La formación empresarial ya no necesita aulas
El aprendizaje dentro del equipo de trabajo y la digitalización de los itinerarios son ahora tendencia
Las empresas, sobre todo, las de mayor tamaño, viven inmersas en un cambio de modelo, tanto en sus procesos ordinarios, donde lo digital adquiere un mayor peso, como en sus mercados de actuación como, incluso, en su manera de tomar las decisiones. La formación interna no es inmune a estos cambios, y pese a que la crisis ha afectado de forma directa a los recursos que las organizaciones dedican a esta partida, la forma en la que estas plantean e imparten sus propios aprendizajes también está variando.
Un estudio realizado por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y la consultora Overlap pone de relieve el cambio de paradigma en el que se encuentra la formación dentro de la empresa. La clave, sostienen sus autores, el haber superado el debate entre la formación presencial y a distancia. Ahora, sentencian, el aprendizaje es permanente, “somos consumidores de conocimiento”. “Incluso el e-learning empieza a estar superado”, afirma Andrés Ríos, socio y director de marketing de Overlap. Ríos dibuja los tres escenarios que conviven actualmente en la formación empresarial. El primero, el más clásico, el de la formación a grupos sobre unas materias comunes y en espacios destinados a ello, como los aulas, “un aprendizaje 1.0”, lo define Ríos. El segundo, la formación dentro del propio equipo de trabajo. Aquí el aula desaparece, y la labor del día a día se convierte en el mejor método de aprendizaje, con un componente colaborativo mayor, en un concepto de comunidad que, gracias a las redes sociales internas de las compañías, permite compartir dudas y soluciones con compañeros de otras delegaciones. Una cooperación que se extiende al jefe, que actúa como evaluador del desempeño.
El tercer escenario es el de la formación individualizada, a través de la web semántica o la inteligencia artificial. En él, la empresa se responsabiliza de entregar al trabajador los elementos básicos para la formación relacionada con el puesto, pero este se convierte en el principal responsable de su formación, buscando sus propios complementos formativos en el entorno digital.
Entre 200 y 300 euros de gasto por empleado
El informe elaborado por la Universitat Oberta de Catalunya y Overlap, realizado en base a encuestas a un centenar de responsables de formación de empresas españolas, refleja que en un 76% de los casos, las compañías invierten de media entre 200 y 300 euros por trabajador en esta materia. Andrés Ríos, socio y responsable de marketing de Overlap, constata que esa cantidad ha disminuido en los últimos años, fruto de la crisis económica, aunque confía en que volverá a crecer, eso sí, “en otro formato de formación al que era habitual hasta ahora”.
En el 60% de los casos, esa formación responde a itinerarios que se centran en el puesto de trabajo del empleado. Sin embargo, el estudio explica que un excesivo grado de especialización en el aprendizaje conduce a unos trabajadores con mucho conocimiento de su puesto, pero limita el desarrollo profesional de estos de cara a futuros cambios o promociones.
Para el socio de Overlap Andrés Ríos, los dos últimos escenarios son los que se están imponiendo dentro de las corporaciones, lo que requerirá de los empleados una mayor autodisciplina. Según el estudio de Overlap y la UOC, la mayor parte de la formación que reciben los empleados sigue dándose por obligación: “Esto conserva un peso importante, aunque la tendencia es ir hacia una formación sugerida. Antes la empresa tenía la responsabilidad total del plan de formación, pero esto está cambiando. Ahora se crean canales donde los empleados se pueden formar”, afirma Ríos. Sobre todo, porque la rutina laboral ya implica una formación constante en el momento que, por ejemplo, un cliente reclama una solución inmediata a un problema desconocido hasta entonces.
Lo que no cambian son las temáticas que dominan la formación. Más del 60% de los encuestados por la UOC y Overlap afirma que el ámbito comercial domina su oferta, en tanto el objetivo primordial de las empresas es mejorar sus ingresos. En este punto, Andrés Ríos afirma que la formación en este ámbito ya no se reduce a los métodos de venta, sino que incluye el conocimiento de los procesos operativos, de los productos o del propio software de las empresa. Los idiomas son la segunda temática, y la cultura empresarial, la cuarta.