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‘The World’, viviendas en alta mar solo para millonarios

Un crucero de lujo vende sus residencias a clientes particulares El barco navega durante todo el año, y los propietarios viven en él los meses que desean

Una de las residencias del barco de millonarios.
Una de las residencias del barco de millonarios.
Pablo Sempere

Desde el año 2002, una gran residencia privada cruza los mares de todo el mundo. Se trata de The World, un barco de 200 metros de eslora que va atracando en los puertos más selectos de todo el planeta a lo largo de cada curso. Sin embargo, a pesar de sus viajes turísticos y de ocio con varias paradas y escalas, este buque no es un crucero al uso, ya que no oferta sus camarotes y plazas antes de cada travesía, sino que los vende o arrienda a diferentes propietarios por un tiempo indefinido.

De esta forma, los usuarios tienen la capacidad de subirse al barco en cuanto lo consideran, durante el tiempo que prefieren, pudiendo contar con todas las comodidades de su vivienda particular, pero en alta mar. El barco tiene un total de 165 residencias, que se mueven entre los estudios simples, con una cama, baño y un pequeño salón, y las residencias triples, de hasta tres dormitorios con sus respectivos baños, una gran sala de estar, terraza y cocina. Entre medias están los estudios de una y dos habitaciones, con baños en suite y un área de sala de estar con cocina separada, y las residencias dobles, con cocina completa, amplias áreas de estar y comedor, baños en las habitaciones principal y de invitados, y un amplio porche.

Una de las piscinas con las que cuenta la embarcación.
Una de las piscinas con las que cuenta la embarcación.

La idea nació en la empresa con sede en Miami, ResidenSea Ltd., y aunque en un principio los impulsores no confiaron en poder vender todas las viviendas, a día de hoy The World cuenta con una lista de espera que gestionan sus asesores residenciales. A pesar de esto, el barco no pertenece en su totalidad a la citada compañía, ya que se ha formado una especie de cooperativa en la que participan los propietarios, y en la que se deciden todas las cuestiones relativas al barco, desde el mantenimiento hasta la ruta que se sigue cada año y que nunca se repite, así como las excursiones, visitas y actividades que se planifican en cada destino.

En 2018, de hecho, España será uno de los puntos más visitados de la travesía. Entre enero y marzo, The World estará navegando por Latinoamérica y El Caribe. De abril a junio pasará por varios puertos españoles antes de adentrarse en el Mediterráneo. Entre julio y septiembre, el buque fondeará en Galicia antes de marchar a las costas irlandesas, inglesas y noruegas y, por último, entre octubre y diciembre, varios puertos españoles del Mediterráneo y de las Islas Canarias recibirán al crucero antes de su marcha al sur de África.

Una de las residencias del navío, con salón y comedor completo.
Una de las residencias del navío, con salón y comedor completo.

En función de cada una de las rutas, los propietarios, que suelen pasar algo más de tres meses al año de media en sus residencias de alta mar, se suben o bajan del barco en cada puerto, a su gusto. Este concepto único de viaje y servicio, tal y como reconoce Hannah Sharratt, del departamento de comunicación de The World, “ha creado mucha desinformación alrededor del barco, y mucha gente lo sigue viviendo como un crucero más”. Los precios de sus residencias dejan entrever que no hay nada más lejos de la realidad: hacerse con uno de estos singulares apartamentos cuesta entre el millón y los seis millones de euros, además de tener que hacer frente a los gastos derivados de ser propietario. Una especie de cuota de comunidad destinada al mantenimiento del barco y a pagar el sueldo de cocineros, camareros, tripulantes, entrenadores personales, masajistas...

Porque The World, además de las residencias, dispone de restaurantes, gimnasio, bares y terrazas, piscinas, spas, salón de belleza, una pista de tenis reglamentaria e incluso una joyería. Dadas las características de este modelo de residencia, en la que el propietario entra y sale del barco a su antojo, la ocupación de pasajeros no suele superar los 250 vecinos, provenientes principalmente de Estados Unidos y Europa, aunque con un fuerte crecimiento en los últimos años de usuarios asiáticos. Como detalle a tener en cuenta, para evitar cualquier posible fraude fiscal, la organización del barco no permite fijar al buque como residencia permanente, y pone como requisito que sus propietarios tengan establecido su domicilio fiscal tierra adentro.

'The World', con 200 metros de eslora.
'The World', con 200 metros de eslora.

Sobre la firma

Pablo Sempere
Es redactor en la sección de Economía de CINCO DÍAS y EL PAÍS y está especializado en Hacienda. Escribe habitualmente de fiscalidad, finanzas públicas y financiación autonómica. Es graduado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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