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Consumo colaborativo

The Closet: una “disrupción” en la industria de la moda

La primera biblioteca de ropa de Madrid permite a sus socios tomar ropa prestada por un tiempo indefinido La mayoría de los modelos han sido cedidos por jóvenes diseñadores

Interior del establecimiento The Closet, en el madrileño y céntrico barrio de La Latina.
Interior del establecimiento The Closet, en el madrileño y céntrico barrio de La Latina.

Desde hace una semana, en el madrileño barrio de La Latina, muchos se paran ante el cartel de “biblioteca de ropa” que preside The Closet. “Entienden el concepto, pero no les entra en la cabeza de primeras”, afirma Xácome Froufe Vigara, director de Marketing de la empresa. “Es un armario de ropa compartida”, explica.

El negocio, el primero de este tipo en Madrid, aunque existe uno en Barcelona, se basa en un modelo de suscripción. Los socios pagan una cuota mensual, de entre 29,95 y 49,95 euros, que les permite llevarse un número de prendas por un tiempo indefinido. La diferencia entre las tarifas estriba en el número de modelos que pueden retirar. En vez de un precio, cada prenda tiene asociado un número de puntos (el 80% de stock cuesta entre 25 y 100 puntos, los accesorios, 10 puntos, y los modelos superiores pueden llegar a valer 300), al igual que cada tarifa: 100 puntos la más económica, 200, la intermedia, y 300, la superior. De esta forma, cuando el socio llega a The Closet, retira la ropa que desee según los puntos y estos se le devuelven cuando entregue lo que tomó prestado.

“Queremos difundir un consumo responsable de la moda”, explica Froufe. Los madrileños gastaron en ropa en 2014 una media de 541 euros, según un estudio de EAE Business School. Según Froufe, esta cantidad podría reducirse haciendo uso de bibliotecas de ropa, y el cliente tendría un “armario” más amplio: su objetivo es contar con un catálogo de 2.000 prendas que se renuevan cada tres meses. El usuario también ahorraría en electricidad y agua, pues el establecimiento se encarga del lavado y planchado posterior.

Además de las tres cuotas de socio, The Closet ofrece una cuarta modalidad, el Travel Pass, para aquellos que viajen a Madrid y prefieran hacerlo sin maleta. El usuario paga una cuota anual de 59,95 euros, que le proporcionan 500 puntos. A diferencia de las otras tarifas, los puntos no se recuperan al devolver la ropa.

De hecho, uno de los objetivos de este negocio es crear una red de bibliotecas de ropa por el mundo, de manera que los clientes puedan tomar prendas prestadas en cualquier establecimiento. “Hemos contactado ya con la biblioteca de Amsterdam”, afirman. En Europa, junto con la holandesa y las dos españolas hay una tercera en Hamburgo, la pionera de estas empresas en el continente.

Como toda biblioteca, The Closet necesita llevar un registro de los préstamos de los clientes. Para ello, han equipado las etiquetas de todas las prendas con chips de radiofrecuencia y los carnets de socio con tecnología NFC, como la empleada en los pagos móviles.

Siguiendo su objetivo de crear una red de “armarios compartidos”, The Closet pone este software a disposición de los interesados en abrir su propia biblioteca de ropa. “Queremos ser una iniciativa disruptiva en el mundo de la moda”, subraya Froufe.

La mayor parte de la ropa que los usuarios “alquilan” en The Closet ha sido cedida por jóvenes diseñadores –algunos de ellos han desfilado ya en Cibeles–, pero los propios socios también pueden ceder las prendas que tienen en casa. El 90%de los modelos se pueden comprar: los diseñadores reciben un 70% del importe y los socios, un 50%. La biblioteca cuenta también con prendas vintage adquiridas en EE UU.

The Closet pretendía lograr 30 socios al mes durante el primer año, pero en la primera semana ya han llegado a los 24. En cualquier caso no se plantean el negocio en términos de beneficios económicos, sino de sostenibilidad. “Queremos lanzar un pequeño dardo a la diana de la industria de la moda y divertirnos”, subraya Froufe.

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