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La economía mundial mantiene el impulso

Desde el punto vista macroeconómico global el fondo sigue siendo muy bueno. Los principales indicadores siguen subiendo y la actividad de fabricación tocado máximos desde principios de 2011. De hecho la actividad económica aumenta en países desarrollados y emergentes. Así que el crecimiento global puede ser 3,4% este año, el más elevado desde 2010.

Así, en EEUU las condiciones del mercado de trabajo y bajo endeudamiento de los hogares apoyan el gasto de los consumidores. Los efectos de los huracanes Harvey e Irma pueden reducir alrededor de 0,5% el PIB el tercer trimestre pero compensarse con gasto de construcción y vivienda. Además la inflación está contenida muy por debajo del máximo de febrero de 2,3%. Mientras la recuperación gana fuerza en la zona euro, con crecientes ventas al por menor, mejora del sentimiento del consumidor y trabajo, así como inversión de empresas. De hecho la confianza ha aumentado a máximos de diez años en septiembre y es previsible un crecimiento anualizado del PIB al 3%. A ello se añade que el crecimiento de China se mantiene estable y en otras economías emergentes las ventas al por menor fuertes. El sentimiento del consumidor en estos países ha alcanzado el nivel más alto desde 1993.

Al mismo tiempo los beneficios empresariales muestran recuperación amplia y sincronizada de doble dígito por primera vez desde 2012. Así que prevemos soporte para la renta variable, al menos en línea con el crecimiento de beneficios empresariales. Sin embargo en EEUU los beneficios cotizan de manera cíclicamente ajustada a niveles no vistos desde 1999, al igual que la proporción de capitalización del mercado de acciones sobre PIB y esto es motivo de preocupación.

Los bancos centrales van a marcar el ritmo

En cualquier caso tenemos que fijarnos en los bancos centrales, que van a marcar el ritmo. De momento comienzan a retirar estímulos pero las condiciones monetarias mundiales siguen favorables, con bajas presiones inflacionarias, que pueden permitir normalizar a ritmo suave. En conjunto podemos esperar dos a tres trimestres con tipos de interés bajos y reducción de balances de los bancos centrales de manera muy transparente.

De hecho no parece que el BCE vaya darnos ninguna sorpresa y es probable que anuncie la reducción de su plan de programa de compra de bonos este octubre, con una salida de política monetaria expansiva gradual, aunque con Merkel y cuatro años de gobierno en Alemania puede haber mayor presión del Bundesbank. Por su parte la Reserva Federal está pendiente de las políticas de la administración Trump. Esperamos que la inflación en EEUU se mueva hacia 2% en 2018, aunque cualquier aumento inesperado de la misma puede llevar a aumento de tipos interés más acelerado. De todas formas los préstamos bancarios en EEUU son inusualmente débiles para esta etapa de su ciclo de negocios y la reducción del tamaño del balance de la Reserva Federal puede tener impacto negativo, a menos que el gobierno de EEUU facilite la flexibilización del sector bancario y ayude a impulsar los préstamos a hogares y empresas.

Asignación de activos: el crecimiento armonizado debe apoyar la renta variable

En este estado de cosas el mercado alcista en renta variable ha tocado límites históricos por valoración, aunque es previsible que permanezca la tendencia alcista un par de años, si bien no necesariamente en todos los mercados.

A corto plazo sobre ponderamos renta variable zona euro y de Japón. Ambos mercados pueden beneficiarse del rebote del dólar, ganando competitividad para sus exportadores. Japón es de los mercados más baratos y su renta variable históricamente sube 20% con una apreciación de 10% del dólar contra el yen.

Sin embargo EEUU es el más caro de los mercados, con una relación cíclicamente ajustada de precio/beneficios de 30 por el índice S&P 500 y una capitalización sobre PIB en máximos desde el año 2000. En conjunto las acciones de EEUU están 20% más caras que las mundiales. De todas formas su sector financiero – tercero mayor del índice de renta variable S&P 500– puede resultar más atractivo con el aumento de tipos de interés de la Reserva Federal y posible impulso de la administración de Trump en desregulación financiera.

Así que hay oportunidades, aunque algún ruido como el que tenemos en España actualmente. Claramente lo que está pasando en Cataluña resta en todos los frentes desde el punto vista de mercados. Hay que tener en cuenta que a ninguna empresa de ningún sector le gusta la incertidumbre.

Seguimos viendo potencial a largo plazo en emergentes

Seguimos viendo potencial a largo plazo en emergentes, cuya renta variable ha llegado a subir 20% este año y cuyos precios siguen bastante atractivos, aunque el rebote del dólar -tras la decepción respecto a las políticas de Trump y exceso de sentimiento negativo han mejorado las perspectivas de reforma fiscal el primer trimestre de 2018-, nos impide aumentar esta exposición.

En deuda de mercados emergentes hemos pasado a neutral tras un fuerte flujo de entradas y que el índice JPMorgan GBIEM índice llegara a subir 9,1% en dólares desde comienzo del año, con cada vez más riesgos ante la perspectiva de fortalecimiento de dólar. En cualquier caso, aunque no todos los inversores están preparados para activos de mercados emergentes, es momento de contemplarlo. Hay que tener en cuenta que con la crisis catalana el Estado español ha tenido que emitir deuda a cinco años con rentabilidad a vencimiento 0,58%, habiendo subido desde 0,25%. Pero el cupón de un bono de deuda emergente grado de inversión paga por encima del 5%, diez veces más. Incluso la deuda empresarial de emergentes muestra rentabilidad a vencimiento de 4% a 4,5%. Además la inflación en emergentes ha caído al 3% en promedio móvil trimestral, la más baja desde 1970, lo que debe permitir a sus bancos centrales mantener o reducir tipos de interés para estimular sus economías, favoreciendo la revalorización de sus bonos.

Conviene la gestión activa

En cualquier caso los fundamentales van a dirigir la identificación de oportunidades y conviene la gestión activa. Es el caso en fondos de inversión, donde ha habido menos entradas en Septiembre, pero de manera coyuntural, teniendo en cuenta que la industria muestra cuatro años de aumento de activos gestionados.

Esta evolución refleja que el inversor tiene a su disposición un asesoramiento profesional y que las entidades financieras, independientes o no, proporcionan una oferta de calidad –sobre todo a través de fondos perfilados que permiten satisfacer necesidades de cualquier tipo de ahorrador, desde el más pequeño al más sofisticado-. Además, aunque tenemos que seguir haciendo un esfuerzo de formación financiera empezamos a despuntar respecto al resto de Europa. De hecho es destacable en nuestro país el alto nivel de capilaridad del sistema financiero, que facilita el acceso al ahorrador a muy buenas soluciones de inversión. Así que esperamos que la aplicación de la directiva Mifid II impulse más al fondo de inversión y no suponga trabas a este desarrollo tan favorable.

Gonzalo Rengifo, director general de Pictet AM en Iberia y Latam

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