las mayores de España Partirá a final de mes de gira internacional a la vez que actuará en varios festivales nacionales

Pablo Monge
Pablo Sempere

Con apenas 15 años, Antonio Najarro (Madrid, 1975) debutó en varias de las compañías de danza española más prestigiosas del momento, como el Ballet Antología, el Ballet del Teatro Lírico de La Zarzuela o la Compañía Antonio Márquez. A partir de entonces, su carrera fue consolidándose, siendo primer bailarín en coreografías de los maestros Rafael Aguilar, Antonio Gades, Alberto Lorca o Mariemma, entre otros. Ha sido solista y coreógrafo, y en 2002 creó la compañía que lleva su nombre. Desde 2011 es el director del Ballet Nacional de España (BNE), institución que a finales de mes marchará de gira hacia Estados Unidos, Colombia, Francia, China y Japón, además de participar en varios festivales nacionales.

R. La danza española enamora y enloquece fuera del país, sobre todo en las regiones asiáticas. ¿A qué se debe?
R. Sí, llenamos todos los teatros a los que vamos y el público se entusiasma. Tenemos una gran marca en el mercado europeo, en EE UU y en Asia, y es porque nuestro producto es muy exportable y se adapta perfectamente a todo tipo de teatros y de públicos. Además, bajo mi dirección, nos hemos asociado con sectores ajenos al nuestro para dar una vuelta a la danza y hacerla mucho más atractiva. Por ejemplo, Franco Dragone, del Circo del Sol, ha diseñado una de nuestras últimas puestas en escena. Teresa Helbig ha hecho lo propio con el vestuario... Hemos querido darle una vuelta a todo, para que la danza española empiece a ser más conocida.
R. En el extranjero, ¿se asocia la danza española únicamente con el flamenco?
R. Es cierto que lo que más se exporta suele ser el flamenco. Y no es lógico, porque en la danza española hay cuatro disciplinas muy diferenciadas: la escuela bolera, el folclore, la danza estilizada y el flamenco. Lo que estamos intentando es que en todos nuestros espectáculos haya una representación equitativa de todas ellas. La última vez que estuvimos en Miami, por ejemplo, exportamos ese tipo de actuación y la gente enloqueció porque no lo conocía. El flamenco es uno de nuestros pilares y es muy importante, pero España es mucho más que eso.
R. Estos estilos son únicos en el mundo. ¿Qué habilidades necesita un bailarín del BNE?
R. Me atrevo a decir que el bailarín de danza española es el más completo del mundo. Debe estar preparado perfectamente para el ballet clásico. Tiene que tener una noción maravillosa del flamenco. Tiene que ponerse las botas y zapatear, saber tocar las castañuelas, que son un instrumento más complejo de lo que mucha gente piensa. Ha de saber bailar danza bolera. Además, con todas las fusiones que hacemos, también deben manejarse en danza contemporánea. Es un perfil muy heterogéneo.
R. La vida profesional de un bailarín está muy limitada por la edad. ¿Qué ocurre después? ¿Se valoran todas estas competencias?
R. Es cierto que es muy difícil establecer una edad fija de jubilación en la danza española, porque con el ballet clásico, los saltos y el zapateo, a los 40 ya cuesta. Aunque parte del flamenco es mucho más pasional y alguien más mayor puede seguir bailándolo. Lo ideal sería que al bailarín le quedase una buena jubilación, como ocurre en otros países. En la Ópera de París, a los 42 o 44 años los profesionales se jubilan con buenas condiciones. Pero aquí no sucede lo mismo, muchos acaban siendo maestros o coreógrafos. Es injusto, porque somos deportistas de élite y así debería tratársenos. 
R. En verano de 2016, las condiciones laborales llevaron a los bailarines del BNE a la huelga. ¿En qué situación están ahora?
R. Son profesionales de élite que han trabajado su cuerpo desde pequeños y son ovacionados en todos los teatros que llenan. Pero no son reconocidos como tal. Muchos tenían, y tienen, contratos temporales, y esa fue la causa principal de la huelga. A nivel administrativo, el BNE se rige por unos convenios con más de 20 años de antigüedad, y como es lógico, la regulación de salarios, dietas y viajes no está actualizada. Es normal que los bailarines se rebelen. Pero yo creo que, en este caso, la huelga no fue la mejor idea, porque hay que entender los ritmos y la burocracia de este país. Por eso quizá no tuvo mucho éxito. Poco a poco, eso sí, se está mejorando todo. Algunos ya han denunciado sus contratos y la situación se va adecuando.
R. Hay cualidades que definen a un buen bailarín del BNE. ¿Cuáles necesita su director?
R. Hace poco sacamos los ensayos del BNE a la calle, a la plaza de Matadero [donde tienen su sede]. También hemos colaborado con asociaciones de niños con síndrome de Down. Todo eso nos ayuda a acercar esta disciplina a la gente, pero también a humanizar a los bailarines. Son profesionales con una gran presión, que están en continua competencia con el resto y consigo mismos. Un director tiene que conocer qué pasa en la cabeza de cada uno de sus bailarines, saber domar sus egos, ayudarles en todo lo posible. Hablamos de personas que han sido elegidas en un casting entre cientos de profesionales. El hecho de que hayan pasado por eso significa que merecen la pena, y para mí es una obligación comprenderles.
Somos deportistas de élite y así debería tratársenos
R. ¿Sigue habiendo Billy Elliots y un tabú alrededor de la danza entre los jóvenes?
R. Yo creo que sigue habiendo cierto tabú alrededor de las artes, ya que algunos padres no quieren que sus hijos se dediquen a ellas. Es cierto que en el baile siempre ha habido el cliché que lo asocia con algo femenino, y que le ha complicado las cosas a muchos varones, pero eso se está superando. Esa mentalidad está obsoleta. Casi todo el mundo entiende que el bailarín es una persona totalmente normal y con unos valores de respeto, responsabilidad, perseverancia y trabajo enormes. Por eso creo que la danza debería ser una asignatura obligatoria en la educación de los más pequeños. Es positiva para su cabeza, para su capacidad espacial y de movimiento y para fortalecer la sensibilidad. Hoy en día, hacer aflorar la sensibilidad de los niños es más necesario que nunca.
R. Nuevos géneros musicales, como el trap, y otros bailes, como los latinos, tienen muchos seguidores. ¿Hay sitio para la danza?
R. Sí lo hay. Yo quiero que la gente baile, sea lo que sea. Si es danza española, mucho mejor, pero cualquier tendencia que fomente el baile es bienvenida. Eso sí, hay que tener claro que nadie se hace bailarín en unos meses. Hay quien se apunta a clases y cree que en poco tiempo va a ser un profesional. Y hay que ser consciente del esfuerzo que esto supone.

Sobre la firma

Pablo Sempere
Es redactor en la sección de Economía de CINCO DÍAS y EL PAÍS y está especializado en Hacienda. Escribe habitualmente de fiscalidad, finanzas públicas y financiación autonómica. Es graduado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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