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Comunicación

Martin Baron planta cara a Trump: “El periodismo hoy requiere valentía”

El director de 'The Washington Post' afirma que las falsedades amenazan la democracia. "Ningún poder tiene derecho a pararnos", avisa

Marty Baron, director de 'The Washington Post', este miércoles en Madrid.
Marty Baron, director de 'The Washington Post', este miércoles en Madrid.JUAN LÁZARO
Ricardo de Querol

The Washington Post no se achanta ante un presidente que ha declarado la guerra a la prensa, a la que califica de “escoria” o “la peor forma de vida”. El periódico que tumbó a Nixon al destapar el Watergate ahora se prepara para una etapa de resistencia ante los ataques y las mentiras que llegan desde la Casa Blanca. “La nueva Administración no está viviendo en la verdad. Donald Trump trata de deslegitimar y deshumanizar a los medios. Me preocupa mucho. Es sumamente importante que hagamos una investigación de lo que está pasando. Nuestra misión es verificar los hechos y denunciar las falsedades. El futuro de la libertad de expresión está en juego”.

Lo dice Martin Marty Baron, director del diario y una de las referencias del periodismo mundial. Su autoridad emana de la valentía de sus investigaciones: en su etapa en el Boston Globe documentó decenas de casos de abusos sexuales en la Iglesia católica de esa ciudad, como se dramatizó en la oscarizada película Spotlight. Ahora es un ejemplo por cómo pilota con éxito la transformación digital del más que centenario periódico, desde 2013 propiedad de Jeff Bezos, dueño de Amazon. Baron conversaba este miércoles con periodistas españoles en un correctísimo castellano recién aterrizado en Madrid, adonde vino invitado por la Universidad de Navarra para pronunciar una conferencia en la (abarrotada) Fundación Rafael del Pino.

Al director del Post le preocupa el crédito que da hoy el público a las falsedades, que se niega a llamar posverdades (o verdades alternativas, como dicen los portavoces de Trump). “Mucha gente no tiene interés en los hechos sino solo en la información, entre comillas, que está de acuerdo con su opinión preexistente. Es una amenaza a la sociedad civil y a la democracia. Es importante que estemos de acuerdo con los hechos, aunque estemos en desacuerdo con su análisis o las soluciones. ¿Cómo va a funcionar una democracia donde no se aceptan los hechos básicos? ”.

juan lázaro

En sus primeros días como presidente, Trump ha dicho algunas de esas falsedades: que asistió más gente a su toma de posesión que a la de Obama, que Hillary Clinton solo le batió en apoyo popular porque obtuvo tres millones de votos irregulares… Mentiras que el periódico se siente obligado a combatir. Como primera medida, Baron ha incorporado más reporteros para seguir la Administración y las agencias federales, ha aumentado la cobertura nacional (“para salir de la burbuja de Washington”) y ha formado un equipo de investigación rápida: ocho periodistas en busca de la verdad que el poder niega o esconde, que dé resultados en días o semanas.

Los bulos y teorías conspirativas –que Obama nació en África, que el 11S fue obra del propio Gobierno norteamericano o de Israel, que los sangrientos y frecuentes tiroteos masivos en EE UU eran un montaje- llegan hoy a audiencias masivas en las redes, alimentada por el propio Trump y su entorno, incluidos medios autodenominados alternativos como Breibart (cuyo dueño, Steve Bannon, es ahora asesor presidencial). Baron recuerda que Facebook o Google han prometido medidas contra las noticias falsas aunque no espera demasiado. “Estamos participando en esos esfuerzos pero no vamos a ver resultados a corto plazo".

"El alto porcentaje de la población dispuesto a aceptar esta supuesta información es una amenaza para la democracia y la sociedad civil. Lamentablemente, la verificación de hechos tiene poco efecto, debido sobre todo a que la confianza en los medios tradicionales es baja”. Y entonces, explica, son los mentirosos los que utilizan la expresión “fake news” como un arma arrojadiza contra los periodistas rigurosos.

Ese descrédito de la prensa, la posibilidad que tiene hoy el ciudadano de vivir en una “realidad virtual”, es para Barron el mayor desafío para el periodismo, por delante de los desafíos tecnológicos o financieros. “Por eso los periodistas debemos mantenernos fieles a nuestra misión. Alguien tiene que decir las cosas como son. Y no podemos ser tímidos. Ningún poder tiene el derecho a pararnos. Ni nosotros nos podemos frenar por el miedo o la autocensura. La cualidad que más necesitamos hoy los periodistas es la valentía”.

El éxito del ‘Post’ o cómo transformar un diario

En un tiempo de recortes para la prensa de todo el mundo, The Washington Post se ha permitido ampliar su plantilla de 600 a 750 personas, sin contar a unos 2.900 colaboradores. Una estrategia ambiciosa en la red (en todas las redes) le permite ahora disputar el liderazgo a The New York Times tras subir su audiencia un 70% y superar los 100 millones de usuarios únicos solo en EE UU. El diario cerró 2016 en beneficios (no hace pública la cifra) por primera vez en mucho tiempo.

"Internet ha traído un medio distinto. Como la radio o la televisión. Al principio, la profesión no hizo casi nada, más allá de publicar en la web los artículos de la edición impresa. Luego empezamos a hacerlo más rápido. Ese no es el modelo. Tenemos que pensar en internet como en un nuevo medio que tiene su forma de comunicar: más suelta, más informal, con una voz más auténtica del autor. Utilizamos nuevas herramientas: vídeo, audio, infografías, animaciones, documentos originales con anotaciones… Tenemos que conectar con los lectores, oyentes o telespectadores”.

Para los periodistas, continúa Martin Baron, es obligado “no ya adaptarse, sino apropiarse de este cambio”. Pero esto no implica, subraya, recurrir a contenidos frívolos. “Hemos comprobado que los artículos serios tienen muchos lectores. Tenemos una identidad, una marca, un espíritu que no debemos socavar”. 

La transformación del Post ha incluido una ampliación de su foco informativo (ya no se considera un medio regional de Washington, sino que se dirige a la audiencia nacional y global), una intensa innovación tecnológica (trabajan en el artículo ultrarrápido para móviles), la apuesta por lo audiovisual, equipos que rastrean historias valiosas de madrugada y una cuidada oferta de newsletters. Su rentabilidad se sustenta en gran medida en las suscripciones digitales, que se han disparado tras el triunfo de Trump, lo que Baron atribuye en parte al respaldo del público a un medio cuestionado desde el poder.

¿Y tiene futuro el papel? No, responde tajante. “No va a sobrevivir a largo plazo. Vivimos en el mundo digital. Todo el mundo usa móviles. Leen las noticias caminando por la calle, esperando el autobús, en la cola del supermercado. La mayoría, sobre todo los jóvenes, recibe la información de manera digital, móvil y social. Ha llegado el momento de reconocer que nuestro campo está cambiando a fondo y muy rápido. Tenemos que lidiar con esa realidad”.

Sobre la firma

Ricardo de Querol
Es subdirector de EL PAÍS. Ha sido director de 'Cinco Días' y de 'Tribuna de Salamanca'. Licenciado en Ciencias de la Información, ejerce el periodismo desde 1988. Trabajó en 'Ya' y 'Diario 16'. En EL PAÍS ha sido redactor jefe de Sociedad, 'Babelia' y la mesa digital, además de columnista. Autor de ‘La gran fragmentación’ (Arpa).

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