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El Banco de Japón puede resistirse al alza de los tipos de Occidente

Kuroda aún sostiene el acelerador monetario mientras la Fed sube tipos y el BCE habla de políticas más estrictas

El gobernador del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda.
El gobernador del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda.EFE

El Banco de Japón (BOJ) se reduce a una figura cada vez más solitaria. Mientras la Reserva Federal de EE UU sube tipos y el BCE habla de políticas más estrictas, el gobernador Haruhiko Kuroda aún sostiene el acelerador monetario.

El BOJ es cada vez menos ortodoxo. Primero vino un programa masivo de compra de bonos, o quantitative easing, valorado en 706.000 millones de dólares al año. Luego se aventuró con los tipos de interés negativos, para la consternación de bancos y aseguradoras. Finalmente, en septiembre del año pasado introdujo una política más radical de “control de curva de rendimiento” que mantiene el rendimiento de los bonos a 10 años cerca de cero, pero facilita a las instituciones financieras obtener un beneficio al permitir que aumenten los tipos a largo plazo. También permite al banco central mantener la política flexible más tiempo, mientras devora menos títulos. Pero el resto del mundo se dirige a otra lugar: la Fed sube los tipos de forma más regular y el BCE empieza a a tener un discurso más duro. En la última quincena, la diferencia entre el rendimiento de los bonos a 10 años del Gobierno de Japón y los de Alemania y EE UU se ha ampliado en 27 y 17 puntos, respectivamente. Así que, el BOJ subrayó el viernes su decisión de poner orden, ofreciendo la compra de cantidades ilimitadas de bonos. Es la tercera vez que lo hace, mostrando que limitará los rendimientos al 0,1%.

Pese a la discrepancia internacional, Kuroda y su equipo pueden seguir adelante. El marco del objetivo de rendimiento les da las herramientas para hacerlo. También tienen una gran ventaja, puesto que el BOJ ya posee la mitad de los bonos del Estado. Además, el banco central tiene una motivación clara. La inflación no está cerca de su objetivo del 2% y el crecimiento sigue siendo lento. El que otras economías estén más cerca de despegar no es razón para darse por vencido. Además, la separación de otros antiguos acólitos del QE debería debilitar el yen. Esto impulsará los beneficios empresariales, avivará los instintos y con suerte provocará los aumentos de sueldos esperados. Este banco puede continuar solo.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción es responsabilidad de CincoDías.

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