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¿Por qué nos cuesta tanto ahorrar?

Todos somos más o menos conscientes de que en cualquier momento podemos tener un imprevisto o necesitar más dinero del que tenemos disponible. Tener ahorrado nos ayudará a afrontar esos gastos extra. También necesitaremos apartar dinero para asegurarnos el nivel de vida que deseamos para la jubilación, ya que, como hemos comentado previamente en este blog, los gastos durante ese periodo no se reducen drásticamente como muchos creen y la pensión de la Seguridad Social probablemente no será suficiente para cubrir nuestros gastos.

La mayoría de la gente tiene claro que, en la medida de lo posible le conviene construirse un colchón económico. Pero, ¿por qué nos cuesta tanto? Independientemente de que en algunos casos la situación económica no nos permite ahorrar, lo cierto es que, aunque sí nos podamos permitir prescindir de una determinada cantidad de dinero hoy, muchas veces no lo hacemos.

El ahorro no deja de ser, como explican en la universidad, consumo diferido y al ser humano le cuesta diferir las gratificaciones, renunciar a algo hoy para tenerlo mañana, como demuestran numerosos estudios relacionados con el Behavioral Finance (Comportamiento financiero). Es lo que explica la teoría del descuento hiperbólico: la recompensa futura tiene menor valor para la persona que la recompensa actual.

En nuestra experiencia con clientes a lo largo de los años, nos hemos dado cuenta que uno de los principales problemas a la hora de ahorrar para el futuro, de planificar nuestras finanzas, es la falta de objetivos claros. Pararnos a pensar qué queremos es un buen ejercicio y el primer paso para conseguir apartar una cantidad de dinero hoy para disfrutarla en el futuro.

¿Queremos ahorrar para irnos de vacaciones, para comprar una vivienda, para mandar a nuestros hijos a una universidad privada, para comprarnos un coche, para viajar cuando nos jubilemos? De esta manera el ahorro adquiere un sentido. Para poder cumplir nuestros objetivos, debemos de vivir conforme a nuestra capacidad económica. Debemos entender nuestra situación financiera.

La gente piensa, erróneamente, que hay que ahorrar el dinero que sobra, lo que dificulta este propósito, ya que cuanto más dinero tenemos en la cuenta, más fácil es gastar (expandimos el nivel de gasto). Es mucho más probable que logremos nuestra meta si apartamos el dinero antes de empezar a cubrir gastos.

No existe una cantidad ideal que debemos de ahorrar. Lo más adecuado sería realizar una correcta planificación financiera en la que se analizase el capital que debería de generar anualmente para cumplir sus objetivos y, a partir de ahí, realizar una transferencia periódica a principios de mes a otra cuenta separada y olvidarnos de ese dinero a no ser que ocurra alguno de los imprevistos u objetivos para los que ahorramos dicho dinero.

Por otra parte, el tiempo juega a nuestro favor. Cuanto antes comencemos a ahorrar, menor será el esfuerzo que tendremos que hacer, por lo que les animamos a empezar cuanto antes.

*Paula Satrústegui, directora de Planificación financiera en Abante.

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