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Los precios de Apple se salen de la vía conocida

La convención en la industria es que los productos cada vez sean más baratos El diseño y la escasa competencia permiten que el iPhone X cueste más que modelos anteriores

Apple se está saliendo del camino conocido con su último iPhone. En medio de toda la fanfarria que rodea la nueva versión de su revolucionario dispositivo es noticia que comenzará a venderse a 999 dólares, la más cara de todas. Eso desafía la convención de la industria de que los productos suelen ser más baratos.

El iPhone X incluye muchas actualizaciones llamativas. Su pantalla es más grande y brillante. Los procesadores son más potentes, la cámara es más nítida y se desbloquea mediante reconocimiento facial.

A pesar de todo, no está a la altura del bombo que le ha dado Tim Cook, el jefe de Apple, que lo define como el “mayor paso adelante desde el iPhone original”. Tras una década produciendo dispositivos innovadores, el ritmo de las mejoras tecnológicas se está ralentizando.

El mercado también está madurando. Se espera que a nivel mundial las entregas aumenten menos de un 5% este año, según IDC. En este nivel, las empresas pasan de tratar de ganar nuevos clientes a robar cuota de mercado a sus rivales reduciendo los precios, lo cual reduce la rentabilidad. Sin embargo, Apple no muestra signos de parecerse, por ejemplo, a un fabricante de PC.

De hecho, Apple ha mantenido el precio promedio del iPhone relativamente estable, aproximadamente entre los 600 y 700 dólares. Los teléfonos viejos tienen precios reducidos, los nuevos cobran una prima y Apple convence a algunos clientes a pagar más por más memoria. Pero el precio máximo está subiendo: hace dos años era 150 dólares menor que el actual.

La obsesión con el diseño de Apple ayuda a los compradores a justificar un precio asombroso. Un sistema operativo que se integra bien, en general con otros productos de la compañía se suma al atractivo. Y muchos clientes ya han elegido o Apple o Android. Un teléfono comparable de Samsung no es mucho más barato, y a la mayoría de la gente no le vale la pena cambiar.

Tom Siebel, que dirigió el fabricante de software Siebel Systems, dice que la cantidad de computación que hay en un iPhone habría costado unos 1.000 millones de dólares en 1970. Verlo así ayuda a la gente a vivir con el poco común poder de fijación de precios de Apple.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías.

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