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Los análisis de CFA
Tribuna
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¿El fin de la historia? No en los mercados

Los inversores temen el ‘brexit’, el populismo, Oriente Medio...El riesgo vuelve y con él, las oportunidades

Protestas en Londres contra el 'brexit'.
Protestas en Londres contra el 'brexit'.EFE

Tras la caída del Muro de Berlín y de la Unión Soviética, el influyente politólogo Francis Fukuyama acuñó el término el fin de la historia. Este término se contenía en su libro El fin de la historia y el último hombre (1992) y sostenía que la historia de la Humanidad entendida como lucha entre ideologías había concluido y que la democracia occidental liberal sería la única opción. Las ideologías ya no serían necesarias y serían sustituidas por la economía.

Esta opinión se trasladó a los mercados financieros interpretándose que el fin de la historia significaría que el riesgo geopolítico desaparecería o, al menos, tendría una menor trascendencia. Y lo cierto es que durante los 20 años siguientes a la caída del Muro, el riesgo geopolítico estuvo bastante contenido. Ahora que tenemos suficiente perspectiva, podemos afirmar que ese periodo fue una excepción dentro de la norma, no un cambio estructural.

No tenemos más que ver los hechos que han tenido más trascendencia recientemente en los mercados: el brexit, las elecciones presidenciales norteamericanas, Donald Trump, las primarias de las elecciones presidenciales francesas. Los mercados están preocupados por el auge del populismo, por la creciente asertividad de China, India y Rusia, por la inestabilidad de Oriente Medio, por los múltiples atentados terroristas, por los movimientos migratorios.

Desde luego podemos afirmar que el riesgo político está nuevamente presente. Es más, en algunas regiones nunca se produjo el fin de la historia; el caso más claro es China, pero no el único. Y es que en Occidente nos habíamos olvidado que la política era importante y que el mundo no está gobernado por las grandes empresas.

En las encuestas que CFA ha realizado entre sus miembros (142.000 CFA charterholders procedentes de 159 países y 189.000 candidatos para obtenerla), entre los cuales hay decenas de miles gestionando inversiones, hemos preguntado por su percepción respecto a la incertidumbre política. Las respuestas son concluyentes, pues percibimos un alto grado de inquietud respecto a esta variable.

Destacan los británicos, muy preocupados con el brexit; un 70% opinan que este evento deteriorará la competitividad del Reino Unido. Esta preocupación no se circunscribe exclusivamente a las Islas Británicas, pues casi un 75% en Europa Continental esperaba que las empresas de sus países reducirían su presencia en el Reino Unido.

Esa misma encuesta muestra que puede haber una reasignación de las tareas en temas financieros, pues muchos creen que Londres perderá actividad en beneficio de Frankfurt, Dublín, Nueva York y París.

Pero la mayor alerta está en la duda de si la Unión Europea sobrevivirá a este nuevo shock, que ha llegado cuando todavía no se ha olvidado la crisis de la deuda soberana en la Unión Monetaria. Más del 50% de los encuestados opinan que veremos nuevas salidas de la Unión Europea en los próximos diez años. Y algunos piensan que el punto final de esta crisis será el desmembramiento de la misma. Pese a todo lo anterior, esos puntos de inflexión no deben ser vistos como un camino que solamente conduce a la agonía vital, sino que deben de contemplarse también como el punto de partida de una nueva prosperidad.

Tomemos, por ejemplo, el caso de Londres. Es lógico que haya preocupación por el brexit, y casi que con toda seguridad la ciudad perderá parte del negocio denominado en euros en favor de otras plazas como puedan ser París, Frankfurt o Madrid, pero esto no es su estocada final. Los londinenses sostienen la tesis de que hay tres ventajas naturales de su ciudad que son inamovibles: el imperio de la ley (es la jurisdicción en cuya seguridad jurídica más confían los inversores), la lengua (el inglés se ha convertido en la lingua franca de los mercados financieros) y… el meridiano de Greenwich. La ciudad del Támesis siempre se ha adaptado rápidamente y puede que desempeñe mejor su papel global fuera de las exigentes regulaciones de la UE. Creemos que los capitales continuarán fluyendo por las arterias financieras de Londres, que sus inmuebles seguirán siendo demandados y que muchos de los mejores profesionales del mundo querrán trabajar allí.

Seguramente el capital fluirá de otros orígenes y los nuevos compradores de los inmuebles y los nuevos inmigrantes procederán de otras geografías distintas a las actuales. Y esto nos lleva a nuestro punto respecto al riesgo geopolítico: no es necesariamente negativo; también ofrece nuevas y apasionantes oportunidades que permiten a todos los países, no solo al Reino Unido, redefinir y optimizar su papel en el mundo en el entorno de una cambiante geopolítica.

Tal y como sosteníamos más arriba, los puntos de inflexión pueden ser también el inicio de una nueva prosperidad, no necesariamente el inicio de una inexorable agonía vital. El resultado depende de la visión, la sabiduría y la acción decidida.

Paul Smith es presidente y CEO de CFA Institute. Enrique Marazuela es presidente de CFA Society Spain.

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