Selva de Irati, hechizo en el pirineo navarro
Es uno de los bosques de hayas y abetos de mayor riqueza medioambiental en Europa.
El río Irati da nombre al segundo hayedo-abetal más extenso y mejor conservado de Europa, después de la Selva Negra de Alemania, y primero de España. En la selva de Irati, en el pirineo navarro, abetos y pinos negros se entremezclan con hayas centenarias.
Nombrar Irati es mencionar una maravilla de la naturaleza, un bosque de 17.000 hectáreas que se extiende desde Roncesvalles hasta los alrededores de Belagua, el ecosistema pirenaico más relevante del valle de Roncal.
Su fronda, prácticamente inalterada desde hace siglos, pinta un paisaje de colores vivos que se transforma con la llegada de cada estación. El boj, el acebo o el endrino son algunos de los arbustos que visten un suelo marcado por el paso de jabalíes, corzos o gatos monteses. Y es que el denominado bosque de bosques es uno de los más atractivos de la península Ibérica, con diversos espacios protegidos en su interior.
La mejor manera de descubrir este paraíso es hacerlo sin prisas, perderse por los laberintos naturales que alberga
Esta joya de los Pirineos brinda múltiples sensaciones a quienes la visitan: el encuentro con la naturaleza, el sonido del agua entre hayas y abetos, el frescor del río Irati o del embalse de Irabia en verano, el ruido huidizo de los animales, el olor de los frutos del bosque... Un libro abierto de la naturaleza que nos deleita con su magia.
Irati tiene dos puertas de entrada en Navarra: por el costado occidental desde Orbaizeta, un pueblo rural de los de verdad, con poco más de 200 habitantes, situado a apenas 60 kilómetros de Pamplona, y, por la parte oriental, el acceso natural es Ochagavía, una postal idílica y pintoresca, donde se encuentra el Centro de Interpretación de la selva, un buen punto de partida y de información del entorno y sus posibilidades, que son muchas.
La mejor manera de descubrir este paraíso es hacerlo sin prisas, tomarle el pulso y perderse por los muchos laberintos naturales que alberga, morada de personajes mitológicos como las brujas y lamias que, dice la leyenda, aprovechan la niebla para hacer desaparecer a quienes se adentran por su territorio, o el Basajaun, el señor del bosque, aún más esquivo y ágil que los ciervos.
Existen numerosos senderos para apreciar los encantos de este espacio privilegiado. Dos de los más recomendables son los de Anbulolatz y Azalegi, ermita de San Esteban, que parten del área de acogida de Arrazola. Ambas rutas se adentran en los bosques típicos del Irati y ofrecen magníficas vistas de la selva, en particular la que llega hasta la cima de Azalegi, de más de 1.100 metros.
Más accesibles son los recorridos que comienzan desde el pantano de Irabia, uno de los puntos más visitados de la selva de Irati.
Con buen tiempo, una opción interesante es recorrer la arboleda en bicicleta. Existen 16 rutas BTT balizadas, que se extienden más de 400 kilómetros, de diferente dificultad y dureza. De las 16 rutas balizadas, 4 parten del área de acogida de Arrazola; otras se inician en las Casas de Irati, en Pikatua, junto al centro de esquí nórdico de Abodi.
Hay también paseos más sencillos pero muy interesantes. Por ejemplo, el sendero interpretativo Errekaidorra es un recorrido de menos de diez kilómetros que parte de las Casas de Irati, en el que los senderistas pueden descubrir cómo se explotaban los recursos forestales de Irati para producir mástiles, remos, muebles o carbón vegetal.
Durante el trayecto, es posible apreciar la diversidad de la flora y fauna del lugar o algunos tramos de las vías férreas y los sistemas de cables que se usaban para extraer parte de la riqueza natural de los bosques. También muchas de las actividades que continúan hoy haciendo palpitar el corazón de este bosque se muestran en este sendero interpretativo.
Cómo llegar
Tiene Irati dos puertas de acceso en Navarra: por el lado occidental, desde Orbaizeta, un pueblo rural de los de verdad, con poco más de 200 habitantes, a 59 kilómetros de Pamplona, y por la parte oriental, el acceso natural es Ochagavía.
Pistas de esquí nórdico en Abodi y recogida de setas
Adentrarse en este espacio natural es siempre un placer en cualquier época del año, también lo es en invierno o ahora, cuando ya se presiente la llegada de la primavera.
Para los amantes de la nieve, a 15 kilómetros de Ochagavía se encuentran las pistas de esquí nórdico de Abodi, con varios circuitos repartidos en 25 kilómetros balizados, tanto para el paseo como para el entrenamiento.
Además de las pistas habituales, que comienzan en la antigua aduana de Pikatua, cuando hay buena nieve, existen varias rutas interesantes, siguiendo la cordillera de Abodi o bajando por el camino de Koixta, hasta llegar a la ermita de la Virgen de las Nieves. En temporada de setas está permitida su recogida, pero es necesario solicitar un permiso especial para hacerlo.