Las heridas del BCE son autoinfligidas
Normas de compras de bonos menos rígidas reducirían la amenaza de trastornos en el mercado
Las normas del BCE son heridas autoinfligidas, y están llevando los rendimientos de los bonos alemanes a mínimos históricos muy por debajo de cero. Un esquema menos rígido reduciría el riesgo de que el banco central sufriera pérdidas, y la amenaza de trastornos en el mercado.
Los rendimientos de los bonos alemanes a dos años han caído casi 20 puntos básicos desde el 26 de enero, por debajo del -0,8%, a pesar del repunte de la inflación y de las expectativas de que el BCE comenzará a reducir sus compras a finales de año. El banco se enfrenta a pérdidas al comprar deuda por debajo del tipo de depósito, -0,4%.
Citigroup predice que el bono alemán podría caer al -1%, ya que espera que el BCE compre cada vez más deuda alemana a corto plazo
La preocupación por las elecciones francesas ha contribuido a reducir los rendimientos de los refugios alemanes. Pero la causa principal son las reglas del BCE que le exigen comprar bonos en proporción a la cuota de cada país en su capital, como mucho hasta el 33% de cada emisión. De ese modo no puede ser acusado de favorecer a un gobierno sobre otro y no puede vetar una reestructuración de deuda. Pero eso lo convierte en comprador forzoso de una reserva de deuda alemana cada vez menor.
Citigroup predice que el bono alemán podría caer al -1%, ya que espera que el BCE compre cada vez más deuda alemana a corto plazo para alcanzar sus objetivos. Eso crea problemas, como que la entidad sufrirá pérdidas, pero eso es en gran medida irrelevante dado que un banco central no tiene por qué estar en beneficios.
Un problema mayor es que los mercados están cada vez más distorsionados, aumentando el riesgo de movimientos de precios bruscos. Las normas también debilitan la capacidad del BCE para regular. Será cada vez más difícil extender las compras cumpliendo a la vez la regla del 33% y la de capital.
Una alternativa sería comprar deuda suficiente para bloquear una reestructuración, o inclinar las compras hacia Francia e Italia. Ninguna de las dos opciones debería ser tabú. En cualquiera de los casos, una reestructuración de la deuda alemana, francesa o incluso italiana probablemente iría de la mano del final de la zona euro. Y comprar más deuda soberana de países más débiles significa cambiar un riesgo seguro de pérdidas por uno hipotético.