15 claves para que un hombre vista con estilo en el trabajo
Una adecuada imagen, que no significa llevar prendas caras, marca la diferencia entre tener éxito o no tenerlo El 50% del acierto de la vestimenta de un hombre se encuentra en los complementos, sobre todo en los zapatos y en los calcetines
Hay ocasiones en las que cuando un cliente viene a nuestra sastrería para encargar una prenda, y comenzamos a hacer la selección de colores, diseño y tejidos, comenta “es igual, es para trabajar”, no puedo evitar quedarme sorprendido y pensar en el poco valor que le da a su imagen en el trabajo”. La reflexión es del sastre granadino Bere Casillas, autor del libro Hombres con estilo (LID Editorial), quien asegura que eso demuestra la poca importancia que algunos le dan a la actividad que desempeñan. Por el contrario, cuando alguien demuestra cierta ambición laboral, trata de ir sumando detalles a su alrededor, como aumentar su formación técnica, ampliar su área de decisión y mejorar su capacidad de liderazgo. Pero también cuidar su imagen, tanto como la personal como la de la empresa. Para ello, conviene atender una serie de recomendaciones.
1. Examinar el código de vestimenta de la empresa. Si se trata de una firma casual, que se vista con traje y corbata puede causar extrañeza o rechazo. Por el contrario, si se trabaja en una empresa clásica y sobria con un código de vestir convencional y cerrado, un aspecto informal generará un impacto negativo y no se considerará correcto.
2. Vestirse para lo que se quiere ser. Un campeón mundial de cualquier disciplina deportiva no alcanza el título por casualidad. Toda la vida se ha estado preparando para superar este reto, ha proyectado su vida hacia ese objetivo, reflexiona Casillas. Una persona con aspiraciones que quiera alcanzar un objetivo profesional mayor que el que ahora tiene que proyectar la imagen que desea trabajar, y a partir de ese instante empezar a vestirse y actuar para lograr su proyecto de futuro. Conviene no vestir por imitación, lo que hagan los demás es asunto de ellos.
3. En el término medio está la virtud. Optar por un estilo radical o llamativo a la hora de vestir en el mundo de la empresa y de los negocios no es la mejor elección. Un ejemplo es Steve Jobs, que antes de que Apple se convirtiera en objeto de deseo para millones de personas, y tenía que buscar financiación para lanzar la compañía, no usaba la misma imagen a la que acostumbró al mundo cada vez que lanzaba uno de sus productos: pantalón vaquero con un jersey de cuello negro. En ese momento, agrega el sastre Casillas, había logrado su objetivo y podía darse el lujo de mostrar un estilo propio y bien definido. Pero alguien que aún está en el camino, decantarse por el exceso en la forma de vestir, o recargado en complementos, detalles o colores, no es lo más adecuado.
4. Aprender a saber elegir. Un paso hacia la madurez en cuanto al estilo es el momento en que cada uno es capaz de comprar las prendas por sí mismo. Esto significa tener criterio y saber en cada momento qué se necesita, para cuándo se necesita y sobre todo el presupuesto que se destinará a ello. Se trata de no ser un hombre percha, y de tener cierta curiosidad para descubrir nuevos establecimientos de compras. Porque las compras impulsivas son la mayor ruina para el armario, por tanto, estas deben ser meditadas y realistas.
5. No es cuestión de dinero. Una prenda carísima no lleva cosida la etiqueta del éxito, como tampoco vestir de una prestigiosa firma internacional garantiza tener estilo. Lo que marca este es el gusto personal, una cuidada selección y tener muy claro lo que se quiere conseguir. Aunque, “no nos engañemos, cuántas más posibilidades económicas se tienen, más fácil es acceder a determinadas prendas y complementos, pero es preferible pagar por un buen asesoramiento que por una prenda muy cara”, señala Bere Casillas.
6. El 50% del estilo. La diferencia entre un hombre bien vestido y otro marcando estilo está en los complementos. Por tanto, el 75% de las adquisiciones que se hagan que sean complementos de calidad. Y son los zapatos la estrella en cuanto a los accesorios, y los que más descuidan los hombres. De hecho, según el citado experto, una persona que respeta y cuida el calzado que usa, suele transmitir la imagen de ser una persona que cuida los detalles, las formas, suele ser metódica, cumplidora y estricta. Una bufanda o un fular da un toque estiloso a quien lo lleva. También el calcetín es un elemento a cuidar, ya que el color de este determina también la actitud con la que se mira la vida. Se puede, afirma Casillas, combinar con el color de la corbata, del cinturón, del jersey... todo, con tal de reservar el color negro para eventos de gala o situaciones muy formales.
7. La camisa blanca, un seguro. Va con todo, mientras que la de rayas solo se usan en los negocios. Los grandes estampados son casual. Un color liso es un acierto, y siempre de manga larga. Conviene evitar, además de la manga corta.
8. El color negro en trajes. Solo es adecuado para la noche, eventos de gala o fiestas, no para la empresa o para bodas como invitado. Cuanto más claro sea el color en más informal se convierte el trabajo. Las rayas se consideran formales, los cuadros (Príncipe de Gales, cuadro ventana...) resultan más casual. El largo de la americana debería estar entre los nudillos y la primera articulación de los dedos, siempre con el brazo completamente extendido. Aunque la tendencia este año va hacia el traje más corto, no sobrepasando el nudillo del dedo pulgar.
9. El largo de la manga de un traje. Debe permitir ver al menos 1,5 centímetros del puño de la camisa con los brazos completamente extendidos. Si los puños de la camisa no se aprecian, la manga está excesivamente larga.
10. Los botones. El último de la americana jamás se abotona, jamás. Si la chaqueta del traje tiene tres botones frontales, conviene seguir una regla: el botón más alto puede abotonarse o no, el central se abotona siempre, y el último nunca.
11. El largo de un pantalón. Debería permitir que apoyara de forma natural ligeramente sobre el zapato, sin arrugarse excesivamente. Cuantas más arrugas se formen al contacto con el zapato, más cortas se verán las piernas.
12. Los tirantes son chic. El traje con corbata debería no llevar cinturón y, en su lugar, usar tirantes sujetos al pantalón con botones, y nunca con pinzas metálicas. "Sí, lo sé, misión casi imposible que el hombre tirantes en lugar de cinturón, por eso se resiente tanto el estilo entre los hombres", afirma Bere Casillas. El cinturón en el traje, aconseja, es ideal para usar sin corbata.
13. La importancia del forro interior. Deja de ser un simple protector para la prenda para convertirse en un complemento más de estilo. Usar forros estampados o con colores llamativos es un elemento de distinción.
14. Un pañuelo en el bolsillo de color, nunca debe ser igual a la corbata. Se trata de un detalle que no pasará inadvertido.
15. El teléfono móvil se lleva en los bolsillos interiores de la americana, jamás en los bolsillos del pantalón. La cartera también se lleva en los bolsillos de la chaqueta, nunca en el bolsillo del pantalón y bajo ningún concepto en el trasero.