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Pueden ponerse todavia más nerviosos.

La FED ha mantenido sin cambios el rango objetivo de entre 0,25% y 0,5%, de los fondos federales. De esta parte, no hubo sorpresa. Donde si la hubo fue en el mensaje de sobre las previsiones económicas ya que reconoce que espera un crecimiento moderado con menor expansión de la economía global, y una inflación también menor: recorta su previsión del PIB para este año al 2,2% (2,4% en su anterior estimación) y la inflación, que ahora espera que se sitúe en el 1,2% a finales de año, frente al 1,6% del que hablaba en sus anteriores estimaciones.

La principal repercusión de todo ello, esta en el hecho de que ha reducido desde cuatro hasta dos la previsión de alzas en 2016: "... hay que tener cuidado con las futuras subidas de tipos ya que es más fácil reaccionar a una sorpresa al alza del crecimiento que a una caída inesperada".

El resto de los mensajes de Yellen es una "copia y pega" de las anteriores: "La orientación de la política monetaria sigue siendo acomodaticia, apoyando así una mejora adicional en las condiciones del mercado laboral y el retorno al 2% de la inflación". Resaltar, no obstante que la decisión de mantener los tipos de interés invariados se ha tomado con nueve votos a favor contra uno en contra. Clave este dato ya que la unanimidad les confería un halo de sabiduría del que ahora están desprendiéndose.

"Él puede parecer un idiota y actuar como un idiota, pero no se deje usted engañar, es realmente un idiota"

Grouxo Marx

La verdad es que las ruedas de prensa de estos señores, sus comunicados, sus declaraciones y discursos se están convirtiendo en algo muy aburrido. Ahora vemos como los otrora famosos "efecto Greenspan", "efecto Bernanke" reconvertidos ahora en los "efecto Yellen", "efecto Draghi" cada vez tiene menos efecto (valga la redundancia) sobre los mercados. Baste resaltar como el supuesto control de la situación que se parecía desprender de los mensajes de subidas de los tipos de interés en cuatro ocasiones de finales del 2015 por parte de Yellen y sus secuaces en el FOMC se ha travestido en "dos subidas de tipos de interés" apenas 90 días más tarde. Si se ha podido hacer esto en solo 90 días, la posibilidad de que el mensaje se trastoque en unos meses en "seis subidas de los tipos de interés" o, por el contrario en "una bajada de los tipos de interés" esta al alcance de cualquiera de estos iluminados. Y eso no es lo que se esperaba de ellos.

O como la gran decisión de Draghi de hace apenas unos días de ampliar, por encima de las expectativas, las medias de estimulo no se ha traducido en mejoras sustanciales de la estabilidad financiera ni en la ansiada depreciación del EUR. Fácilmente hemos pasado en diciembre del "aprobamos más estímulos porque funciona" a la necesidad de hacer más (¿Porque no funcionó?) en el breve plazo también de 90 días.

Ya sabemos la fecha de caducidad de las palabras de los banqueros centrales: 90 días a partir de su empaquetado.

Llegamos a la conclusión de que los otrora grandes hombres que por si solo movían y dictaban su ley a los mercados, ahora son menor monigotes en manos de la realidad. Me temo que esto no ha hecho más que empezar y su resultado será una vida para estas personas un poco más complicada, de lo que se imaginaban. El nuevo mundo no se puede encerrar en los viejos modelos y lo saben.

Algo parecido ha pasado con las medidas de adoptadas por la UE con Turquía para resolver la crisis de refugiados acordando una propuesta que hasta ahora nadie se había atrevido a defender en público por su crudeza. Según el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, en la conferencia de prensa conjunta ofrecida junto al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, se apoya "en la lógica de que los sirios pueden solicitar asilo en Turquía". A lo que añadió Tusk "Hemos conseguido un gran logro".

No ha hecho falta más que unas imágenes de la policía turca en la frontera apaleando a unos refugiados para que la apariencias de consenso se rompan y empiecen a aparecer no pocas voces críticas con el planteamiento y las consecuencias de ese convenio. Ahora la Comisión Europea (aunque insiste en que el plan que está sobre la mesa "es legal" y "una buena opción") a través de su portavoz Martaritis Schinas, reconoce que "no se trata de un acuerdo final..." A los negociadores europeos, cegados por una solución rápida a cambio de dinero, se olvidaron de que es un imperativo legal el considerar a Turquía un país seguro, ya que de otro modo no sería legal reenviarle los demandantes de asilo deportados.

Es evidente que el viejo mundo se encuentran en estado de pánico.

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