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El Foco
Tribuna
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El presente y el futuro del vehículo eléctrico

Invertir en puntos de carga rápida elevaría la presencia de estos coches en España

Vivimos en el siglo XXI, con importantes avances tecnológicos y con las puertas abiertas al conocimiento en prácticamente todos los campos. Contamos con progresos hasta hace pocos años inimaginables: células madre, exoesqueletos, viajes espaciales, realidad virtual... pero para una de las asignaturas pendientes, el problema de la polución, no hemos podido encontrar alternativas que sean masivamente adoptadas, y sigue siendo el vehículo con motor de combustión del siglo pasado, el que utilizamos diariamente para desplazarnos, en lugar de los nuevos coches eléctricos.

¿Por qué no es más popular su uso? Si solo ofrecen ventajas, ¿qué nos detiene? Está comprobado que la utilización del vehículo eléctrico significa una mejora sustancial en el medio ambiente, produce menos ruido en las calles, conlleva un ahorro económico, pues cada 100 km aproximadamente supone un gasto de un euro, su mantenimiento es casi inexistente y en numerosas ciudades premian su uso con privilegios en parkings y reducción de impuestos. Sin embargo, es cierto que las ventas se han incrementado, pero su volumen sobre el total del parque automovilístico es todavía muy bajo, apenas el 0,3 % en España.

A día de hoy, la respuesta a este bajo índice está vinculada a tres aspectos fundamentales: precio elevado, existencia de pocos puntos de carga y una autonomía que no sobrepasa los 200 km. Ante estas circunstancias, tener un vehículo de estas características puede ser sinónimo de dificultades, a menos que a quien corresponda invierta en dar soluciones. Las administraciones, por ejemplo, deben apoyar y subvencionar la utilización de este tipo de vehículos, los ingenieros deben diseñar puntos de carga cada vez más rápidos y los fabricantes tendrán que sacar al mercado coches con mayor autonomía.

De esta forma, podemos prever que el ciudadano considerará también más seriamente la inversión en un coche de energía limpia cuando vea que es una opción apoyada por políticas de desarrollo urbano, y muchos se apuntarán a esta tendencia, incluso si el coste sigue siendo elevado en relación al vehículo convencional.

No en vano, la propuesta de que a más puntos de carga rápida, se incrementará el uso de coches eléctricos, no es solo una hipótesis sino un hecho comprobado. En Reino Unido, tras realizar una importante inversión en los últimos meses con la instalación de más de 1.000 cargadores, han duplicado su parque móvil, pasando de 25.000 vehículos eléctricos a un total de más de 53.000.

Actualmente, si bien en el territorio español se dispone de puntos de carga, estos son en su mayor parte de carga lenta, lo que se traduce en que el vehículo debe quedarse estacionado de 8 a 12 horas para lograr un 100% de su capacidad. Esto produce un bloqueo ineficiente del cargador que afecta a la utilidad final para el usuario.

Estoy convencido, tras los años de investigación que llevo en el desarrollo del cargador ultra-rápido, de que la disponibilidad de infraestructura de carga rápida será lo que proporcione el impulso definitivo al mercado del vehículo eléctrico en España, en sintonía con la autonomía del vehículo. Pero, ¿cómo se van a fabricar coches con una gran autonomía, si no exiten suficientes puntos de carga? Y, ¿cómo se va a implantar una extensa infraestructura de estaciones de carga, para un mercado con mas del 99% de automóviles de combustión?

Entonces, ¿qué fue antes el huevo o la gallina? Desde la Grecia clásica, los filósofos se han hecho esta pregunta, que podríamos extrapolar a: ¿qué es antes, la infraestructura de carga rápida o el coche eléctrico? Aunque los dos al mismo tiempo deben gozar de un progresivo desarrollo en investigación, preferentemente antes debe ser una adecuada y eficaz infraestructura de cargadores, con una amplia cobertura a nivel nacional, la que debe contar con el apoyo y las inversiones adecuadas para hacer realidad un medio de transporte más sostenible, más limpio y más seguro como es el eléctrico.

Para ello, es necesario que intervengan de forma coordinada sus principales actores: Gobierno y CC AA, empresas de suministro eléctrico y fabricantes de automóviles, para poder desarrollar planes sostenibles capaces de conseguir que el coche eléctrico vaya equiparándose al de combustión en pocos años.

En este contexto, es prioritario un nuevo marco normativo enfocado a que se reduzcan los costes de acometida y mantenimiento, que agilice la instalación de estaciones de recarga, y dote a las ciudades de herramientas para facilitar el desarrollo de estas infraestructuras. Así como la modificación de la norma vigente de la ITC para sustituir el porcentaje de carga en parking por cargadores rápidos.

Asimismo, el Estado español debe aumentar los actuales paquetes de ayuda a las instalaciones e incrementar las subvenciones y ayudas a las empresas eléctricas para ampliar y mejorar la red española, su producción y su investigación. Proporcionando así una infraestructura capaz de llegar a los ciudadanos y que puedan cargar el vehículo por la noche en su casa. Además, en los cascos urbanos, intensificar el número de puntos de carga para aquellos usuarios que no lo pueden realizar en su domicilio, con cargadores a partir de 60 KW.

Por lo que respecta a los fabricantes de automóviles, su campo de investigación debe ir dirigido a avances tecnológicos que permitan una mayor autonomía de los vehículos. Creo firmemente que todos los fabricantes deben incorporar tecnología de carga rápida en corriente continua en sus vehículos. De no ser así, limitan la posibilidad de disponer de estos vehículos, por muchas campañas de concienciación de respeto al medio ambiente que se hagan. El objetivo es tener una autonomía de 600km con una carga no superior a 10 minutos.

Así como los sucesos que han marcado nuestra historia han dejado su huella en el tiempo, tengo la certeza de que el boom del coche eléctrico marcará un antes y un después: su uso masivo será una auténtica revolución medioambiental.

Jofel Carregui es director general de Energer.

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