España se queda atrás en recursos y equipos de radiación
Una de cadatres máquinas supera la edad recomendadade diez años
La radioterapia es capaz de curar el 40% de los cánceres, frente al 50% de la cirugía y el 10% de la quimioterapia, según la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR). Sin embargo, el tratamiento de radioterapia solo supone el 5,1% de la partida directa que Sanidad dirige a esta enfermedad y un 2,5% de la inversión sanitaria total. Unos datos que chocan con los destinados a quimioterapia, ya que suponen el 3% del gasto sanitario y el 10% del desembolso en fármacos.
Carlos Ferrer, presidente de la Sociedad Española de SEOR, explica esta diferencia: “El dinero destinado a quimioterapia sale directamente de los gastos corrientes del hospital, junto al resto de fármacos, el agua, la luz, el teléfono..., mientras que para radioterapia procede de las partidas destinadas a inversión y es muy complicado dirigir dinero a este fin”.
La realidad es que España está a la cola de Europa en equipamientos. SEOR recomienda disponer de seis o siete aceleradores lineales (máquina más utilizada para el tratamiento de radioterapia) por cada millón de habitantes y en nuestro país la cifra no llega a cuatro aceleradores y medio por millón de personas. Como consecuencia, tres de cada diez pacientes que necesitan en España radioterapia no la reciben, puntualizan en SEOR.
“Pero el problema de España no es solo la falta de aceleradores lineales, sino su antigüedad”, afirma el doctor Javier Serrano, adjunto al servicio de oncología radioterápica del Gregorio Marañón y responsable de cáncer de pulmón en el hospital. “Un acelerador debería utilizarse diez años como máximo, según las indicaciones de fabricantes y asesores europeos, pero la realidad es que en nuestro país uno de cada tres equipos tiene más años”, continúa.
“Como consecuencia de la larga vida que se obliga a tener a los equipos, que trabajan de media 12 horas al día, a menudo se producen averías que interrumpen y retrasan los tratamientos”, apunta Manuel Algara, jefe del servicio de oncología radioterápica del Hospital del Mar. “Hace 15 años no existían los avances tecnológicos de ahora, por lo que los aceleradores, además de viejos, están obsoletos”, reitera Fernando López Campos, facultativo especialista en oncología radioterápica del Hospital Ramón y Cajal. SEOR va más allá y denuncia que la mayoría de las máquinas no pueden realizar adecuadamente los tratamientos, por lo que limitan la curación de la enfermedad.
Los aceleradores de protones cuestan 20 millones de euros
Avances
Los aceleradores lineales han avanzado enormemente en los últimos años, las máquinas actuales destinadas a la radioterapia externa son capaces de limitar el daño ocasionado por la radiación en los tejidos sanos y eliminar mejor el cáncer al enfocar la dosis de radiación únicamente en el tumor. “En la actualidad, cualquier máquina del mercado es capaz de guiarnos por imagen, por lo que podemos intensificar la potencia dirigida directamente al tumor, reduciendo los tiempos de tratamiento a la vez que evitamos radiar el resto del cuerpo”, ilustra el doctor Serrano.
Una máquina de última generación tiene un coste entre el millón y medio y los tres millones de euros, pero los expertos inciden en que el tratamiento de radioterapia solo implica esta inversión inicial. “El gasto medio de este tratamiento por paciente está en los 1.000 euros y un mismo acelerador es capaz de tratar una media de 4.500 pacientes en su vida. Es evidente que la radioterapia implica un coste importante inicial, pero a la larga merece la pena”, declara el presidente de SEOR. “Lo que no tiene sentido es que se invierta en fármacos y no se invierta en radioterapia. Sanidad debe destinar dinero a esta especialidad”, sostiene López Campos.
Inversión
A principios de verano conocimos la noticia de la donación de 320 millones para equipos de diagnóstico y tratamiento del cáncer por parte de la Fundación Amancio Ortega. “Esta donación nos permitirá renovar los equipos y ponernos, más o menos, a la altura del resto de países europeos”, celebra Javier Serrano.
Esa expresión de “más o menos” utilizada por el doctor se explica porque aunque los equipos de los que se dispondrán, tras utilizar el dinero de la donación, serán de última generación, faltarán aceleradores para llegar al número recomendado por habitante y, además, no permitirá a España el acceso a una máquina de protones.
“Tenemos máquinas que superan los 20 años de vida. A raíz de la donación, algunas de las partidas que iban a destinarse a cambiar máquinas obsoletas se van a dirigir a otras especialidades, y eso es un error. España, por ejemplo, debería contar con máquinas de protones”, afianza López Campos.
Los protones se utilizan sobre todo en los tratamientos de cáncer pediátrico, además de para los de cerebro, médula, pulmón y próstata. “Los aceleradores lineales que tenemos en España trabajan con fotones, y por muy controlada que esté la radiación, al fin y al cabo, al tratarse de un haz de luz la radiación se termina dispersando. Este hecho produce que los niños terminen desarrollando otros tumores a la larga por culpa de haber recibido radiación. Con los protones este problema se elimina”, avala Serrano.
La ausencia de aceleradores de protones en la Península se resuelve enviando a los pacientes, sobre todo niños, a otros países de Europa, como Francia, Suiza o Alemania. “Un país de la renta de España debería tener entre dos y cuatro máquinas de protones. Es cierto que cada una de ellas requeriría una inversión de más de 20 millones de euros, pero nadie se cuestiona la construcción de carreteras o que el AVE llegue a más poblaciones”, denuncia Carlos Ferrer, de SEOR.
Natalia Carballo, de la clínica MD Anderson afirma que la sanidad privada está más avanzada que la pública en los tratamientos de radioterapia aunque también cuenta con equipos que superan los diez años de vida y la máquina de protones tardará en llegar. “Quirón Salud ya nos ha anunciado que tiene intención de equipar a Madrid con una máquina que podremos utilizar todos los hospitales de la red, pero no sabemos cuándo llegará; calculo que en unos dos años”, comenta Ricardo Esco, jefe de oncología radioterápica del Hospital Quirón Salud de Zaragoza.
Formación
Profesionales. Además de oncólogos especialistas en radiación, el servicio de radioterapia necesita físicos, dosimetristas, enfermeras y técnicos. La formación de los cuatro primeros es destacada en España, al contrario de la de los técnicos. “Los programas formativos necesitan una actualización con urgencia. Están completamente desfasados”, denuncia Ignacio López, profesor de fundamentos físicos y equipos del centro de FP San Juan de Dios. Por ello, centros como el MD Anderson han decidido formar a su personal. “Nuestros programas son de alto nivel; muestra de ello es que muchos técnicos terminan en la sanidad pública”, afirma su jefa de servicio oncológico, Natalia Carballo.