El arriesgado experimento del BCE
La promesa del BCE de comprar bonos corporativos ha generado más emisiones. Como resultado, las primas que los inversores piden con respecto a la deuda soberana no bajan.
Los bancos centrales no suelen intervenir en los mercados corporativos de crédito. La promesa del Banco Central Europeo (BCE) de comprar bonos empresariales a partir de este mes, puede mostrar algunas buenas razones.
A medida que el BCE inicie la compra de deuda, por una suma de hasta 10.000 millones de euros al mes, las empresas obtendrán un estímulo para financiarse más. Eso podría hacer que la calidad del crédito se viera afectada y que las compañías hagan cosas improductivas como adquirir rivales a precios altos. Más fusiones darían lugar a empresas con más deuda, pero a un menor número de empleados y una competencia más débil.
Los efectos secundarios de la compra de bonos corporativos pueden ser aceptables si se abarata la financiación empresarial
Los inversores, por su parte, pueden pensar que se les protege menos. Los analistas de Bank of America Merrill Lynch apuntan que el número de bonos emitidos con pago de intereses que se eleva cuando la calificación de una empresa baja a BB+ se está reduciendo. La razón es que el banco central no va a comprar deuda con cupones variables.
Luego está el efecto sobre la liquidez. Las compras del BCE en el mercado de bonos garantizados han hecho que estos títulos sean más difíciles de canjear: un 69% de los inversores encuestados por Societé Générale aseguró que la liquidez se había deteriorado. A medida que el banco central compra y posee valores, hay menos rotación en el mercado.
Estos efectos secundarios pueden ser aceptables si la compra de bonos abaratara la financiación de las empresas. Ayudó al principio, pero el margen que las firmas calificadas como triple B deben abonar sobre la deuda soberana para financiarse en los mercados de renta fija se ha mantenido estancado en unos 160 puntos básicos de las últimas semanas, según Barclays Capital. Una razón es que la oferta ha aumentado, compensando el aumento de la demanda. Además, los inversores pueden vender bonos denominados en euros en favor de mercados más baratos y menos complejos, como Estados Unidos.
¿Por qué embarcarse en un recorrido tan problemático? Tal vez el BCE, en su intento de dar un impulso a la economía de la zona euro, está desplegando sus ideas más extravagantes para demostrar que ha intentado utilizar todas las herramientas disponibles. Eso ayudaría a sostener que lo que realmente hace falta son mejores herramientas.