Antídotos contra la demagogia
La UE y los Gobiernos deben aumentar y publicitar sus inversiones en redes, eficiencia energética y sectores de la nueva economía
Durante el próximo año se celebrarán elecciones y referéndums decisivos en varias potencias económicas occidentales. El 4 de diciembre los italianos decidirán en referéndum si aprueban las reformas institucionales y electorales a la Constitución introducidas por el primer ministro Matteo Renzi. Aunque el porcentaje de indecisos es alto, el no aventaja al sí por un estrecho margen. Renzi ha anunciado que convocará elecciones generales si pierde la consulta.
El 8 de noviembre es altamente probable que Hillary Clinton se convierta en la primera mujer presidente de EE UU. A pesar del comportamiento impresentable de Donald Trump, Hillary aventaja al candidato republicano por solo ocho puntos. Tendrá dificultades para reconciliar a un país dividido y al 55% de estadounidenses que considera que no es honrada. Hillary necesita una victoria por goleada y que los demócratas arrebaten el control del Senado a los republicanos. De lo contrario, un Partido Republicano que se ha escorado aún más a la derecha bloqueará toda su agenda legislativa, al igual que ha hecho con Barack Obama.
De abril a junio de 2017, los franceses elegirán a su próximo presidente y miembros de la Asamblea Nacional. Los tres candidatos con más probabilidades de suceder a François Hollande son el primer ministro Manuel Valls para el centroizquierda y Nicolas Sarkozy o Alain Juppé para el centroderecha. Pero el Frente Nacional aumentará su presencia en la Asamblea Nacional y Marine Le Pen puede llegar a la segunda vuelta. Sin pacto entre el Partido Socialista francés y el centroderecha de Les Républicains, no puede descartarse una victoria de Le Pen.
Dos contiendas electorales más en 2017 pondrán a prueba la resistencia de los partidos moderados tradicionales frente al auge de los demagogos de extrema derecha e izquierda. En los Países Bajos, el xenófobo Geert Wilders y su Partido por la Libertad supera por ahora a los moderados en intención de voto para las legislativas de marzo. En septiembre, la CDU de Merkel intentará, tras las elecciones, formar una nueva gran coalición con los socialdemócratas del SPD o con los liberales. Pero una alianza del SPD y Los Verdes con apoyos puntuales de la extrema izquierda de Die Linke es también posible, especialmente porque el ascenso del partido antiinmigración AfD relativiza la radicalidad de los excomunistas.
Todos las formaciones radicales europeas se aprovechan del crecimiento débil, el desempleo alto, las dificultades de las clases medias y bajas y las transformaciones demográficas –flujos de inmigración, envejecimiento de la población– y sociales para lanzar un mensaje falso pero atractivo para los inseguros: los inmigrantes presionan a la baja los salarios, les arrebatan empleos, abusan de las prestaciones sociales, cometen crímenes y amenazan la seguridad nacional. Tales mentiras permitieron a UKIP y los partidarios del brexit ganar un referéndum.
"La clase política tradicional está a la defensiva ante una población que rechaza las reformas estructurales y ajustes y la globalización, el libre comercio y la integración europea"
La primera ministra británica, Theresa May, parece apostar por un brexit radical que dejará a Reino Unido fuera del mercado único en nombre de controlar la libertad de movimiento de ciudadanos comunitarios y no tener que aplicar la legislación de la UE. May ha elegido marzo para iniciar la negociación, en plena campaña o precampaña de las contiendas reseñadas.
Después de todas las elecciones, probablemente se podrán formar Gobiernos moderados –como finalmente sucederá en España–. Pero la clase política tradicional está a la defensiva ante una población que rechaza no solo reformas estructurales y ajustes, sino también la globalización, el libre comercio y la integración europea. La UE y los Gobiernos deben aumentar y publicitar sus inversiones en redes de transporte, energéticas, en eficiencia energética y sectores de la nueva economía como la biotecnología, biomedicina o energías renovables.
La UE constituye el mayor éxito de integración económica de la historia: 28 países que han eliminado todas las barreras al movimiento de bienes, trabajadores, servicios y capitales, y 19 de los cuales comparten moneda. Pero tener paz y prosperidad ya no es suficiente para muchos europeos en un mundo con tantos conflictos. En marzo se cumplirá el 60 aniversario del Tratado de Roma y en junio, el 70 aniversario del anuncio del Plan Marshall, onomásticas que pueden permitir recordar la destrucción y pobreza a la que se enfrentaba Europa tras la Segunda Guerra Mundial y contrastarlas con los desafíos más manejables del presente.
Alexandre Muns Rubiol es profesor de EAE Business School.
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