La banca se prepara para reactivar el instrumento que hizo estallar la Gran Crisis (pero mejorado)
Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia y Sabadell lanzarán bonos de titulización renovados Europa hará que sean simples, armonizados y transparentes
Los grandes bancos españoles –Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia y Sabadell– estudian con lupa una nueva regulación europea. Esta permitirá que las denostadas titulizaciones vuelvan a convertirse en el arma para obtener liquidez y liberar capital que fueron antes de que estallara la crisis financiera de la hipotecas subprime (basura) en Estados Unidos, allá por 2007.
En ese año, Bear Stearns, uno de los por entonces bancos de inversión de mayor abolengo en Wall Street, decidió valorar a cero dos de sus hedge funds que invertían en bonos de titulización. La película La gran apuesta explica cómo se pervirtió un mercado pensado en principio para que los bancos colocaran entre inversores activos que tenían en balance, como préstamos al consumo o hipotecas, con el objetivo de lograr liquidez, liberar sus balances de activos y mejorar en última instancia sus ratios de capital.
Cuando el inversor compra un bono de titulización asume el riesgo del activo subyacente, ya sean créditos a pequeñas y medianas empresas, hipotecas o préstamos para comprar automóviles. Como contraprestación recibe una rentabilidad. En teoría, si el vendedor es honesto con lo que ha incluido en ese bono de titulización y el inversor sabe bien lo que adquiere, el juego es limpio. Al menos a priori.
Pero, en un análisis de brocha gorda, esos bonos comenzaron a empaquetarse y a revenderse o, en el lenguaje técnico, a retitulizarse. Al mismo tiempo, los activos sobre los que se habían concedido los préstamos titulizados comenzaron a caer de precio y sus dueños dejaron de pagar los préstamos. En una parte, los activos que actuaban de colateral eran hipotecas concedidas a personas sin una situación financiera suficientemente estable. Pese a ello, habían recibido las notas de calificación buenas o muy buenas por parte de las, por entonces, tres veneradas agencias de calificación: Standard & Poor’s, Moody’s y Fitch.
Atentos al BCE y al fin de sus medidas extraordinarias
El BCE comprará bonos europeos por 30.000 millones mensuales hasta septiembre. Está por ver qué hace a partir de entonces, también con las medidas extraordinarias, como las megasubastas de liquidez que comenzó Trichet y que continúan en la actualidad.
El volumen de bonos de titulización emitidos entre enero y septiembre del año pasado en el Viejo Continente se situó en 158.800 millones de euros, de acuerdo a la Asociación de Mercados Financieros de Europa (AFME, según sus siglas en inglés). Una cifra que contrasta con los casi 820.000 millones que se emitieron en el conjunto de 2008. Del importe emitido en los nueve primeros meses de 2017, la mitad fueran retenidas en los balances para llevarlas al BCE en lugar de venderse en el mercado.
Una de las características de los nuevos bonos de titulización estará en que habrá un “sistema de supervisión para controlar la correcta aplicación de esos criterios por parte de las originadoras, las patrocinadoras, los emisores y los inversores institucionales”. La Junta Europea de Riesgo Sistémico (JERS) será la encargada de velar por el buen funcionamiento de este mercado. También la ESMA y, en España, la CNMV se encargarán de la vigilancia.
28 de diciembre de 2017; es la fecha en que se publicó la norma
Cuando se descubrió que esos bonos estaban respaldados por activos tóxicos, el mercado de la titulización se desplomó. En Estados Unidos primero, después en Europa y por supuesto en España. El importe en España ha caído desde el máximo de casi 142.000 millones de euros de 2007 hasta los menos de 32.000 millones del año pasado, pasando por los 23.800 millones del mínimo de 2012 (véase gráfico), según los datos de la CNMV.
La mayor parte de los bonos de titulización creados desde el estallido de los problemas eran recomprados acto seguido por los mismos bancos que habían cedido los activos. Solo era una forma de empaquetar préstamos para después llevarlos a las subastas de liquidez del BCE, que arrancaron en octubre de 2008 con Trichet, y obtener dinero contante y sonante a cambio de una rebaja respecto al nominal del bono. En función del tipo de subyacente, de la calificación (el BCE solo acepta bonos de titulización con una nota mínima de A–, cuatro peldaños por encima de la nota de bono basura) y del vencimiento, el Banco Central aplica descuentos del 4% al 20%.
Pero el objetivo de estos bonos no es que acaben en el balance del BCE sino que los compren los inversores. Es decir, que el mercado sea real. Dos reglamentos europeos de finales de 2017, el 2017/2401 y el 2017/2402, que pueden consultarse en la edición web de CincoDías, ya establecen las normas básicas para lograr esta misión. Son las denominadas titulizaciones simples, transparentes y normalizadas (STS, por sus siglas en inglés).
“Son un arma adicional para obtener liquidez. Las principales entidades estamos estudiando su utilización. Las características principales son que se obliga al originador a retener al menos el 5% de los activos, y a que se deban realizar muchos escalones de riesgo [tranches, en la jerga], que pretenden ser homogéneas en todos los países y que, además, habrá sanciones en caso de que no se cumplan las exigencias. Todo ello puede contribuir positivamente a una mayor confianza en el activo”, señala Guillermo Monroy, director de Tesorería y Mercado de Capitales de Banco Sabadell.
Se pensó en endurecer el criterio de que el creador del instrumento se quedara con más del 5% de los activos, lo que hubiera penalizado el consumo del capital. Pero finalmente la UE ha sido benévola y ha decidido dar un impulso a este instrumento. La regulación aún está pendiente de que la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) elabore las normas técnicas, previstas para antes del 18 de julio, con el objetivo de que esté totalmente lista en enero de 2019, pero las entidades ya sondean el mercado para vender bonos de titulización retenidos en balance. “Estamos mirando que cumplan los criterios por si hay que colocarlos al mercado”, explican fuentes financieras.
“La nueva regulación europea está pensada, entre otros objetivos, para reactivar el mercado tras la caída desde los récords que se alcanzaron en 2007. Las entidades analizan ya estas operaciones para obtener liquidez del propio mercado”, señala Curra Munuera, socia de CMS Albiñana & Suárez de Lezo.
De momento las titulizaciones se usan como moneda de cambio para lograr liquidez del BCE, pero esa barra libre puede tener los días contados. “Ahora los bonos de titulización podrán ser simples, transparentes y armonizados y por tanto una herramienta clave, primero para lograr fondos, y después para liberar balance como antes”, según Munuera.