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La temporada de las flores (I)

«Incluso mentalmente, dependemos de las leyes naturales mucho más de lo que creemos y nuestra mentalidad cuenta por adelantado -como cierta criptógama, como cierta gramínea- con las particularidades que creemos elegir. Pero sólo captamos las ideas secundarias sin advertir la causa primera -raza judía, familia francesa- que las producía necesariamente y que manifestamos en el momento oportuno. Y tal vez -mientras que unas nos parecen resultado de una deliberación, otras de una imprudencia en nuestra higiene- debamos a nuestra familia -como las papilonáceas la forma de su simiente- tanto las ideas por las que vivimos como la enfermedad por la que morimos.

Como en un plantón en el que las flores maduran en épocas diferentes, yo las había visto, en señoras ancianas, en aquella playa de Balbec, aquellas duras simientes, aquellos blandos tubérculos, que mis amigas serían un día. Pero, ¿qué importaba? En aquel momento, era la temporada de las flores

“A la sombra de las muchachas en flor”

Marcel Proust.

"Komm, komm, holder Knabe!"

Escena de Parsifal (Acto II) con Blumenmädchen - Niñas-flor

Richard Wagner.

Parsifal: Poul Elming

Coro y orquesta de la Staatskapelle de Dresde

Dirección musical: Daniel Baremboim

Dirección escénica: Harry Kupfer

Staatsoper Unter den Linden, Berlin (1992)

Tres obras, tres citas (puestas en orden inversos a su creación) un solo concepto: la dificultad para conocer la realidad.

Pero me gustaría añadir algo más al hecho de que adivinar lo que es la REALIDAD sea harto difícil (hay que tener en cuenta que el presente blog trata realmente y casi en exclusiva de solo esto) sino también a que el engaño y los prejuicios enturbian todavía más nuestra capacidad de precepción. La obra de Calderón, trata precisamente del tema de la percepción basándose en el famoso mito de la caverna de Platón. Resulta curioso (o más bien no, si nos atenemos al "concepto" de o que realmente representa Parsifal) que sea precisamente el personaje más cómico, e idiota de toda la obra, encargado generalmente de reducir la tensión de los acontecimientos, el criado Clarín, el que de la clave del origen filosófico de la obra. No es de extrañar que, tras recitar estos versos, sea inmediatamente encarcelado.

La alegoría de la caverna o mito de la caverna

Se trata de una explicación metafórica, realizada por el filósofo griego Platón al principio del VII libro de La República, sobre la situación en que se encuentra el ser humano respecto del conocimiento. Platón nos muestra una cueva en la cual hay unas personas atadas por cadenas de pies y manos de tal forma que estos solo pueden mirar una pared hacia el fondo de la cueva. Detrás de ellos, y a sus espaldas, hay una hoguera. A su vez, entre los encadenados y la hoguera de vez pasan otros individuos que no están encadenados, con animales y objetos, estos hombres y sus objetos son proyectados por la hoguera hacia la pared a donde los encadenados ven.

Los hombres encadenados consideran verdad o realidad las sombras de las personas y objetos, de manera que tomar por ciertas únicamente todas y cada una de las sombras proyectadas. No pueden conocer nada de lo que acontece a sus espaldas. Continúa la narración de Platón con la liberación de las cadenas de uno de los esclavos. Ve la hoguera y luego mira a la pared y se da cuenta de que todo lo que ha estado creyendo verdadero es solo simple proyección y apariencia de algo que lo hace parecer real... pero no es todo, este individuo ve que detrás de la hoguera hay una luz, la curiosidad lo llama y este se dirige directamente a la salida de la cueva y mientras lo hace este queda cegado por el resplandor de la luz del sol.

En un principio se acobarda y se vuelve, pero, si la curiosidad es más fuerte que el miedo, da marcha atrás nuevamente y se dirige hacia la salida. En ese caso contempla otra realidad y se da cuenta de que toda su vida estuvo atrapado en un mundo imaginario e irreal.

El ciclo se completa si, el individuo que logro liberarse de las cadenas siente deseos de volver a la caverna a dar libertad también a sus compañeros encadenados. El camino no será más fácil que el de salida, emprendido anteriormente. Primeramente al estar acostumbrado a la luz, la entrada en la cueva le dejará completamente sin visión debido a la oscuridad en la que se encuentra el interior de esta. Después, cuando logra llegar a donde sus amigos, la narración todo lo que ha visto y experimentado fuera de la cueva le llevará a la burla, la condición de loco ya que ese mundo, el dicen, no existe. Si insiste, las cosas no mejoran ya que, en el mejor de los casos, lo ignorarán, cuando no, le rechazarán creyendo que estas ideas los conducirá a algo malo. Lo peor que podría pasar es que el individuo intentase readaptarse al mundo de las sombras. Si el anhelo de verdad es mayor que la fuerza de la tradición y la comodidad, no se desviará del concepto de que dentro de la cueva todo es apariencia e irrealidad, mantendrá la lucha por al libración de sus compañeros.

