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Gubulú, ¿el Reino del revés?.

EL REINO DEL REVES

Me dijeron que en el Reino del Revés

nada el pájaro y vuela el pez,

que los gatos no hacen miau y dicen ‘yes’

porque estudian mucho inglés.

Me dijeron que en el Reino del Revés

nadie baila con los pies,

que un ladrón es vigilante y otro es juez

y que dos y dos son tres.

María Elena Walsh

“El reino del revés” de Maria Elena Walsh

Interpetado por María Elena Walsh

En Argentina, María Elena Walsh representa una renovación de la literatura infantil. Asuntos propios de la literatura para adultos como los juegos de palabras, las ironías, los encabalgamientos, los ritmos, rimas y aliteraciones,… se convirtieron con ella en asuntos propios del mundo de la literatura infantil. A pesar de la simplicidad que parece desprenderse de su poesía más popular, la de los niños, es una consumada poeta (no le gustaba que la llamaran poetisa) y su trayectoria vital así lo acaba confirmando. En 1945, a los 15 años, publicó su primer poema en la revista El Hogar titulado Elegía. En 1947, con 17 años publica su primer libro, un poemario titulado Otoño (Segundo premio Municipal de Poesía). A pesar de su juventud, se trata de un libro que llamó la atención del mundo literario hispanoamericano ya que fue elogiado por la crítica y por algunos de los más importantes escritores hispanoamericanos, como Juan Ramón Jiménez[1], Jorge Luis Borges, Silvina Ocampo, Eduardo González Lanuza y Pablo Neruda.

En 1952 se instalaron en París y comienza a cantar canciones con Leda Valladares. Cuando aún se encontraba en París, María Elena Walsh comenzó a crear poemas, canciones y personajes infantiles. De vuelta a Argentina, en 1958 le ofrecen escribir guiones de televisión para programas infantiles. Entre ellos se destacó “Buenos días Pinky” que alcanzó un gran éxito. A partir de ahí vio la posibilidad de crear un género similar a un «cabaret para chicos» o un «varieté infantil», que revolucionaría el mundo del espectáculo, el folklore y la música infantil.

El siguiente espectáculo musical-dramático para niños fue “Canciones para mirar” en la Sala Casacuberta del Teatro Municipal General San Martín de Buenos Aires, en 1962. De forma inesperada, el espectáculo tuvo un enorme éxito. La obra estaba compuesta a partir de doce canciones de Walsh, que cantaban Leda y María vestidas como juglares, mientras los actores Alberto Fernández de Rosa y Laura Saniez las representaban mímicamente: "La familia Polillal", "El Reino del Revés", "Milonga del hornero", "La vaca estudiosa", "La Pájara Pinta", "Canción del estornudo", "La mona Jacinta", "Canción del jardinero", "Canción de la vacuna", "Canción de Titina", "Canción para vestirse" y "Canción del pescador". En los intervalos entre canciones, dos personajes, Agapito y la Señora de Morón Danga, decían monólogos cómicos, una estructura dramática que Leda y María habían tomado del Crazy Horse, combinándola con el humor, los ritmos tradicionales, el desenfado y el público infantil.

En la segunda mitad de los años 60, cuando en Argentina, como en el mundo entero, corrían aires de protesta y compromiso, hubo una generación de poetas que cobraron importancia como Laura Devetach y Elsa Bornemann que, al igual que María Elena, desde el ámbito de la literatura infantil, hicieron una literatura de compromiso social, arraigados en la realidad social y audaces por su temática. Ni que decir tiene que las obras de todos ellos serían luego prohibidas por la dictadura militar argentina.

Esta constatación del mundo del revés es la antesala de la caída de “lo viejo”

EL CIPRES DEL CEMENTERIO

Yo no soy triste,

es que estoy en un sitio donde

nadie viene con tortilla.

Yo no soy triste

es que todo el que viene aqui.

es como si le faltara algo

Yo no soy triste

y si no que se lo digan a los pájaros,

a ver

¿qué tienen los otros árboles que no tenga yo?

Yo no soy triste,

lo que pasa es que todos me miráis con tristeza..

Gloria Fuertes

En España podríamos citar como referente de este tipo de literatura a Gloria Fuertes cuyos versos, a veces tildados de una simplicidad que no es tal, han sido recitados y han alegrado la infancia a miles de niños españoles y que, hoy en día, continúan siendo una de las herramientas mejor valoradas por los profesores en las escuelas infantiles. Además su poesía se ha convertido en uno los mejores medios para fomentar el gusto por la lectura entre los niños ya que los más pequeños quedan encantados con la belleza y la armonía que transmite además de por la brevedad de sus textos. Pero su propuesta literaria va más allá de lo meramente infantil.

El reino del revés no es más que una metáfora de la visión del mundo real, tras caer la cortina que lo tapaba de nuestras miradas. La realidad que antes veíamos no era más que pura ficción. Éramos una especie de Seguimundo, protagonsita de “La vida es sueño" de Calderón de la Barca, que nos sacaron de nuestra torre y vimos (al llegar a Palacio) que el mundo no era como nos lo imaginábamos: es totalmente del revés. Si la crisis ha tenido algo positivo, es que ahora estamos viendo el MUNDO REAL que es totalmente del revés de lo que nos contaban.

Ministros que no saben explicarse, un FMI recomendando algo que no cuadra con sus actuaciones en las sucesivas crisis (no solo la actual) que se han venido produciendo desde los años 80, bolsas que suben con beneficios a la baja, ex convictos pobres que vivían “a todo tren”, previsiones a la baja con expectativas de subidas de tipos de interés, mercado laboral de pleno empleo compatible con un descrédito de las elites (las primarias americanas) o una programa de ayuda alimenticia que ha duplicado sus beneficiarios con la crisis, etc.,…

“El brujito de Gulubú” (Canción de la vacuna) de María Elena Walsh

Interpetada por Rosa Leon

Los cuentos de hadas.

