Santander y Sabadell lanzan una oledada de deuda dirigida a pequeños inversores
El desierto de rentabilidad de los productos ultraseguros, como los fondos de renta fija a corto plazo y los depósitos, ha abierto la puerta a que los bancos coloquen productos de diseño entre los pequeños inversores, como fondos de inversión garantizados ligados a la Bolsa o bonos estructurados vinculados a una cesta de acciones. La rentabilidad media de los depósitos clásicos hasta un año se situó en abril en un mínimo del 0,23% anual. A finales de 2012, rozaba el 3%.
El mercado de capitales está completamente abierto para los institucionales. Las empresas y los bancos españoles han emitido un total de 147.500 millones de euros desde inicio de 2016.
Pero para retener a los pequeños inversores y ofrecerles rentabilidades más atractivas, al menos potenciales, algunas entidades están utilizando emisiones de deuda. Santander ha tratado de captar 750 millones de euros en bonos estructurados desde enero. Ha realizado tres emisiones en las que se proponía captar un máximo de 500 millones, aunque solo ha conseguido atraer 61,3 millones de euros, según los datos del mercado SEND de renta fija corporativa, plataforma que pertenece a BME.
El miércoles finalizó la comercialización de una emisión por hasta 150 millones de euros –el importe finalmente colocado no se conoce– y ayer mismo abrió fuego con la venta de hasta 100 millones de otro bono que vence en julio de 2021. Está ligado a la evolución en Bolsa del fabricante de automóviles Daimler, del gigante del software Microsoft y de la petrolera Total.
Los tres valores se revisarán anualmente a mediados de los meses de julio de los próximos seis ejercicios. Si están al mismo precio o por encima de la referencia, que se fijará el 27 de julio, el inversor recibirá un 1,5%. En caso contrario, el pago será del 0%. La fecha límite para la suscripción de estos títulos es el 20 de julio y el importe mínimo es de 10.000 euros.
En caso de que el bonista quiera deshacerse de los títulos antes de su vencimiento, deberá acudir al mercado SEND y lo que reciba variará en función de las cotizaciones de las compañías a las que está vinculado el bono y de la rentabilidad de la deuda clásica.
Banco Sabadell comercializa hasta hoy un máximo de 300 millones de euros en bonos que expiran en junio de 2018. En este caso, no hay complejidad de ningún tipo, pues la deuda paga trimestralmente un cupón anual del 0,6%: no están ligados a la evolución en Bolsa de otros activos. El banco que preside José Oliú ya ha vendido con éxito en lo que va de año 600 millones de este tipo de bonos, con vencimientos de 15 meses y con rentabilidades del 0,75% en la primera emisión ejecutada a comienzos del ejercicio y del 0,65% en la efectuada el pasado abril. En la actual emisión además de rebajar la rentabilidad, la entidad amplió el plazo de vencimiento a los 24 meses.
Otra ventaja para las entidades financieras al vender bonos en lugar de depósitos es que no deben aportar nada al Fondo de Garantía de Depósitos. Hasta ahora, debían entregar el 0,2% anual del importe garantizado –porcentaje que se halla de un máximo de 100.000 euros como máximo–, pero en breve las aportaciones serán personalizadas en función de los niveles de solvencia, la calidad de los activos y del modelo de negocio. La aportación final dependerá de los depósitos que deba garantizar cada entidad y del nivel de riesgo de cada banco.