La gestión automática de fondos de inversión llega para quedarse
La inteligencia artificial ya tiene en Estados Unidos 50.000 millones de dólares bajo gestión
Los coches sin conductor ya circulan por algunas carreteras; los robots ayudan a los médicos en algunas cirugías... ¿por qué no dejar que la inteligencia artificial gestione nuestros ahorros? Esa es la propuestas de las plataformas robo advisors (gestión automatizada), una tendencia de inversión que despegó hace cuatro años en Estados Unidos y que ya tiene un patrimonio bajo gestión de más de 50.000 millones de dólares.
El avance de este tipo de plataformas es trepidante. En 2015 registraron un incremento del negocio del 200%, de acuerdo con la consultora Aite Group. A partir de 2013 dieron el salto a Europa, y en los últimos meses han surgido en España tres proyectos diferentes de esta tipología de negocio: Indexa Capital, Feelcapital y Finizens.
El punto de partida de esta modalidad de inversión es básico y a la vez contracultural: la inmensa mayoría de los fondos de inversión no consigue batir a los índices que tienen como referencia –ya sean de Bolsa o de renta fija– y, sin embargo, cobran altas comisiones. Los robo advisors proponen olvidarse de la gestión activa, aquella que busca las mejores oportunidades de inversión analizando compañías, industrias y datos macroeconómicos, para centrarse en la gestión pasiva.
Los gestores automatizados invierten a través de fondos cotizados (exchange traded funds, ETF) y fondos indexados. Estas figuras son muy similares a un fondo de inversión tradicional, pero su cartera no la diseña un gestor, sino que simplemente replican la evolución de un determinado índice, sea el S&P 500, el Ibex 35, o un índice sobre la evolución de la deuda soberana europea. Los robo avisors, al no tener que pagar altos sueldos a los gestores, pueden cobrar comisiones muchísimo más baratas, al tiempo que el amplio mercado de ETF les permite diversificar muchísimo las inversiones (prácticamente igual que un fondo tradicional).
El auge de estas plataformas parece imparable. De acuerdo con un reciente estudio de la consultora A. T. Kearney, para 2020 su proyección indica que la industria de la gestión automatizada de carteras llegará a 2,2 billones de dólares de patrimonio gestionado.
“La revolución digital, el boom de las ‘fintech’ en general y dentro de ellas la vertiente de los gestores automatizados, van a ser factores determinantes para desnudar las mentiras de una industria donde solo el 10% de los fondos bate a su indice consistentemente en el largo plazo, donde ya no tendrán cabida tantos fondos caros y malos que las redes bancarias siguen vendiendo impunemente”, explica Martín Huete, fundador de Finizens, después de trabajar durante más de 20 años como directivo en varias firmas tradicionales de gestión de activos.
- Menores comisiones
Las dos banderas de enganche de los gestores automatizadas son su capacidad para obtener mejores rendimientos que los fondos convencionales y sus bajas comisiones. En el caso de Indexa Capital, fundada por François Derbaix, son capaces de ofrecer un ahorro del 79% respecto a las comisiones que se pagan habitualmente en España. El coste total promedio que calculan es del 0,72% anual, que incluye la comisión de Indexa, las de Inversis (que opera como gestora y banco custodio) y las de los fondos cotizados donde operan. Aunque pudiera parecer que hay muchos interemediarios, lo cierto es que la comisión media anual en los de los fondos de renta variable mixta en España es del 3,4%, cinco veces más.
“Las gestoras convencionales basan su negocio en venderte que tienen fondos con métodos infalibles para obtener rentabilidad, y así poder justificar las altísimas comisiones, que son las que pagan sus altos salarios”, explica Derbaix.
El caso de este empresario belga es paradigmático de cómo algunos inversores consideran que los robo advisor son el gran filón por donde poder atacar el negocio bancario. Derbaix creó en 2002 la web Toprural con su mujer. 10 años después lo vendió por 14 millones de euros al gigante estadounidense Homeaway. Desde ese momento se convirtió en un business angel mientras buscaba una nueva oportunidad para volver a convertirse en empresario, hasta que la encontró con Indexa Capital.
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- Batir a los índices
El gran valedor de los robo advisors y de la gestión pasiva es, paradójicamente, el gran gurú de la gestión activa, Warren Buffet. En una carta abierta dirigida a su joven esposa, el mago de las finanzas le recomendaba que cuando heredara su colosal patrimonio que invirtiera “un 10% el liquidez, a través de fondos del Gobierno a corto plazo, y el restante 90% en un fondo de bajo coste que replique la evolución del S&P 500, preferentemente un fondo de Vanguard”.
Unai Ansejo, cofundador de Indexa Capital y consejero delegado, recuerda el estudio publicado por los profesores del IESE Pablo Fernández y Javier del Campo sobre la rentabilidad de los fondos de inversión. La rentabilidad media anual obtenida por los fondos de renta variable mixta internacional entre 1999 y 2009 fue un 3,4% inferior a su índice de referencia.
Esto mismo llevan años pregonando en Estados Unidos firmas como Betterment o Wealthfront, que gestionan ya un volumen de fondos que supera los 14.000 millones de dólares. Además, las grandes gestoras empiezan a apreciar el potencial de este tipo de plataformas. El año pasado, el gigante BlackRock compró FutureAdvisor, y la firma Vanguard tiene su propio gestor automatizado, con un volumen de 20.000 millones de dólares.
- Auge de los etf
Una de las piezas básicas para el desarrollo de los gestores automatizados ha sido el imparable ascenso de los fondos cotizados (ETF) e indexados. De acuerdo con los últimos datos del sector, en todo el planeta ya hay más de tres billones de dólares invertidos a través de estas fórmulas de gestión pasiva. El primer producto de este tipo, el Vanguard 500 Index Fund, se lanzó al mercado hace ahora 40 años.
En la actualidad, el catálogo de mercados, estrategias y activos en los que se puede invertir por medio de ETF es inabarcable:deuda corporativa emitida por compañías Latinoamericanas, productos que replican la cotización del oro o del petróleo, o ETF siguen la evolución de las compañías japonesas de mediana capitalización. Este amplio catálogo permite que los gestores automatizados puedan diseñar carteras muy diversificadas y que ofrecen la posibilidad de conocer el valor liquidativo de la inversión al instante. Hasta ahora, han sido grandes fortunas e incluso fondos tradicionales quienes han utilizado el recurso de los ETF para tomar posiciones de forma barata y eficiente. Ahora llega el turno de la democratización de esta figura.