La Semana Santa en ocho pasos
Descubra los rituales de Pascua más emblemáticos en España y el mundo
Si es creyente, está de suerte y si no lo es, también lo está. El fervor y la pasión de las procesiones de Semana Santa traspasa fronteras, culturas e incluso la fe. Las imágenes de las Vírgenes y los Cristos, de incalculable valor, dominan unos rituales ambientados por las marchas fúnebres, las saetas y el toque de clarines y tambores. Los cascos históricos de las principales ciudades se engalanan para rendir homenaje como la celebración lo merece.
Las procesiones se han convertido en auténticos bienes inmateriales de estas urbes católicas que atraen a miles de turistas y devotos tanto en España como en diferentes lugares del mundo. Olvídese por un momento de su nivel de misticismo para disfrutar de un acontecimiento que, a pesar de su raíz religiosa, resulta de interés general.
En España, los desfiles de Andalucía, en Sevilla, Málaga o Granada, tienen enorme prestigio, al igual que lo tienen los de Castilla y León, Comunidad Valenciana y Región de Murcia.
En el resto del mundo, la Pascua cristiana también se vive con fervor, especialmente en Europa, en países como Italia o Irlanda, de fuerte tradición católica, y en toda Latinoamérica. En Asia estos rituales no cuentan con tantos devotos pero sí se celebran con la misma pasión en ciudades de Filipinas, Indonesia o India.
Sacromonte se enciende para el Cristo de los Gitanos
Si hablamos de Andalucía, hablamos de pasión, de fervor religioso, y con permiso de Sevilla o Málaga, Granada en este ámbito merece un capítulo aparte. La ciudad ya de por sí cautiva los sentidos. Aquí la Semana Santa se distingue por su sobriedad y por la belleza de sus pasos pero, sobre todo, por el encanto del entorno que la envuelve.
Con el marco de Sierra Nevada en la lejanía y la majestuosidad de la Alhambra justo delante, los barrios del Albaicín, el Zaidín o el Realejo se convierten en los mejores escenarios posibles para un desfile con obras de imaginería de inmenso valor escultórico. La Virgen de la Aurora, de la Concepción o el Cristo del Silencio son ejemplos que muestran la grandeza de estas imágenes honrando la crucifixión, la muerte y la resurrección de Jesucristo.
Declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional, tiene en el paso del Cristo de los Gitanos su mayor reclamo. Tanto si es devoto como si es turista puede acompañar a las diferentes hermandades en su procesión recorriendo los senderos de las colinas del Sacromonte el miércoles.
En las cuevas de esta barriada se encienden fogatas creando un espectáculo visual de gran intensidad y emoción.
De las Fallas a la Semana Santa marinera
Si buscaba jaleo, llega tarde; las Fallas terminaron hace más de una semana. Pero no se vaya, porque, aunque parezca mentira, en Valencia lo solemne también tiene cabida. La Semana Santa marinera de Valencia es una tradición que comenzó en el siglo XV en un barrio de pescadores junto a la costa mediterránea y así sigue. Lejos de la fastuosidad de la de Sevilla o de la sobriedad de las procesiones castellanas, ofrece una visión única de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, con una serie de desfiles que llegan hasta la misma orilla del mar.
Miles de personas se agrupan cada año en torno a estos poblats marítims que, por conflictos políticos y económicos, también habían muerto y hoy están resucitando.
Los distritos de Cabanyal, Canyamelar y Grao acogen esta tradición de los pescadores y marineros. El broche final lo pone El desfile de gloria, en el Domingo de Resurrección, con un acto colorista, único, donde la alegría de la pascua se expresa en un paso multicolor de hermandades sin imágenes y donde los personajes bíblicos lanzan flores al público.
Un museo de imaginería al aire libre
Devoción, recogimiento y silencio, mucho silencio. Castilla y León representa, para muchos, la esencia clásica de la Semana Santa, de carácter regio y sobrio, pero con una riqueza en imaginería sin parangón.
La ciudad de Valladolid se convierte en estas fechas en un auténtico museo al aire libre. Representaciones de los escultores Gregorio Fernández, Andrés Solanes, Pompeyo Leoni, Bernardo y Francisco del Rincón o Juan de Juni copan las procesiones en un despliegue de la mejor imaginería castellana de los siglos XVI y XVII.
La Semana Santa de Valladolid es un acontecimiento también declarado de Interés Turístico Internacional. La principal comitiva es la de Viernes Santo, la procesión general de la Sagrada Pasión del Redentor, en la que participan las 19 cofradías de la Semana Santa de Valladolid recorriendo los lugares más emblemáticos hasta su entrada en la plaza Mayor. El Rosario del Dolor o el Encuentro, en la tarde-noche del Viernes Santo, también son de gran prestigio.
El Sermón de las Siete Palabras es uno de los actos religiosos más espectaculares que se celebran en la ciudad, al ritmo de la música austera de los tambores, las cornetas y las dulzainas.
Camino del calvario por las calles de Cuenca
En Cuenca, la Semana Santa es la fiesta por excelencia, también declarada de Interés Turístico Internacional. El casco antiguo medieval sirve de decorado de película para las diferentes procesiones que adquieren gran belleza al anochecer, trasladándonos a tiempos pasados. La del Camino del Calvario, en la madrugada del Viernes Santo, es la de mayor arraigo entre los conquenses, conocida como Las Turbas. En esta ceremonia, una multitud de actores escenifican la burla y humillación que sufrió Jesucristo camino de la cruz.
