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El personaje de la serie

House vs. la realidad

El personaje televisivo del Doctor House es implacable, obsesivo, y tiene una determinación inagotable hacia el objetivo. Pero, ¿su estilo de liderazgo tendría cabida en el mundo corporativo real?

Gregory House es un líder autocrático que destaca por su talento innato y por su dominio técnico. Tiene una extraordinaria capacidad de observación, conexión y deducción. Su instinto le permite detectar emociones y relaciones que otros no son capaces de apreciar. Uno de los aspectos que hace único a House es su comprensión del ser humano y sus motivaciones, por eso consigue comprender mejor que nadie a los pacientes y adentrarse en su mente. Es implacable, obsesivo, con una persistencia y determinación inagotable hacia el objetivo. Algo que traslada a su equipo de manera impuesta, además de un elevado nivel de autoexigencia que va más allá del ámbito profesional.

El personaje de la serie

 

 

Sección elaborada por profesores de Esade que analiza a los protagonistas de series de televisión bajo la óptica de las lecciones que pueden extraerse para el ‘management’.

 

 

 

Pero ¿es House un líder exitoso? Si lo analizamos desde la perspectiva de la consecución de resultados sostenibles en el corto plazo, podríamos afirmar que en su ámbito de actuación, sin duda, lo es. Su orientación a resultados es extrema, su carácter luchador y obsesivo provoca que lleve el método inductivo al límite, sin respetar las reglas y procedimientos propios de la organización, de la sociedad, o incluso de la medicina tradicional. Utiliza un proceso lógico especial que lo hace muy efectivo resolviendo casos en los que otros doctores tiraron la toalla. Su éxito está muy acotado y es importante tener en cuenta que solo es posible porque su directora, Lisa Cuddy, lo acompaña y asume, a su vez, igual o más riesgo.

Un estilo de liderazgo que puede resultar muy directo y corrosivo, pero sin duda es también eficaz: consigue obtener lo máximo de aquellos subordinados capaces de soportar un ambiente tan extremo. House es un analista sobresaliente, un experto en la gestión de la incertidumbre, manteniendo la tensión de cada experimento e invitando a pensar de forma distinta y a encontrar nuevos caminos. Es admirable cómo abre el proceso creativo para que todo el equipo participe, creando un ambiente en el que se reconoce el error, pero también los logros. Un sistema de aprendizaje caótico basado en esperar lo inesperado, un itinerario sin rumbo que es adictivo y motivante, con un desafío constante y bajo presión de tiempo, todo ello con una vida humana al final del camino.

House es temido y admirado al mismo tiempo. Predica con el ejemplo, compartiendo los retos que fija a su equipo. No se esconde detrás de su escritorio, sino todo lo contrario: asume su responsabilidad y lidera siendo el primero en dar el paso. Siempre está al pie del cañón, trabajando codo con codo, por lo que el crecimiento de su equipo está garantizado. Es un jefe honesto, comprometido y dispuesto a luchar por lo que cree. Impone los estándares más altos para resolver los retos más complejos del hospital y crea un sentido de pertenencia que lo convierte en un mito en su sector.

En la sostenibilidad y desarrollo es donde encontramos uno de sus principales déficits. En concreto, en su incapacidad de crear un clima de trabajo capaz de retener el mejor talento, así como de generar confianza y compromisos duraderos. La falta de planificación y comunicación de expectativas provoca que los colaboradores no sepan qué pueden esperar y se cree incertidumbre si nadie piensa en el futuro. Aunque House tiene una maravillosa seguridad en sí mismo, tiene dificultades para gestionar sus emociones y, obviamente, también las de su equipo.

Además, debemos tener en cuenta que todo esto se amplifica porque House se rodea de perfiles distintos al suyo, porque considera la discrepancia mucho más productiva que la subordinación. Esto se agrava con sus dificultades sociales y de relación interpersonal, en parte por su honestidad agresiva que le llevan a romper con lo socialmente aceptado y a dejar huella en aquellos que tratan con él. Se declara abiertamente antipático, cruel y desagradable. Su incapacidad de inspirar en otros energía, pasión, o entusiasmo, provoca que todos tengan un elevado desgaste personal y que su equipo, a la larga, no sea una organización emocionalmente inteligente.

House MD

l Aunque el género del drama hospitalario fuera reinventado años antes con Urgencias, la serie House MD revolucionó la pequeña pantalla por la peculiar personalidad de su protagonista, el doctor Gregory House, interpretado por el actor británico Hugh Laurie. El argumento de House MD se desarrollaba casi íntegramente en el ficticio Hospital Universitario Princeton Plainsboro de Nueva Jersey. Allí, House realizaba sus diagnósticos médicos junto a su equipo, que iba variando cada dos o tres temporadas, y a su íntimo amigo el doctor Wilson, interpretado por Robert Sean Leonard, con el que le unía una particular relación de amor odio. Bajo la atenta mirada de la directora de este hospital, la doctora Lisa Cuddy (Lisa Edelstein), que en muchas ocasiones pasaba por alto sus transgresiones médicas, Gregory House daba rienda suelta a sus técnicas de deducción, a veces inverosímiles, pero que casi siempre daban con la causa correcta de cualquier extraña patología. Se llegó a decir –no hay confirmación– que cada miembro del equipo de guionistas se ocupaba únicamente de un episodio por temporada y que había un equipo paralelo que se ocupaba de las tramas trasversales de los personajes entre capítulos.

A lo largo de sus ocho temporadas (177 episodios en total), House cosechó más de 50 galardones, entre los que caben destacar cinco Emmy, la mayoría técnicos; otros tantos People’s Choice Award, y un Globo de Oro a la mejor interpretación masculina protagonista, Hugh Laurie, quien también conquistó el Bafta pese a no ser una serie originalmente británica.Es considerada como una de las series más vistas en todo el mundo: 66 países llegaron a emitirla simultáneamente. Con una media de 15 millones de espectadores en el primer pase de cada episodio en EEUU, llegó a reunir a más del doble en su minuto de oro, en el episodio 12 de su tercera temporada. Su capítulo final, titulado Everybody dies (Todo el mundo muere), retransmitido el 21 de mayo de 2012, reunió a más de 10 millones de personas en una emisión que aunó éxito de crítica y público.

Es un exitoso personaje de ficción, muy atractivo, en parte porque House no sobreviviría en un entorno corporativo real. La aversión al riesgo y las estrictas normas sociales provocarían un rechazo natural en cualquier organización y, lamentablemente, no podría desplegar su genialidad. Hoy más que nunca, el líder no se distingue por su poder o conocimiento técnico, sino por su capacidad de crear sentimientos positivos y emociones que se transforman en entusiasmo, pasión y satisfacción. El doctor House es un gran ejemplo de lo que no debemos hacer, porque también se puede ser altamente eficaz y asertivo ilusionando, delegando, siendo respetuoso, honesto y educado.

En el fondo, todos sabemos que, si los guionistas de House lo hicieran más humano, perderían audiencia. Gracias por no cambiarlo, porque nos encanta su espíritu rebelde, su “licencia" para saltarse las normas y su integridad. Un ejemplo de que el liderazgo también se desarrolla en la práctica, fuera de entornos seguros como las aulas o la lectura de libros, haciendo inmersiones en proyectos sin planificación, complejos, caóticos y totalmente impredecibles.

House es auténtico, a diferencia de muchos líderes que hablan más que actúan. Es un maestro que nos conquista por lo que hace, y no por lo que dice.

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