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El Foco
Tribuna
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Perspectivas de inversión para el segundo semestre de 2016

El voto por el ‘brexit' puso de manifiesto que si podemos estar seguros de algo, es de la incertidumbre

Thinkstock

A principios de año, observamos que los ciclos empresariales, crediticios y de valoraciones estaban desajustados en todo el mundo y aconsejó a los inversores que actuaran con precaución en este entorno de gran incertidumbre. Actualmente, nos adentramos en una nueva fase de desafíos geopolíticos, entre los que destacan las elecciones presidenciales de EE UU de noviembre, por lo que cabe esperar una mayor volatilidad en los mercados en el segundo semestre del año.

La decisión del Reino Unido de abandonar la UE puso de manifiesto que si podemos estar seguros de algo, es de la incertidumbre. Por lo tanto, hemos rebajado nuestras previsiones sobre el crecimiento mundial. Como el voto a favor del brexit afecta a la confianza, consideramos que existe riesgo de recesión en el Reino Unido y prevemos que se rebajarán las perspectivas de crecimiento en la zona del euro, ya de por sí débiles.

Incluso en la economía de EE UU, relativamente blindada, se han disparado los indicadores de incertidumbre en el plano político y es probable que se mantengan en niveles elevados en los próximos meses por la inminencia de las elecciones presidenciales. No se necesita mucho para desviar la trayectoria de la economía. Según el indicador a muy corto plazo del BlackRock Macro GPS, las previsiones de consenso sobre el PIB todavía subestiman el crecimiento estadounidense, pero no tanto como antes del referéndum sobre el brexit. Como dato positivo, sin embargo, asistimos a la estabilización de las economías y las divisas emergentes, en un momento en que parece que la Reserva Federal mantendrá intactos los tipos de interés. El impulso renovado a la concesión de préstamos en China apuntala el crecimiento económico, pero tiene un efecto más limitado que en el pasado y podría conducir a un colapso a largo plazo.

¿Hacia dónde se dirigen los mercados? Hemos identificado tres temáticas clave en nuestras perspectivas para el segundo semestre. En primer lugar, vivimos en un mundo de rendimientos bajos y es probable que la rentabilidad futura del mercado sea menor que en el pasado más reciente. En segundo lugar, la política monetaria expansiva ha constituido un impulso clave para los precios de los activos en los últimos años, pero su eficacia parece estar disminuyendo. Por último, prevemos una mayor volatilidad en el futuro, a medida que la ansiedad derivada del brexit cale en las economías europeas y el ciclo empresarial madure.

"El estímulo presupuestario y las reformas estructurales deben tomar el relevo de la política monetaria”

A los países les queda poca munición en su arsenal monetario. Se mantienen políticas de tipos bajos, los balances están sobredimensionados y muchos países rozan el pleno empleo. Por el momento, la Reserva Federal se mantiene a la espera en vista de los reducidos niveles de crecimiento y la incertidumbre económica. El Banco Central Europeo parece estarse topando con unos rendimientos a la baja derivados de los tipos negativos. El Banco de Inglaterra podría recortar los tipos y es probable que reanude sus medidas de relajación cuantitativa. China sigue teniendo capacidad de estímulo monetario, pero tiene que controlar la expansión desenfrenada del crédito.

En nuestra opinión, el estímulo presupuestario y las reformas estructurales deben tomar el relevo de la política monetaria para impulsar el crecimiento. Se trata del mejor momento para que los Gobiernos financien el gasto en infraestructuras: los gastos por intereses son reducidos, a pesar de los elevados niveles de deuda. Sin embargo, no se trata de una solución rápida. El gasto presupuestario de calidad tarda tiempo en dar sus frutos. La fragmentación política complica las cosas. La disfunción política es elevada en EE UU. En la eurozona, Alemania no se muestra dispuesta a impulsar el gasto mientras perciba la reticencia de otros países para llevar a cabo reformas.

Asimismo, asistimos a un auge de los movimientos populistas a escala internacional. 2016 está siendo un año muy activo para el avance de las tendencias antisistema, que constituyen una reacción de rechazo a las élites políticas que se deriva de la globalización y los rápidos cambios tecnológicos, así como del aumento de la desigualdad que todo ello conlleva. Desde la crisis financiera, otros ocho millones de personas más están en riesgo de caer bajo el umbral de la pobreza en Europa. La economía de la eurozona ha crecido solo un 0,5% en términos reales. La media de los ingresos de los hogares se ha estancado o ha disminuido en la mayoría de las economías avanzadas a lo largo de la década pasada. El crecimiento económico es esencial para cerrar la creciente brecha entre la población y los dirigentes políticos.

"Las dinámicas deflacionistas parecen surtir efecto y es posible que el crecimiento nos dé una sorpresa positiva"

Claramente, un sector financiero sólido juega un papel crucial en la generación de crecimiento económico, lo que es especialmente evidente en Europa. La baja rentabilidad y la amortización de deudas incobrables están haciendo todavía más difícil que los bancos europeos respalden el crecimiento al tiempo que satisfacen unos requisitos de capital cada vez más exigentes. Asimismo, los tipos negativos y la incertidumbre relacionada con el brexit están agravando estos desafíos, lo que hace esencial un recorte de los gastos. Los bancos necesitan simplificar su actividad y utilizar la tecnología para automatizar los procesos y reducir sus gastos generales.

No prevemos un cambio considerable en la confianza o el fin a las incertidumbres políticas y económicas que marcan la dirección de los mercados en la actualidad. No obstante, los fundamentales económicos subyacentes son positivos, especialmente en EE UU. Las dinámicas deflacionistas parecen estar surtiendo efecto y es posible que el crecimiento nos dé una sorpresa positiva. Con mucho efectivo inactivo o bloqueado en bonos con rendimientos negativos, los activos de riesgo podrían beneficiarse considerablemente.

Mientras tanto, la precaución respecto de la renta variable parece estar justificada, en particular en Europa. Por ello, nos centramos en valores de calidad y con dividendos que muestren crecimiento. En el plano de la renta fija, preferimos la deuda corporativa con calificación investment grade y los bonos de mercados emergentes, que ofrecen una rentabilidad ajustada al riesgo relativamente atractiva. La deuda pública y el oro siguen siendo útiles para diversificar la cartera.

Philipp Hildebrand es vicepresidente y miembro del Comité Ejecutivo Global de BlackRock.

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