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Un coro de voces “bien afinado” precede a Yellen.

El encuentro anual de banqueros centrales en Jackson Hole (Wyoming) bajo el título "Diseñando marcos monetarios para el futuro", parece que a diferencia del año pasado (que coincidió con la devaluación del yuan y las caídas de las bolsas) se desarrolla en un entorno de mayor estabilidad. Momento que ha sido aprovechado para acentuar la reciente estrategia de la FED de mantener viva la expectativa de subida de tipos de interés en los EE.UU. Tras más de un año de débil demanda global, de ampliación de las medidas excepcionales por parte del BCE y el Banco de Japón y con una serie de riesgos geopolíticos (Brexit, elecciones presidenciales en EEUU, la emergencia de China como actor global,...) Janet Yellen, que no intervino al año pasado, copará la atención de los inversores el próximo viernes.

Si nos atenemos a las palabras de varios miembros del FOMC en las últimas semanas, la Reserva Federal vuelve a considerar una subida de tipos en EEUU, o al menos, quiere mantener viva dicha posibilidad que parecía desvanecerse tras los decepcionantes datos económicos publicados recientemente. La Fed alega ahora que después del aparente estancamiento en la primera mitad de año la economía vuelve a estar "en forma" y que los efectos de la inesperada votación del Reino Unido a favor de salir de la Unión Europea (Brexit) parecen controlados. Ayer domingo el responsable de la FED de Nueva York (Stanley Fischer) y número 2 de la Reserva Federal , aseguró que la institución está cerca de alcanzar sus objetivos de pleno empleo y de una tasa de inflación del 2,0%: "Estamos cerca de nuestros objetivos". No obstante, no dijo cuándo debería volver a subir los tipos. El último en apuntarse a este coro fue Alan Greenspan, quien dirigió el banco central estadounidense entre 1987 y 2006 y gran "pope" de la institución: "Los tipos de interés van a subir pronto, quizás rápidamente" dijo en una entrevista con Bloomberg Radio. "No puedo concebir que podamos mantener estos niveles de los tipos de interés durante mucho más tiempo".

Es curioso que en medio de todo este debate sobre los tipos de interés en los EE.UU, reabra un frente en parte olvidado: la supervivencia de la Eurozona. "Se va a romper, y de hecho, ya está mostrando síntomas de ello en muchas áreas diferentes" mientras apuntaba que, en su opinión, la zona euro es una región "inviable" pero no solo por las diferentes lenguas que en ella se hablan (o por los manidos criterios de Robert Mundell [1] sobre las condiciones para que se dé una zona monetaria óptima) sino porque “intenta combinar muchas culturas y actitudes diferentes en relación con la inflación, como son las posturas del Sur de Europa y las del Norte de Europa”.

No obstante, no son las primeras declaraciones sobre la UME oídas recientemente a Greenspan. El pasado junio, y en declaraciones a la cadena CNBC tras conocerse el resultado del referéndum británico afirmó que ello tendrá un efecto “corrosivo” para la Eurozona y que es “lo peor” que ha vivido en sus años de servicio público. “No hay nada como esto, ni siquiera la crisis del 19 de octubre de 1987 cuando el Dow cayó un 23 %. Entonces pensé que era el peor de los problemas posibles (…), pero esto es lo peor que recuerdo en mis años de servicio público”. Una pequeña disonancia con respecto a sus colegas, que empiezan a considerar el Brexit un problema menor, y que no alterará la política de “normalización” de tipos de la Reserva Federal.

Algo no cuadra en todo esto. Los EEUU han dejado de ser una excepción en el mundo. Sus decisiones deben ir al compás de lo que pasa fuera (ya lo está haciendo). Algo como lo que predice Greenspan no es compatible con ninguna “normalización” ni con “ … (los tipos de interés) van a subir pronto, quizás rápidamente”. Y eso que no hablamos todavía de lo que pasa en China y su cada vez más evidente desaceleración.

NOTAS:

[1] Los cuatro criterios citados para que una unión monetaria pueda ser un éxito (zona monetaria óptima) son:

  1. Movilidad laboral a través de la región.
  2. Apertura con movilidad de capital y flexibilidad de precios y salarios en la región.
  3. Un sistema que permita compartir el riesgo de todo el conjunto, como por ejemplo un mecanismo automático de transferencia fiscal, que redistribuya el dinero hacia las áreas o sectores que se hayan visto desfavorecidos por las dos características antes señaladas. Esto suele tomar la forma de una redistribución impositiva hacia las áreas menos desarrolladas de un país o región.
  4. Los países partícipes tienen que tener ciclos económicos similares.

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