El sosiego de las marchas fúnebres procesionales se rompe con el estruendo del sonido de los clarines y tambores seguido de largos silencios.
En la escalinata de la iglesia de San Felipe Neri se canta el miserere, en un momento para los conquenses de gran emotividad y devoción.
Los días culminantes son el Jueves Santo, con la procesión de La Paz y la Caridad; y el Viernes Santo, con otras tres: al amanecer, la del Camino del Calvario; al mediodía, en el Calvario, y al atardecer, el Santo Entierro.
Florencia estalla con el ‘Scoppio del carro’
Si a los españoles nos gusta presumir de procesiones de Semana Santa, ni se imaginan los italianos. En cada pueblo y cada ciudad se rinde homenaje a esta tradición católica con ritos, celebraciones y cultos muy diferentes, pero todos ellos con gran intensidad y devoción.
La mañana del Domingo de Pascua tiene lugar en Florencia una celebración que se remonta a la primera Cruzada (siglo XI), cuando los cristianos trataron de recuperar el Santo Sepulcro de manos musulmanas y se empezó a extender la tradición de distribuir el fuego bendito como símbolo de purificación.
Esta celebración se ha ido desarrollando durante siglos, hasta el día de hoy en la que este fuego bendito brota en forma de fuegos artificiales de una maravillosa carroza de tres pisos encargada por la familia Pazzi en el siglo XV.
El Scoppio del carro (explosión del carro) es el nombre de esta celebración, que consiste en detonar a través de un cohete con forma de paloma una gran traca de voladores y explosivos desde el carro frente a la iglesia de los Santísimos Apóstoles. Es un símbolo de paz y de perdón.
En Larantuka, el Viernes Santo se pasea en canoa
Frente a las costas de la localidad de Larantuka, en el sudeste de Indonesia, los lugareños hallaron hace siglos una imagen de una Virgen María procedente de un buque mercante portugués que había sufrido un naufragio junto a la isla.
Cada Semana Santa, esta ciudad recibe a miles y miles de peregrinos venidos de diferentes lugares del continente asiático para participar en la única Pascua católica que se lleva a cabo en Indonesia. En esta celebración se mezcla la antigua devoción portuguesa con la tradición local.
Los rituales más solemnes son el Rabu Trewa, el Miércoles Santo, en un día de recogimiento y rezo, y el Kamis Putih o Jueves Santo, en el que se exponen las figuras de la Virgen y Jesucristo ante la emoción y los llantos de los locales.
La cumbre de estos rituales tiene lugar el Viernes Santo (Jumat Agung) con una procesión marítima en la que el cuerpo de Jesucristo, dentro de un ataúd, se traslada en una canoa, seguida por un gran séquito de barcos, a lo largo de siete kilómetros rodeando la costa hasta llegar a la capilla donde se encuentra la imagen de la Madre de luto. Las puertas de la iglesia se abren únicamente para los devotos.
Más de dos millones de acólitos en Iztapalapa
En Iztapalapa, una de las 16 delegaciones que conforman la Ciudad de México, tiene lugar una representación que sobrepasa los límites de la teatralidad y lo popular para convertirse en algo sagrado y casi real para venerar la pasión de Jesucristo.
La celebración de la Semana Santa en Iztapalapa se venera desde hace más de 150 años. Los episodios más importantes se producen el Domingo de Ramos, con la procesión y la bendición de las palmas; el Jueves Santo, en el jardín Cuitláhuac, y el Viernes Santo, con la secuencia de la sentencia, los azotes, la coronación de espinas y el vía crucis que culmina en el cerro de la Estrella con la crucifixión.
Soldados romanos y judíos, Vírgenes, mujeres de Herodes, nazarenos portando sus pesadas cruces, apóstoles, la Virgen María y, finalmente, Jesús de Nararet. En torno a él gira todo el rito y la emotividad afectiva, al dar énfasis a los aspectos humanos de la divinidad. Un enorme elenco de actores totalmente entregados y caracterizados sirve para honrar este ritual que atrajo en 2016 a dos millones de visitantes en México.
Fanescas y Arrastre de Caudas en Quito
En la capital ecuatoriana, la Semana Santa hace que la religiosidad, el arte y la cultura se unan, dando lugar a rituales ancestrales y actividades para vivir la fe. Las iglesias, teatros y centros culturales son los escenarios del Festival Internacional de Música Sacra, que inaugura esta celebración de Pascua en Quito, con la participación de músicos procedentes de España, Brasil, Argentina y Estados Unidos, entre otros, además de intérpretes locales.
La tradición de los pasos está muy arraigada aquí, y entre los más importantes están la procesión de la Luz (Jueves Santo), el Recorrido por los Siete Monumentos (Jueves Santo) o la de Jesús del Gran Poder (Viernes Santo). También destaca el Arrastre de Caudas, que tiene lugar el Miércoles Santo, heredado de la tradición sevillana con más de 500 años de historia, donde se conmemora la muerte y resurrección de Jesús como el general muerto.
Desde la catedral, los canónigos y acólitos desfilan al ritmo de marchas fúnebres arrastrando las caudas negras simbolizando el perdón de los pecados. Entre tanto fervor puede degustar las fanescas, un delicioso guiso de Semana Santa.