Los fondos piden a Abengoa un tipo del 18% por rescatarla
Los bonistas liderados por Houlihan Lokey han condicionado su inyección de 1.000 millones de euros a Abengoa para su plan industrial a un tipo de interés anual del 5%. Una tasa en línea con lo que se ofrece en el mercado a las empresas solventes. Eso sí, este interés se acompaña por comisiones de apertura y cierre de esa línea de crédito que elevan la cuantía final que el grupo sevillano deberá pagar por esa liquidez hasta un mínimo del 18%.
La pasada semana, Abengoa y sus acreedores pusieron la primera piedra para desbloquear un acuerdo que evite la entrada en concurso de acreedores de la empresa el 28 de marzo. La salida de Felipe Benjumea tras ser cesado de su cargo como asesor externo y el nombramiento de un nuevo presidente y consejero delegado allanaron un camino que se antoja todavía complicado, puesto que necesita la luz verde de acreedores con tres quintas partes del pasivo y de dueños del 75% de pasivo financiero.
Los bancos acreedores que lideran las negociaciones con la empresa, conocidos como el G7 –Santander, CaixaBank, Sabadell, Popular, Bankia, HSBC y Crédit Agricole–, han aceptado compartir las garantías que tienen en Atlantica Yield con los bonistas. Estos, a su vez, se comprometieron a inyectar unos 100 millones de liquidez urgente en la empresa, una firma que aún no se ha rubricado.
Sobre la mesa de negociación siguen también las condiciones de la inyección de dinero nuevo que la empresa precisa para poner en marcha su plan industrial tras la reestructuración de su deuda. Los bonistas liderados por Houlihan Lokey y entre los que están las gestoras BlackRock, AIG, Invesco, D.E. Shaw, Varde, Centerbridge y Elliott, han puesto sobre el tapete 1.000 millones de los 1.130 que precisaba Abengoa según el plan de viabilidad e industrial elaborado por Álvarez & Marsal. A cambio, se quedarán con alrededor del 55% del capital de la compañía, mientras que los bancos controlarán en torno 40% y los actuales accionistas –entre los que está Inversión Corporativa, el brazo inversor de los Benjumea, y unos 50.000 minoritarios– un 5%, lo que supone la dilución casi total de estos.
Una inyección que contará con un interés anual del 5%. A esto se sumará una comisión de apertura del 4% y otra de vencimiento del 9%, ambas sobre el total del crédito concedido y que sumarían unos 130 millones.
A esto, se podría sumar otra comisión del 5% si Abengoa cancela anticipadamente este crédito, en cuyo caso el interés sería sobre la cuantía que quede de esta línea, lo que encarecería aún más esta línea de liquidez, según afirman fuentes conocedoras del proceso, que apuntan a que esta inyección podría ejercer como crédito puente hasta que la situación del grupo de ingeniería presidido desde la semana pasada por Antonio Fornieles mejore y pueda negociar unas condiciones más ventajosas. Así, según el plan industrial realizado por KPMG prevé que la empresa genere liquidez por unos 1.000 millones entre 2017 y 2020, y que a partir de este último año Abengoa sea capaz de generar unos 700 millones anuales de flujo libre de caja.
Los bancos acreedores serán los encargados, por su parte, de aportar los avales de 800 millones que la empresa precisa para poner en marcha su hoja de ruta hasta 2017. Unos avales en los que participarán no solo los integrantes del G7 sino todas las entidades con deuda corporativa de Abengoa. Entre ellos, fuentes conocedoras reconocen que entes públicos como Cesce o el ICO tendrán un papel relevante. Junto a todo esto, empresa y bonistas siguen ultimando los flecos de la metamorfosis de la deuda de Abengoa, de la que se transformarán unos 6.000 millones de deuda corporativa en nuevas acciones, de los 9.400 millones totales. Una conversión que tendrá un precio superior al de su cotización, lo que implicará pérdidas de entre el 60% y el 70% para quienes opten por venderla.
Los títulos B suben un 56%, la mayor alza de su historia
Las acciones B de Abengoa, que cuentan con un derecho de voto, registraron ayer la mayor subida de su historia ante el inminente acuerdo entre la empresa, bancos acreedores y bonistas que evite la entrada del grupo sevillano en concurso de acreedores, como publicó CincoDías el pasado sábado 5 de marzo. Se revalorizaron un 56,42% hasta los 0,28 euros por acción. Por su parte, los títulos A, aquellos que cuentan con 100 derechos políticos cada una, controladas en su mayoría por Inversión Corporativa y que permiten a este vehículo contar con el 51% de los derechos políticos de Abengoa, con menos del 19% del capital subieron ayer un 12,28%, hasta los 0,7 euros.
En lo que va de año, las acciones B de Abengoa han escalado un 43,59% tras la fuerte caída registrada durante 2015 del 89%, provocada primero por las dudas sobre su deuda, más tarde por las incertidumbres sobre su ampliación de capital y por último tras su solicitud de preconcurso de acreedores. Las acciones B de la compañía alcanzaron su máximo histórico por encima de los por encima de los 4,5 euros en septiembre de 2014 y en junio del año pasado se cambiaban a más de 3 euros. Las A alcanzaron su récord en 2007 a 6,25 euros. Desde esos niveles, las caídas respecto a las cotizaciones actuales son del 94% en las B y de casi el 89% para las A.
Mientras las acciones se dispararon, pese a la fuerte dilución que les espera si finalmente es aprobado el plan de rescate que supondrá la capitalización de dos tercios de la deuda corporativa, los bonos que vencen en marzo, los que cuentan con mayor liquidez, continuaron rondando el 15% del nominal. Cotizan con un descuento del 85% respecto al precio de emisión. Su descuento máximo fue del 87%.