Los cuestionamiento fundamentales. II. La dificultad de prever o de evitar lo inevitable.
«Disfrazado de Pastor» Tono perteneciente a la zarzuela "Los Juegos Olímpicos" (1673) de Juan Hidalgo de Polanco
Los "tonos", según su temática fuera cortesana o religiosa, se denominaban "humano" o "divino" y alcanzaron una gran fama en el siglo XVII. Fueron cantados por igual en tabernas, teatros, iglesias o la propia corte del Rey. Junto al villancico, otro gran género en boga en la época, estos tonos,fueron una de las señas de identidad de la cultura musical española del Barroco.
La zarzuela los juegos olímpicos» fue escrita en 1673 como regalo a la reina Mariana de Austria, viuda de Felipe IV, por su cumpleaños. Recordarán que esta aparece en el espejo del cuadro «Las meninas» junto a su esposo unos cuantos años antes[1]. Juan Hidalgo fue el más importante compositor español del siglo XVII y contemporáneo de Velazquez. El texto de la zarzuela fue escrito por Agustín de Salazar y Torres en algunos momentos parece robar versos del Segismundo, protagonista de «La vida es sueño» de Calderón:
PARIS
Mas todo esto te he debido
con opresión tan extraña
que en laberintos de dudas
mi entendimiento no halla
razón para penetrar
por qué motivo con tanta
limitación me has criado,
que jamás de la montaña
he salido en que nací,
siendo más cárcel que patria...
Curiosamente, y durante muchísimo tiempo, se pensó que el texto de esta zarzuela fue escrito por el mismo Calderón de la Barca. El equívoco no es de extrañar, dado que Calderón fue habitual colaborador de las letras de las zarzuelas de Juan Hidalgo (más de dos décadas de trabajos conjuntos) y además Agustín de Salazar fue uno de sus más destacados discípulos.
Los limitados entornos en los que se mueve su actividad lo restringen tanto que lo que observan es más una realidad limitada que la REALIDAD (más cárcel que patria). Como Segismundo, París quiere conocer más, acabará desconfiando de la realidad que se le presenta como tal, por limitada. Su historia merece esa desconfianza.
La dificultad de prever o de evitar lo que es inevitable que suceda.
La zarzuela trata de la historia mitológica de París junto a su primer amor, la ninfa Enone, antes de que éste empiece el periplo que le hiciera famoso: ser elegido, a pesar de se un simple pastor (aunque realmente es un príncipe) para deshacer el embrollo de «La manzana de la discordia» con la elección de la diosa más bella, el rapto de la «bella Helena» y con ello de la guerra de Troya. Toda una inmensa onda expansiva de despropósitos que, casi sin aparente conexión, acabará con un inmenso desastre para los troyanos: la destrucción de su ciudad.
La zarzuela, con Troya y los Juegos olímpicos de fondo, se inicia cuando Casandra, sacerdotisa de Palas, sale al escenario junto a sus ninfas, bailando y cantando versos contra el amor. Ella es hija de los reyes de Troya, Príamo y Hécuba, y, según cuenta la leyenda, Casandra logró que Apolo, a cambio de favores sexuales, le concediera el don de la profecía. Por desgracia para ella, y una vez disfrutaba de su nuevo don, ésta le rechaza cuando Apolo quiere volver a disfrutar de "sus derechos". Enfadado, el dios la castiga de una manera muy sutil[2]: podría seguir conservando su capacidad de predicción, pero nadie creería jamás en sus pronósticos.
Posteriormente aparecen Paris, junto al pastor Nicteo, que discute acerca de la primacía de Venus (amor)[3] sobre Marte (la guerra). En ese momento aparece (disfrazado de pastor)Corebo, príncipe de Ténedos, con tan mala fortuna que tras un salto se desmaya. Niceto, Paris y Pan lo socorren y es entonces cuando Pan descubre una joya que lleva Corebo en el pecho en la que aparece retratada Casandra. Pan se la arrebata.
Esta joya será un factor clave, no solo porque evidenciará el amor de Corebo por Casandra, sino porque cuando Paris advierta la alhaja en posesión de Pan, también quedará prendado de esta. A partir de ese momento, Enone, dejará de ser (pese a los intentos por demostrar lo contrario) correspondida por Paris. El enredo monumental que ha creado esta joya acabará resolviéndose al término de la segunda jornada, cuando Casandra, tocada por le don de la previsión, le revele a Paris que son hermanos. Un hecho que supondrá, de manera inevitable, que Paris tome la mano de Enone, y Corebo, la de Casandra.
En relación a la hermandad desconocida de Casandra y Paris, recordar como relata el personaje de Príamo, rey de Troya, en la zarzuela[4] que mientras Hécuba estaba embarazada de Paris, soñó con una antorcha, que salida de sus entrañas, incendiaba la ciudad. En base a este sueño, los adivinos predijeron que el niño aún no nacido, causaría la destrucción de Troya. Para evitarlo, Paris fue abandonado nada más nacer y separado, por lo tanto, de su hermana Casandra. Ambos hermanos desconocía la existencia del otro: Paris acabó con el pastor Nicteo, y Casandra en el templo con las Ninfas.
Éste hecho destacable en relación a la figura de Paris, puesto que, al crecer aislado, sin posibilidad de entrar en comunión con el exterior más allá de la montaña donde fue abandonado, acabará por convertirse –aunque en menor grado– en un "clon" de Segismundo.
Como siempre suele suceder, las precauciones no sirvieron para nada, pues Paris recuperó su rango de príncipe y rapto a Helena, la esposa del rey de Esparta Menelao. La ciudad fue invadida, sitiada y posteriormente saqueada por los griegos.
Las sucesivas profecías se cumplieron. Quizás no se acertó en la fecha exacta, pero si en el final exacto. Eso es lo máximo que podemos prever y a lo que verdaderamente podemos llamar prever. Desde luego no fueron los "augures palaciegos" los que con sus soluciones, para cambiar el designo de los sueños (la REALIDAD escondida/revelada), los que acertaron.
NOTAS:
- En concreto en 1656, como muy bien señala pisitófilos creditófagos, como año en el que se pinto el cuadro.
- Se dice que para ello le escupió en la boca, algo que desde luego, no es nada sutil.
- El tema del "amor" es uno de los grandes temas de la zarzuela, tal y como se puede apreciar en la segunda jornada con los versos “Ay, que me río de Amor”, y “Quién significa mejor las iras de amor”, de donde se desprende, asimismo, el tema del amor (Cupido) como quinto protagonista.
- Recogida, entre otras, en la tragedia perdida de Eurípides «Alejandro» .