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La CNMC rechaza la prohibición de los vapeadores de un solo uso propuesta por Sanidad

El organismo cuestiona algunos aspectos del real decreto como la limitación a la publicidad de los cigarrillos electrónicos y su equiparación legislativa con el tabaco tradicional

La Comisión Nacional del Mercado y la Competencia (CNMC) ha solicitado la reconsideración de algunas cuestiones propuestas por el Ministerio de Sanidad en el anteproyecto de reforma de la ley del tabaco, que pretende, entre otros aspectos, prohibir la venta de cigarrillos electrónicos de un solo uso. Sobre esta medida, el organismo “sugiere valorar si existen alternativas menos restrictivas que permitan cumplir los objetivos de interés general”. En un informe emitido el pasado 18 de noviembre, la CNMC solicita también replantear la limitación a la publicidad de los vapeadores y su equiparación al régimen legislativo del tabaco tradicional.

El Ejecutivo justifica la prohibición de los productos de usar y tirar por razones ambientales. El texto de la reforma destaca “su elevado impacto en la generación de residuos, con componentes electrónicos y con alta toxicidad de escasa o nula posibilidad de reciclaje”. La CNMC pone en duda la categorización de los cigarrillos electrónicos como no reciclables y propone, en lugar de su prohibición, adoptar medidas que obliguen a las empresas que los ponen en el mercado a ocuparse de los residuos que generan. También aboga por aumentar la concienciación de la población en cuanto al correcto depósito de los desechos en los lugares indicados.

La nueva norma, aprobada en Consejo de Ministros en septiembre y que se encuentra hoy pendiente de tramitación parlamentaria, regula los productos relacionados con el tabaco que no contaban con un marco normativo específico. Son los cigarrillos electrónicos, las bolsitas de nicotina para uso oral o los productos a base de hierbas, utilizados para fumar, vaporizar o inhalar (como shishas o mezclas vegetales sin tabaco). Todos ellos se equipararán al cigarrillo convencional, tengan o no nicotina.

Esto supone que las restricciones publicitarias ya existentes para los cigarrillos convencionales se extiendan a todos los relacionados. A juicio de la CNMC, la medida genera una situación de desigualdad competitiva entre estancos y otros puntos de venta, que podrán, en caso de aprobarse la ley, ofrecer los productos, pero no publicitarlos, a diferencia de los estancos, que sí podrán hacerlo en el interior de los establecimientos.

La falta de una normativa estaba permitiendo que los cigarros electrónicos se anunciaran en conciertos, festivales y fueran promovidos en las redes sociales por influencers cuyo público es mayoritariamente infantil o adolescente, entre los que el vapeo crece sin parar. En caso de entrar en vigor el anteproyecto de ley, quedaría prohibida toda forma de publicidad, directa o indirecta, ya sea a través de medios impresos, audiovisuales, digitales, o mediante distribución de muestras o descuentos.

La equiparación de los vapeadores a los cigarros de combustión también implica la limitación del valor de las promociones a un máximo del 5% del precio del producto, un tope que se incluyó en la Ley 28/2005. El texto de la reforma aclara que la limitación del 5% del precio se refiere a productos individuales. Con esta medida, el organismo encargado de supervisar la competencia advierte que, teniendo en cuenta el precio del tabaco y los productos relacionados, el importe de las promociones ascenderá a solo unos céntimos de euro. Y como efecto colateral, sostienen, fomentará la “congelación” del mercado, lo que reducirá la inversión en innovación, que incluye las iniciativas para reducir los perjuicios en la salud que conlleva el tabaquismo.

La CNMC recuerda en su informe que los cigarrillos electrónicos no tienen un precio de venta al público fijo, como si lo tiene el tabaco tradicional. Por tanto, señalan, la medida obligaría a definir un precio de venta para los productos relacionados. Para el organismo, si se pretende limitar la capacidad de promoción, la equiparación de todos los productos del tabaco propuesta por el ministerio liderado por Mónica García “no debería realizarse”. En lugar de eso, dicen, se deberían aplicar los principios de buena regulación de forma individualizada a cada producto.

Las medidas planteadas, añade el informe, no están contempladas en la regulación europea, que actualmente se encuentra en proceso de revisión. El organismo aconseja coordinar la tramitación de ambas normas para minimizar los costes de adaptación de las empresas a las leyes. La CNMC no se pronuncia sobre otras medidas incluidas en la nueva norma como la prohibición de fumar en terrazas y el veto del consumo en menores (no solo la venta).

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