La prima de riesgo se prepara para regresar a niveles de 2010
La actuación del Banco Central Europeo y el trasvase de capital desde la deuda alemana, que ofrece retornos negativos a los inversores, han sido las principales causas que han llevado a la prima de riesgo a desafiar la gran barrera psicológica de los 100 puntos básicos.
Pese al impacto del brexit, la falta de acuerdo para formar gobierno y el resto de acontecimientos que este año han golpeado a los mercados, las aguas poco a poco vuelven a su cauce y los inversores van, también poco a poco, perdiendo el miedo. Esta rebaja de la tensión ha tenido su reflejo en la prima de riesgo española, que marca la diferencia entre el interés del bono alemán a 10 años y su homólogo español, y que está a punto de caer por debajo de la cota de los 100 puntos básicos.
La actuación de los bancos centrales para contener los efectos derivados de la escisión de Reino Unido han provocado una caída de casi 70 puntos básicos de la prima de riesgo. Estas medidas lograron cortar lo que parecía que iba a ser una auténtica sangría. El 24 de junio, fecha en la que se conoció el resultado del referéndum británico, el diferencial se disparó hasta los 167 puntos básicos.
Fue 2015 el último año en el que la prima de riesgo se mantuvo de forma sostenida por debajo de esta barrera psicológica. Atendiendo a un periodo más reciente, la última jornada en el que el diferencial logró cerrar por debajo de los 100 puntos básicos fue el 7 de abril. Este pico coincidió con un momento en el que los inversores tenían grandes expectativas en la intervención del BCE que, finalmente, se materializó en forma de prolongación de su programa de compras. Sin embargo, el estallido de la crisis de Grecia dio al traste con sus esfuerzos y la prima de riesgo volvió a dispararse.
Con todo, existe un precedente más cercano. Concretamente, el 2 de diciembre del pasado año el diferencial perforó la barrera psicológica y consiguió marcar momentáneamente 98 puntos básicos, aunque no logró mantener esa cota al cierre de la sesión. Al día siguiente, tras la reunión del Banco Central Europeo en la que su presidente, Mario Draghi, decepcionó a los inversores, se abrió la puerta a la espiral bajista de los primeros meses de 2016 y la prima de riesgo se disparó con el miedo.
Y es que este diferencial, al ser reflejo del interés de la deuda española, está estrechamente relacionada con el programa de compras del BCE. “La autoridad monetaria de la zona euro ha distorsionado completamente el mercado de bonos soberanos”, opina Gonzalo Ramírez Celaya, director de renta fija y estructurados retail de Tressis.
Sólo en deuda española, el banco presidido por Mario Draghi ha invertido más de 100.000 millones de euros en el primer semestre del año, un 50% más que al cierre de 2015. En total, el conjunto del programa de compras de la máxima autoridad monetaria europea roza el billón de euros.
Según el experto, en el mercado de deuda pública hay ahora mismo un único comprador (el BCE) para muchos ofertantes. “Siempre que ocurre algo así, cuando el comprador cierra el grifo se viene abajo el chiringuito”.
Pero al margen de los niveles que podría o no marcar en el futuro, lo cierto es que la prima de riesgo que separa el interés de la deuda española frente al de la alemana ha encontrado la cuesta abajo.
Además del BCE, el propio riesgo de los mercados ha contribuido a reducir esta brecha. Y es que, según diferentes analistas, el valor como activo refugio del bono alemán se ha disparado en este turbulento 2016, sumiéndolo en rentabilidades negativas que podrían haber provocado un trasvase de capital hacia la deuda periférica (con la española como principal beneficiaria) en busca de retornos positivos.
“Con la seguridad que ofrece que el BCE siga comprando deuda, los bonos de Italia o España ofrecen una mayor rentabilidad que los de la alemana, con cupón ya en negativo”, sostiene Celaya.
En cuanto al diferencial entre el bono español y el italiano, el balance resulta favorable para a la deuda española, que paga un 0,999% frente al 0,113% que paga la deuda transalpina. Desde hace dos meses, el retorno que Italia se ha visto obligada a ofrecer por sus bonos a 10 años se elevó por encima del de España como consecuencia de las dudas derivadas por su sistema financiero, que se encuentra en plena reestructuración.