España, el segundo país de la UE que más ha subido el IVA en la última década
El tipo no ha bajado en ningún Estado miembro en diez años Hungría, Dinamarca y Suecia aplican el tipo más elevado
El incremento de la fiscalidad indirecta se ha convertido en una tendencia en la UE. En los últimos diez años, ningún Estado miembro se ha atrevido a bajar el IVA y 19 han optado por elevar el principal tributo que grava el consumo. España, que partía de un nivel bajo, figura como el segundo país que más ha subido el IVA. Empata con el Reino Unido y sólo es superado por Hungría.
La crisis económica llevó al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero a elevar el IVA del 16% al 18% en 2010, lo que generó que el Partido Popular saliera a la calle para recoger firmas que evitaran lo que denominó la “solución del mal gobernante”. Dos años más tarde, en 2012, fue el Gobierno de Mariano Rajoy quien optó por atajar los números rojos públicos con una nueva subida del IVA. En esta ocasión, el tipo general subió tres puntos, el mayor incremento de la historia, hasta quedarse en el 21%. Además, el tipo superreducido del IVA, que se aplica por ejemplo a la hostelería, el transporte o los alimentos elaborados subió en el mismo período del 7% al 10%.
Sólo Hungría ha registrado un aumento más drástico de la fiscalidad indirecta. El país de Europa del Este incrementó, entre 2009 y 2012, el impuesto indirecto del 20% al 27%. El Reino Unido, por su parte, elevó como España el impuesto cinco puntos en dos fases y el tipo general pasó del 15% al 20%. Bélgica, Bulgaria, Dinamarca, Alemania, Letonia, Malta, Austria, Rumania y Suecia son los únicos Estados miembros que no han elevado el impuesto. El resto de países de la UE, en menor o mayor medida, han subido el principal impuesto indirecto.
En 2007, el tipo medio del IVA en la UE era del 19,5% y hoy se sitúa en el 21,5%, casi dos puntos más. En este período España ha pasado de ser uno de los países que menos grava el consumo a situarse en la media.
El IVA es un tributo armonizado y su legislación depende de Bruselas, sin embargo, los Estados miembros tienen amplia competencia para fijar el tipo impositivo general –que debe ser como mínimo del 15%– y también existe un margen amplio a la hora de bonificar bienes y servicios con tipos reducidos. Algunos países, entre ellos España, también gozan de la posibilidad de aplicar un gravamen superreducido.
Hungría (27%), Dinamarca y Suecia (25%) son los tres países con un IVA más elevado. Luxemburgo, en cambio, mantiene el gravamen más bajo (17%), seguida de Malta (18%). Alemania, Chipre y Rumania cuentan con un 19%.
A pesar de que España es uno de los países que más ha subido la fiscalidad indirecta, organismos internacionales como la OCDE y la Comisión Europea insisten en que tiene margen y debería elevar más el IVA. No se refiere a un incremento del tipo general, sino a recortar el número de bienes y servicios que aplican gravámenes reducidos. Sin embargo, el Gobierno de Mariano Rajoy ha seguido el camino opuesto y ha incluido en los Presupuestos Generales que el teatro, conciertos, festejos taurinos y espectáculos culturales en vivo pasen de aplicar el tipo general al reducido, lo que implica una reducción del 21% al 10%. El Gobierno de Rajoy destaca que la recaudación del IVA no cesa de crecer y sostiene que un incremento de los impuestos sobre el consumo perjudicaría a la economía.
Aun así, los ingresos por IVA se mueven en España en torno al 6,5% del PIB, el tercer nivel más bajo de la Unión Europea. Sólo Italia e Irlanda ingresan menos por el IVA. El fraude fiscal y el mayor peso relativo de los tipos reducidos explican la baja recaudación.
Bajan IRPF y Sociedades
Tendencias opuestas. Los Estados miembros elevan la fiscalidad indirecta al mismo tiempo que reducen la directa. En 2001, los países europeos aplicaban un gravamen máximo del IRPF del 43,7%. Actualmente, este porcentaje se ha reducido hasta el 39%. En Sociedades, la tendencia es más acusada y el tipo medio ha pasado del 30,4% en 2001 al 22,5%.
Progresividad. La tendencia de elevar el IVA y bajar el IRPF provoca que el sistema pierda progresividad. Sin embargo, diversos estudios, entre ellos uno reciente de Fedea, destacan que el gasto público desempeña un papel más relevante a la hora de redistribuir la renta que los impuestos. Expertos fiscales recomiendan apostar por un sistema fiscal que anteponga la eficiencia a la progresividad y aplicar medidas redistributivas a través del gasto.