La diferencia entre «vida» y «muerte» no cabe interpretarla con los ojos de hoy. La «muerte» vendría a representar en la obra calderoniana, la percepción de la REALIDAD. Necesitamos unos sentidos distintos a los que tenemos para conocer la REALIDAD y esos los provee la muerte. Interpreta que la visita al palacio de su padre en la Jornada II de la obra, donde no era un esclavo, como en la Jornada anterior, sino un príncipe (lo que realmente es) representa la muerte o, al menos, lo contrario a la vida que el tiene como real (en minúscula). Por otro lado, su estancia en la torre donde es un esclavo, representaría la «vida» o el mundo de los sentidos limitados actuales.

Blumenmädchen - Niñas-flor

Personaje irreal e inventado por la mente de Wagner, las Blumenmädchen - niñas flor, son como las flores: un encantamiento, una atracción bella cuyo único objetivo es atraer a los insectos para la polinización. Participan también del concepto de deseo (son bellas y adolescentes) y de lo efímero (son flores que se marchitaran en breve). A todo ello cabe destacar que en la producción que os propongo (la de Harry Kupfer para la Staatsoper de Berlin del, año 1992) las niñas-flor han sido sustituidas por televisores que muestran imágenes voluptuosas que se encienden o se apagan, desconcertando al pobre Parsifal. La función de las niñas flor es alterar la realidad y, por lo tanto, distorsionadora o de fomento del engaño.

En esta producción además casi todo ocurre en un mundo desconocido o, cuanto menos de una naturaleza artificial donde todo incluso, el entorno, es metálico y todo esta compartimentado ya que para entrar de un mundo a otro, se debe pasar a través de unas puertas que simulan cajas fuerte. Ello nos aísla del exterior siendo nuestra esperanza, la promesa de lo auténtico o lo auténticamente desconocido, que circunscribe toda la obra, la llegada de alguien que venga a salvarnos. Alguien de fuera. Alguien distinto (Parsifal, el sabio, el loco, el sabio a través de la compasión). Parsifal debería ser el que nos permita regresar a nuestro mundo original para alcanzar la salvación: el exterior de la caverna de Platón.

A la sombra de las muchachas en flor

Por último, el pasaje inicial, pertenece a la segunda obra del ciclo “En busca del tiempo perdido” de Marcel Proust que lleva por título: ” A la sombra de las muchachas en flor”. Proust retoma el personaje de las niñas-flor wagneriano, aunque le da una perspectiva ya no de adulteración sino del peso de la inercia. En este párrafo de la novela, hay un intento de explicar el título de la misma y todo "estalla" en medio de las habituales divagaciones de Proust, en la frase final: "...era la temporada de las flores"

Aúna así, la cercanía al concepto wagneriano de las niñas flor es evidente ya que la narración del paso de la niñez a la adolescencia del autor esta lleno de "cambios" y reconocimientos de realidades distintas a las anteriormente pensadas. Empezando porque su primer amor por Gilberta (hija de Swann) con la que jugaba en los parques elíseos se deteriora en cuanto logra una cierta familiaridad (fervientemente deseada) con su familia. Le aterra convertirse en el propio Swann (fracasado por amor y protagonista de la primera novela del ciclo).

Especialmente destacable es que su concepto por el arte cambia al ver en directo a gran actriz Berma (alter ego de Sarah Bernhardt) o al conocer al escritor Bergotte. Con la primera se decepciona (y empieza a cuestionarse si el buen arte lo es sólo porque mucha gente con criterio así lo piense y lo diga independientemente de lo que uno sienta ante él) y con el segundo le irrita por su pose hueca de escritor y no logra reconocer como al narrador de sus libros.

En la segunda mitad del libro el joven Proust viaja con su abuela a Balbec. Allí se queda prendado de un grupo de chicas que juega en la playa. Se marca como objetivo conocerlas y cualquier otro asunto queda supeditado a este. Conoce a Albertina y se enamora de ella cuando en realidad se enamora de todas. De la idea de una chica de esa edad que tan bien representa ese grupo. Desde lejos y tomado como conjunto es muy bello. Al acercarse a Albertina encuentra defectos que le hacen pensar que lo bello visto desde cerca decepciona. No parece que la idea le frustre y aprende a vivir con ello hasta la intentona fallida de besarla. Obtiene un rechazo que en ese momento le resulta incomprensible.

REALIDAD

Defectos de percepción /el engaño (Platón-La vida es sueño- Parsifal)

Defectos de deducción/de prejuicios (Platón-A la sombras de las muchachas en flor)

Defectos de nuestra capacidad de actuar (La vida es sueño- Parsifal)

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