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Cinco años del discurso que salvó la construcción europea

La intervención del BCE ha funcionado y ha generado crecimiento La salida de España e Italia de la eurozona habría causado el fin de la UE

Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE)
Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE)Pablo Monge

"El BCE está dispuesto a hacer lo que sea necesario para preservar el euro. Y créanme, será suficiente”. Desde estas declaraciones recogidas el 26 de julio de 2012 en el discurso que el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, pronunció en Londres en una conferencia que marcó el destino del euro, ha llovido mucho. Según los expertos, el discurso quedó grabado como un momento único en la historia relativamente breve de la eurozona.

Cinco años después, las rotundas palabras de Draghi se recuerdan de manera alentadora, pues desde entonces la moneda comunitaria ha logrado sobrevivir. El mandatario del BCE se comprometió aquel 26 de julio de 2012 a luchar contra los “irracionablemente altos” costes de financiación de algunos Estados y a que la entidad intervendría si las elevadas primas de riesgo interfirieran en la política monetaria, para así evitar el hundimiento del euro. Y así fue. En aquel entonces los países más afectados eran España e Italia, pues según varios expertos de la gestora Natixis AM, ambas naciones afrontaban máximos históricos en sus primas de riesgo. En el caso de España, el diferencial entre la deuda a diez años española y alemana se encontraba en los 627,80 puntos básicos, mientras, a día de hoy, se sitúa en los 98 puntos.

El exgobernador del Banco de Italia reconoció que el problema de la crisis de la deuda soberana afectaba a la política monetaria de la zona euro y que, por tanto, entraba dentro de las competencias del BCE. La intervención del organismo comunitario se materializó en un programa de compra masiva de deuda pública en el mercado secundario centrado en los bonos a uno y tres años. Con esta actuación, el foco estaba puesto en aliviar la enorme carga financiera que tenían España e Italia, pues en el caso de nuestro país, el Eurogrupo destinó 100.000 millones de euros al sector bancario.

Según el estratega jefe de Natixis Global AM, David Lafferty, “el colapso económico de cualquiera de los dos países podría haber desencadenado una caótica desintegración de la zona euro. La proclamación de Draghi respaldada por la fuerza y los efectos del BCE fue suficiente para contrarrestar el miedo al contagio y extender el horizonte en el que podrían implementarse nuevos instrumentos de política como el Mecanismo Europeo de Estabilidad (ESM)”, explica, o lo que es lo mismo, el presidente del BCE volvió a poner al genio en la botella y dio a las naciones periféricas un gran respiro.

La crisis financiera que sufrían España e Italia había puesto sobre la mesa el gran interrogante: ¿Cuánto tiempo les quedaba dentro de la zona euro? Tal y como asegura el economista jefe Natixis AM, Philippe Waechter, “la salida de ambos habría desestabilizado la economía mundial, así como el fin de la mayoría de las instituciones europeas”. Los expertos son contundentes: el papel del BCE en aquel entonces era salvar la zona euro, evitando un colapso en su moneda.

La creación de programa de compra de deuda fue suficiente para reducir las tensiones en estos dos países. Así, en 2013 los diferenciales de tipo de interés con Alemania disminuyeron dramáticamente, lo que supuso el fin de la divergencia principal de la eurozona. En 2012 la rentabilidad de la deuda española a diez años se encontraba en el 7,5% y al año siguiente se rebajó hasta llegar al 5%.

El Banco Central Europeo ha sido el canal para un ajuste suave en la crisis financiera más importante desde la Segunda Guerra Mundial. Según Lafferty, “el trabajo ya casi ha terminado, pues la recuperación del crecimiento es fuerte. El organismo comunitario solo tiene que mantener su política monetaria para facilitar el ajuste político necesario”. "Olvidaremos a muchos presidentes del BCE, pero Mario Draghi seguirá siendo el que salvó la construcción europea”, expresa.

Cinco años después, las palabras de Draghi todavía resuenan fuertemente, pues el equilibrio de precios en el mercado de bonos europeos ha cambiado radicalmente. A partir de entonces, “los diferenciales de rendimiento de los países periféricos de la zona euro por encima de los bonos alemanes disminuyeron fuertemente y nunca volvieron a alcanzar los niveles de 2011-2012 nuevamente”, asegura el economista jefe y miembro del Comité de Inversiones de Natixis AM, François-Xavier Chauchat.

Esta fue la primera etapa de un largo proceso que condujo al renacimiento de la zona euro. En cuanto a la segunda, y más larga, la recuperación económica iniciada en 2013 fue débil y estrecha, ya que según Chauchat, “muchos países seguían sufriendo austeridad fiscal y/o enormes problemas bancarios y de deuda”. A principios de 2015, el BCE tuvo que embarcarse en otra compra de deuda soberana con el fin de propagar la refacción en toda la zona euro. Los expertos señalan que, contrariamente a lo que todos los economistas creían en ese momento, esta política ha funcionado, e incluso ha generado crecimiento en Italia y Grecia.

Uno de los objetivos de estabilización para el conjunto de la zona este año era llegar al 2% de inflación, lo que de momento no se ha conseguido pues el país cuenta con una inflación del 1,3%. Y en lo respectivo al PIB en la zona euro, el porcentaje interanual en 2012 se encontraba en números negativos, mientras a día de hoy representa el 1,7%.

Tras las políticas económicas de 2015 basadas en QE, Chauchat asegura que la tercera fase de este proceso se ha iniciado gracias a la llegada de Emmanuel Macron a la Presidencia de Francia. “Con Macron en el poder, Alemania y Francia acordaron abrir una nueva agenda de negociaciones para mejorar el marco institucional del euro. Lo que parece claro es que el resultado de este proceso determinará si la estabilidad de la zona euro seguirá pesando sobre los hombros del BCE, o si el discurso de Draghi del 26 de julio de 2012 fue el primero y el último de este tipo en la historia de la moneda única europea”, concluye.

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