Gestor de inversiones: el reto de recuperar la confianza en el cliente
Se impone la necesidad de construir una industria de la inversión orientada a la creación de valor para todos los inversores
Hacer que una profesión evolucione hacia mejor, más fuerte, sólida y ética requiere liderazgo, conocimiento, talento y adherencia a unos altos estándares de calidad y desempeño. Esta necesidad se puso especialmente de manifiesto durante la crisis financiera del último lustro, pero sigue estando muy presente en la actualidad. La supuesta manipulación del euríbor en Gran Bretaña, el famoso caso Madoff en EE UU o los abusos en la venta de ciertos productos financieros (caso Bankia en España) son algunos de los ejemplos que se han colado en nuestros hogares. Sin embargo, casos de corrupción y fraudes diversos, fruto de malas prácticas, se han dado a lo largo de toda la historia junto con otros ligados a la incompetencia y los errores de los gestores de inversión.
¿Ha perdido el inversor la confianza en el mundo de la gestión de inversiones y sus profesionales? Desafortunadamente, la respuesta es que, en gran medida, así ha sido. Es el momento de despertar. Se impone la necesidad de cambiar las cosas, de construir una industria de la inversión más sólida orientada a la creación de valor para todos los inversores. El camino hacia ello pasa por concienciar a todos los participantes de la industria, formadores, reguladores, compañías y profesionales sobre determinadas obligaciones que deben ser irrenunciables.
En primer lugar, establecer altos estándares de formación y profesionalidad; desarrollar y exigir unos conocimientos técnicos mínimos, y una conducta intachable, una visión completa de la industria de la inversión y, sobre todo, una adaptación continuada a las circunstancias y conocimientos cambiantes. Tanto el regulador como las compañías y los profesionales tienen que exigir este tipo de formación y contribuir a la creación de un código de formación y de conducta que facilite la labor del gestor de inversiones. La profesión debe equipararse a la de los médicos o ingenieros en importancia, formación, compromiso y actualización.
En segundo lugar, se debe situar por encima de todo los intereses del inversor, abandonando los modelos de negocio enfocados en el producto y los resultados a corto plazo y transformándolos en modelos centrados en las necesidades y objetivos del cliente, así como en las buenas prácticas. Alinear los incentivos del profesional con los intereses del cliente e imponer estándares de prudencia, lealtad y templanza en el desarrollo profesional. Finalmente, fortalecer la regulación para conseguir una alineación de los intereses de los inversores y las compañías. Trabajar con la industria para establecer normas de buenas prácticas encaminadas a salvaguardar la integridad del mercado y la seguridad del inversor, contribuyendo así a mejorar el funcionamiento del mercado de manera global. Asimismo, se deben establecer penalizaciones que eviten cualquier mala praxis, necesario para conseguir los objetivos pretendidos.
En este sentido, se debe fomentar el desarrollo formativo y el establecimiento de estándares de calidad, éticos y prácticas de conducta que faciliten la labor del profesional de la inversión en todo el mundo y el conocimiento y comprensión del universo de la gestión de inversiones, el cumplimiento de código éticos y el compromiso de situar siempre en primer lugar los intereses de los inversores, contribuyendo así a fortalecer la integridad y credibilidad de las organizaciones. En definitiva, se trata de establecer y poner las condiciones necesarias que establecen la diferencia que importa en el asesoramiento financiero.
Sea como sea el camino o institución elegida, en el punto en que nos encontramos se hace necesario e incluso obligatorio escuchar al inversor final y garantizar que la industria evolucione hacia la senda correcta en busca de un mayor compromiso con el cliente y el mejor saber hacer. Ser visto como el profesional que puede cumplir los objetivos de inversión de pequeños y grandes ahorradores, mediante una relación basada en la transparencia, la confianza y la comunicación son la base que hará que se eviten los errores pasados en el sector financiero y avancemos hacia una profesión mejor y más honesta.
Paul Smith es presidente y CEO mundial de CFA Institute. Ainhoa Díez-Caballero es vicepresidenta de CFA Society Spain.