Así contribuye la abogacía a mejorar la vida de las mujeres de aldeas aisladas
Mujeres que no saben leer ni escribir se convierten en ingenieras solares Este es un de los proyectos en los que colabora el despacho Hogan Lovells
Rafea es una beduina jordana con 6 hijos y cuyo marido la comparte con otra esposa, junto con Ameenata y Haja, se embarca en una aventura que cambiara su vida y la de toda su aldea, un remoto poblado de Tombuctu, Mali. A pesar de no saber leer ni escribir, se atreven a marcharse durante 6 meses a la India para convertirse en "ingenieras solares". Enfrentándose con ello, a sus maridos y comunidades de origen que no entienden que estas mujeres abandonen a sus hijos para irse a estudiar al extranjero.
Esta es una de las historias del proyecto del Barefoot College (universidad de los pies descalzos), en Tilania, en la provincia india de Rajasthan, donde enseñan a mujeres que no saben leer ni escribir a construir reguladores de carga, inversores de corriente, montar paneles solares y enchufarlos a baterías de ciclo profundo. De este modo, cuando vuelven a sus aldeas de origen, enseñan a otras mujeres lo que han aprendido y gracias a los materiales que les envía Barefoot, consiguen que la luz llegue, a veces por primera vez, a sus remotos pueblos.
Se trata del proyecto de las "solar mamas" que ha atraído al despacho internacional Hogan Lovells, el cual se ha involucrado no sólo con apoyo económico (hasta 250.000 dólares de donación durante los años que dura la colaboración) sino también ofreciendo asesoramiento jurídico pro bono a la organización Barefoot College. Así, les ayudan en la elaboración de contratos de exportación de los materiales de los paneles solares a los países de residencia de las solar mamas o el apoyo para establecerse como fundación de Reino Unido. Además, aprovechando la presencia del despacho en más de 20 países en todo el mundo, Hogan Lovells asiste a la organización Barefoot para que pueda abrir nuevos centros regionales de formación y expandir sus actividades en África, Asia y América Latina.
Su participación incluye también dar visibilidad a las actividades de la organización entre las comunidades locales a través de talleres de formación en energías solares y pobreza energética en los colegios con programa Barefoot Futures. Y entre sus clientes corporativos, a través por ejemplo de la convocatoria de los premios a la innovación solar (Solar Innovation Awards), en los que un jurado compuesto por abogados de la firma y representantes de clientes corporativos premiarán con apoyo económico y jurídico a empresas procedentes de países en vías de desarrollo que usen energía solar para mejorar la vida de las mujeres y niñas.
Pero esta no es la única actividad pro bono que realiza Hogan Lovells. La política interna de este despacho establece que todos sus empleados dediquen al menos 25 horas al año a actividades de voluntariado o asistencia jurídica organizados desde el despacho. De manera que, los abogados del despacho se implican principalmente en proyectos de asistencia jurídica gratuita, pro bono, mientras que el personal no jurídico colabora en acciones de voluntariado como el apoyo en comedores sociales o la realización de talleres en colegios.
Cada oficina de Hogan Lovells cuenta con un comité pro bono que tiene la libertad de elegir las organizaciones con las que quiere colaborar. Teniendo siempre en cuenta las prioridades del despacho. Una de ellas, es la apuesta por el empoderamiento de mujeres y niñas. En relación con ello, HoganLovells participa en un proyecto de la organización "Coaching for Hope", que trabaja en Sudáfrica con el objetivo de concienciar sobre los derechos de las mujeres y las niñas, en particular de aquéllas que practican deportes. Y es que el país africano tiene una alarmante cifra de mujeres víctimas de agresiones sexuales, la cual se dispara si éstas además practican de forma habitual algún deporte. La labor de Hogan Lovells en este proyecto es la preparación de los folletos informativos sobre sus derechos, que la organización reparte entre las niñas que participan en sus actividades deportivas.
...Y los universitarios colaboran en la difusión y defensa de los Derechos Humanos
Estudiantes de Derecho que prestan asistencia legal en instituciones judiciales y de defensa de Derechos Humanos, de manera gratuita en países de América Latina, África o Asia. En ello consiste una parte de la labor que realiza Servicio Universitario para el Desarrollo de ESADE (SUD).
Este programa, en el que participan no solo estudiantes sino también profesores, personal de ESADE e incluso antiguos alumnos, promueve en palabras de su director Jaume Marangues "experiencias profesionales transformadoras". Los estudiantes, tanto de los grados como de los Masters, a través del programa "Prácticas Profesionales Solidarias" tienen la posibilidad de realizar sus prácticas académicas trabajando durante alrededor de 3 meses en instituciones de América Latina, África o Asia.
Cada año se escogen las instituciones con las que se trabaja en función del perfil de alumnos y del grado de concreción e interés de los proyectos que presentan.
Uno de estos proyectos es en el que colaboran con IDHUCA, el Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana (UCA) José Simeón Cañas de El Salvador. Se trata de una institución especializada en la defensa de Derechos Humanos, que presta asistencia legal en casos de vulneración de derechos básicos, petición de refugio o justicia transicional, entre otros.
La labor de los estudiantes de SUD ESADE apoyan al departamento jurídico del IDHUCA en la redacción de sentencias y actas, y en el seguimiento de los casos. Por ejemplo, en 2017 tres alumnas participaron en la denuncia de cárceles clandestinas en El Salvador, en las que supuestamente se encerraba a jóvenes escogidos de manera arbitraria que permanecían incomunicados durante meses.