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2018 va a ser muy parecido a 2017, esperamos menos de lo mismo

El año está empezando extraordinariamente bien, como lo pone de manifiesto cualquier informe de banco o entidad financiera, que augura crecimiento económico y estabilidad. Son buenas noticias. Ahora bien, tenemos que definir lo que nos espera en 2018, que va a ser muy parecido a 2017, pero no tan bueno: buenos resultados empresariales, pero no tanto como el año pasado y menos rentabilidad en activos de renta variable. La hoja de ruta es buena, pero no tan sencilla como el año pasado.

En renta fija en 2017 han sorprendido los bonos de EEUU a diez años, que han proporcionado rentabilidades mayores de lo esperado. Este año es previsible que su rentabilidad a vencimiento sitúe por encima del 3%, con lo que puede ser algo interesante. Pero en conjunto la deuda soberana de mercados desarrollados este año va a seguir sin dar nada o perdiendo.

También hay que tener en cuenta que en 2017 la dispersión de rentabilidades ha sido muy alta. El sector tecnológico ha tenido un año extraordinario y su índice global subido más del 40%. De todas formas, sigue siendo muy destacable su capacidad de generación de flujo de caja. Sin embargo, energía y telecomunicaciones se han comportado mucho peor. También ha destacado el buen comportamiento del mercado asiático. Incluso la bolsa europea en dólares lo ha hecho mejor que la de EEUU, 25% frente a 21%.

Rentabilidad esperada en renta variable del 5 al 8%

En 2018 mediante renta variable, tanto de EEUU como europea, el inversor puede obtener en 2018 entre 5% y 8%, pero ya no rentabilidades de doble dígito, pues se está agotando algo el ciclo, aunque una de las sorpresas positivas puede ser Europa. Hay que tener en cuenta que en 2017, por primera vez desde 2010, el aumento de beneficios ha superado las expectativas, 15% anual por el índice mundial MSCI ACWI frente a previsiones del 13%. De hecho al crecimiento de beneficios empresariales es atribuible 60% de una rentabilidad del 25% en 2017, doble que el debido al aumento de precio-beneficios. Pero este año puede haber incrementos de beneficios entre 8% y 10%, sin sobrepasar las estimaciones.

Hay que vigilar la inflación y la volatilidad

De lo que puede haber más en 2018 y conviene vigilar es inflación y volatilidad en los mercados, los cuales no han estado presentes en 2017. Pero la inflación a tener en cuenta es la que pasa del 4% o sobrepasa al crecimiento del PIB. En EEUU puede llegar a estar algo por encima 2%, precisamente el objetivo desde hace años de la Reserva Federal. En Europa está en 1,5% y puede acercarse al 2%. En este contexto el inversor no debe preocuparse. Además, nuestro escenario de trabajo es que los bancos centrales van a seguir siendo muy transparentes, con cambio de forma muy gradual, sin arriesgar el crecimiento económico.

Por su parte en mercados emergentes la inflación puede aumentar al 3,5% en 2018, desde 3,3% de 2017, aun así, de las más bajas de los últimos cinco años. Es previsible divergencia entre países emergentes productores -que tienen presiones inflacionistas- y los exportadores de materias primas -donde la inflación puede bajar al 5,9% desde 7,2%-. En India puede llegar al 5,3%. Sin embargo, en Argentina vemos la caída más fuerte, desde 24% de 2017 a 18% en 2018.

Exposición estructural en Emergentes

El caso es que si el inversor precisa rentabilidades de doble dígito debe tener exposición a mercados emergentes, donde no vale todo y hay que asumir riesgo y volatilidad. En 2017 las rentabilidades en renta fija de mercados emergentes fueron del 15%, 35% en renta variable. Para 2018 consideramos más renta variable de mercados asiáticos, especialmente empresas de orientación doméstica, acciones relacionadas con inversión en capital fijo y rezagados emergentes, como Rusia, que está saliendo de recesión y puede aprovechar la subida de las materias primas. Sin embargo, las acciones en Brasil y México no están baratas. Además, puede haber oportunidades en deuda en moneda local de Turquía y Rusia, con rentabilidades a vencimiento del 5% y previsiones de menor inflación. En Latinoamérica consideramos más interesante invertir en renta fija.

En conjunto el inversor debería tener una exposición del 3% al 5% de la cartera en mercados emergentes.

Además, el inversor, siendo algo innovador, puede fijarse, como complemento de la inversión global en acciones, en Mega tendencias e invertir en Fondos Temáticos que dan exposición a industrias relativamente independientes del ciclo económico, con horizonte de inversión entre cinco y diez años, plazo en el que ha habido poco riesgo de equivocación. Aquí el peso de en de su cartera de renta variable puede ser de 5%.

Hay que ser tremendamente selectivos en la búsqueda de oportunidades

El caso es que hay que ser tremendamente selectivos en la búsqueda de oportunidades, pues no hay nada barato en términos absolutos. Al respecto la gestión pasiva ha tomado protagonismo en las carteras de los inversores -y lo va a seguir teniendo-, pero es previsible que los próximos años, a medida que entramos en un mercado donde lo que prima realmente son los fundamentales de las empresas, tenga menor relevancia. De hecho, este año la volatilidad va a ser un factor muy interesante y entendemos que el 2018 será un punto de inflexión, donde tomarán más protagonismo los gestores activos.

Hay que tener en cuenta que el inversor español, muy conservador, tiene que comprender que puede seguir la regla 80/20, es decir en 80% de las decisiones seguir como hasta ahora, pero en el 20% restante incorporar activos de riesgo, renta variable, crédito y otros activos, en contacto con su asesor, con vistas a generar algo más de rentabilidad en un plazo de dos a tres años, siendo muy disciplinado.

Gonzalo Rengifo, director general de Pictet AM en Iberia y Latam

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