«Caperucita Roja fue mi primer amor. Tenía la sensación de que, si me hubiera casado con Caperucita Roja, habría conocido la felicidad completa.»

Charles Dickens

El psicoanálisis se creó para que el hombre fuera capaz de aceptar la naturaleza problemática de la vida sin ser vencido por ella o sin ceder a la evasión. (…) Éste es precisamente el mensaje que los cuentos de hadas transmiten a los niños, de diversas maneras: que la lucha contra las serias dificultades de la vida es inevitable, es parte intrínseca de la existencia humana; pero si uno no huye, sino que se enfrenta a las privaciones inesperadas y a menudas injustas, llega a dominar todos los obstáculos alzándose, al fin, victorioso. (…)

“Psicoanálisis de los cuentos de hadas” de Bruno Bettleheim.

Bettleheim llega a la conclusión de que una de las principales funciones de estos relatos es para los niños canalizar sus deseos e impulsos inconscientes en figuras y motivos que ellos conscientemente puedan amar u odiar sin culpas, y que les permita soñar que superarán esa etapa de indeterminación y miedo que es la niñez.

En su obra más conocida, y a la vez menos controvertida, “Psicoanálisis de los cuentos de hadas” Bruno Bettleheim llega a decir:

"Al mismo tiempo que divierte al niño, el cuento de hadas le ayuda a comprenderse y alienta el desarrollo de su personalidad. Le brinda significados a diferentes niveles y enriquece la existencia del niño de tan distintas maneras, que no hay libro que pueda hacer justicia a la gran cantidad y diversidad de contribuciones que dichas historias prestan a la vida del niño. (…) el niño obtendrá un significado distinto de la misma historia según sus intereses y necesidades del momento. Si se le ofrece la oportunidad, recurrirá a la misma historia cuando esté preparado para ampliar los viejos significados o para sustituirlos por otros nuevos[2].

"Los cuentos de hadas, a diferencia de cualquier otra forma de literatura, llevan al niño a descubrir su identidad y vocación, sugiriéndole, también, qué experiencias necesita para desarrollar su carácter. Estas historias insinúan que existe una vida buena y gratificadora al alcance de cada uno, a pesar de las adversidades; pero sólo si uno no se aparta de las peligrosas luchas, sin las cuales no se consigue nunca la verdadera identidad. Estos cuentos prometen al niño que, si se atreve a entregarse a esta temible y abrumadora búsqueda, fuerzas benévolas acudirán en su ayuda y vencerá. Las historias advierten, también, que aquellos que son demasiado temerosos y apocados para arriesgarse a encontrarse a sí mismos deben permanecer en una monótona existencia; si es que no les está reservado un destino peor"[3].

Por razones que saltan a la vista, "El brujito de Gulubú" o "La canción de la vacuna", como es más conocida áun en Argentina, fue una de las canciones más controvertidas de María Elena Walsh y su prohibición fue algo que cabía esperar al alentar a los niños, (y a sus padres) a reconsiderar al necesidad de poner en duda la autoridad de los "brujitos" (necesariamente en diminutivo) a través de la vacuna "Luna Luna Lú". Esta vacuna no es más que una forma de alentar en todos ellos una visión crítica de la realidad, al margen de las soflamas inherentes al mensaje oficial, y que (como a la vaca, que no podía decir ni MU) se pretende ahogar. Ni que decir tiene que es precisamente el brujito de Gulubú fue el "Uno y único en Gulubú /Que lloró, pateó y mordió / Cuando el médico lo pinchó". Lo que le tocaba ver tampoco era de su agrado. No le interesaba que viéramos cuan de revés era "El reino del revés".

NOTAS

  1. Juan Ramón Jiménez antes de irse tras una visita en 1948 a Argentina invitó a los poetas María Elena Walsh y Horacio Armani a pasar una temporada en su casa de Maryland. Horacio Armani no pudo ir por hallarse su madre gravemente enferma, pero María Elena Walsh vivió cinco meses con Juan Ramón y Zenobia. No obstante, la relación entre ambos se deterioró mucho en esta estancia de María Elena en Maryland.
  2. Una niña, en su temprana adolescencia, quedó fascinada por «Hansel y Gretel», que le brindó un gran consuelo leyéndolo una y otra vez y fantaseando sobre dicho cuento. De pequeña había estado dominada por un hermano mayor. En cierto modo le había mostrado el camino, como Hansel al ir esparciendo las piedrecitas que les guiarían a él y a su hermana de vuelta a casa. En la adolescencia, esta chica seguía apoyándose en su hermano, y esta escena del cuento le inspiró confianza. Pero, al mismo tiempo, se resintió por el dominio de su hermano. Sin ser consciente de ello en aquel momento, su lucha por la independencia giraba en torno a la figura de Hansel. La historia le dijo a su inconsciente que seguir el camino de Hansel le haría quedarse atrás en vez de ir adelante; por otra parte, es también significativo que al principio de la historia fuera Hansel el que guiara, mientras que al final es Gretel quien consigue la libertad y la independencia para ambos, puesto que es ella quien vence a la bruja. Una vez alcanzada la edad adulta, esta mujer comprendió que dicho cuento la había ayudado mucho a abandonar la dependencia en su hermano, al convencerla de que una temprana dependencia en él no tenía porque influir en su vida posterior. Así, una historia que, por una razón, había sido significativa para ella cuando era niña, le proporcionó una guía en la adolescencia por otra razón completamente distinta.
  3. El subrayado y la negrita es mio.

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