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El 65% de los niños trabajará en puestos no inventados

¿Cómo formarse en profesiones que todavía no existen?

El expresidente de México Ernesto Zedillo y empresarios reflexionan en la UEM sobre los retos que afronta la educación

Pablo Monge
Manuel G. Pascual

El 65% de los niños que ahora estudian primaria trabajarán en profesiones que todavía no existen. La automatización de procesos, acelerada por la robótica y otros adelantos tecnológicos, harán que se pierdan siete millones de empleos hasta 2020, si bien surgirán dos millones de nuevos puestos de trabajo cuya naturaleza hoy desconocemos. ¿Cómo deben afrontar el sistema educativo y las empresas esta realidad? Sobre ello versó el Foro de Empleabilidad y Emprendimiento, celebrado ayer en el campus de la Universidad Europea de Madrid (UEM).

Hacia un mercado laboral 4.0

El lema del Foro Económico Mundial (FEM) de Davos ha tenido este año como tema central La cuarta revolución industrial. Estadistas, empresarios, economistas y divulgadores debatieron en enero cuáles son los retos que traerá el cambio de era que ya estamos experimentando este siglo. El impacto de la hiperconectividad de las personas, de la gran capacidad de almacenaje y procesamiento de datos y de disciplinas como las neurociencias, la robótica o la nanotecnología cambiarán el mundo, igual que sucedió en el siglo XVIII con la máquina de vapor, en el XIX con la electricidad y en el XX con la digitalización.

Las conclusiones del FEM son claras: las competencias que se exigirá a los trabajadores en 2020 cambiarán significativamente con las que se demandaban en 2015. Las habilidades cognitivas reinarán en más de la mitad de los puestos. Asimismo, la capacidad para resolver problemas complejos cotizará muy alto, como también lo harán las habilidades de relación con los demás. El dominio de contenidos (las materias) perderá importancia frente a las habilidades de proceso.

Para que la fuerza laboral del mañana no encuentre un desfase entre lo aprendido en la universidad y lo exigido en el trabajo solo hay una solución, en opinión del profesor César Lajud: “Es indispensable que la educación pase al centro del desarrollo económico”.

“Hay que preparar a los estudiantes para el mundo real. En la universidad hay que aprender a aprender”, subrayó Ernesto Zedillo, expresidente de México, profesor de la Universidad de Yale y consejero en varias empresas. “No estoy de acuerdo con las instituciones que hablan de formar líderes. Lo que hay que hacer es aprender a servir, a sus empresas y a la sociedad, y si son buenos en ello luego quizá puedan llegar a ser líderes”, destacó ante una audiencia compuesta principalmente por estudiantes.

El gran desafío de futuro de las universidades, en opinión del profesor de la UEM César Lajud, será “lograr combinar las competencias sociales con las técnicas”. Como las titulaciones todavía no son tan mixtas, lograrlo dependerá de la curiosidad intelectual de los alumnos.

“Es muy importante que los jóvenes desarrollen la capacidad de adaptarse a los cambios”, indicó Bill Derrenger, consejero delegado y vicepresidente para el sur de Europa de Clear Channel. “Saber usar correctamente los medios de comunicación y ser capaz de tomar decisiones por uno mismo son otras competencias que buscamos en los trabajadores que incorporamos a la empresa.

Lograr combinar las habilidades de las generaciones sénior con las de los millennial y las de la generación Z, que ahora llegan, es vital para las organizaciones. “Hace falta que haya una alineación cultural para que todo el equipo comparta los objetivos de la empresa. Hay que aprovechar la diversidad de la que disponga la organización”, opina Gabriel Sáez, presidente del grupo Ingesport.

El dinamismo es también imprescindible para no naufragar en el mercado laboral del futuro. “Yo veo a mi empresa como una compañía de comercio electrónico que además vuela aviones”, ilustró Javier Gándara, director general de EasyJet para España, Portugal, Holanda y Dinamarca. “Quien no sepa reorientar la naturaleza de su negocio, como el mío, que es centenario, está perdido”.

Por supuesto, la capacidad para emprender cobrará un creciente peso. “El éxito de los proyectos empresariales no consiste en tener una buena idea, sino en llevarla a cabo. Hay que capacitar a los emprendedores con formación, mentoring y todo el apoyo que haga falta para que ejecuten sus planes”, expuso Hugo Contente, vicepresidente de recursos humanos de la Universidad Europea para España y Portugal.

“Las revoluciones industriales pasadas nos beneficiaron como consumidores y generaron empleo”, resumió Zedillo. “La revolución industrial 4.0 hará lo primero, pero no está claro si lo segundo también. WhatsApp ha sido un gran invento y emplea a poca gente”. Es más importante que nunca dedicarse a actividades que aporten valor añadido.

Sobre la firma

Manuel G. Pascual
Es redactor de la sección de Tecnología. Sigue la actualidad de las grandes tecnológicas y las repercusiones de la era digital en la privacidad de los ciudadanos. Antes de incorporarse a EL PAÍS trabajó en Cinco Días y Retina.

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