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El importe ronda los 1.000 millones

Los bonistas darán a Abengoa la liquidez que exige a cambio del 70% del capital

Torre de una de las plantas solares de Abengoa
Torre de una de las plantas solares de AbengoaReuters

Santander, Bankia, CaixaBank, Popular, Sabadell, HSBC y Crédit Agricole –el denominado G7– están reuniéndose a diario con Abengoa y sus asesores para tratar de encontrar una solución global que evite la entrada en concurso de la multinacional de ingeniería. El plazo límite es el 28 de marzo. Las posiciones están distanciadas con los bancos del G7, pero han entrado en escena unos nuevos rescatadores que ahora son la gran esperanza para el futuro de la compañía.

Los bonistas unidos en torno a Houlihan Lokey están dispuestos a inyectar la mayor parte de la liquidez que el grupo que preside José Domínguez Abascal necesita para poner en marcha el plan de viabilidad de aquí a los próximos dos años. Las gestoras, capitaneadas por Lokey, acumulan deuda cotizada por un nominal superior a los 1.500 millones de euros, y entre ellas están BlackRock, AIG, Invesco, D.E. Shaw, Varde, Centerbridge y Elliott.

Los bonistas están dispuestos a ofrecer una cifra en el entorno de los 1.000 millones de euros, cuando el plan requiere 826 millones este año y 304 el próximo. Fuentes cercanas a la negociación señalan que lo previsible es que en el importe que los bonistas pongan encima de la mesa sea de unos 1.000 millones, que incluirían los 165 millones de emergencia para llegar al 28 de marzo. Por esta última cantidad, los bonistas habían solicitado un interés del 15% anual más un 10% al vencimiento, de 12 meses.

El dinero nuevo para ejecutar el plan tendría además un tipo de interés mucho más reducido. Sería un precio de mercado, que rondaría el 5% al que los bancos del G7 prestaron los pasados septiembre y diciembre 125 millones y 106 millones, respectivamente. A cambio, se cubrieron con la garantía de un 25,5% de su filial que cotiza en Wall Street, Atlantica Yield. Ese porcentaje está valorado en unos 370 millones de euros.

Los bonistas exigen una parte de ese colateral para poder entregar el préstamo de emergencia, pero existe al menos una entidad financiera dentro del G7 que se niega en redondo a liberar una parte de esas garantías. El hedge fund británico The Children’s Investment (TCI) dispone además de una prenda del 14% de Yield por los 130 millones que le inyectó a la matriz en octubre de 2015, también a un interés de doble dígito.

El colateral no es el único caballo de batalla entre bancos, bonistas y empresa. Están las exigencias en cuanto al capital final que cada uno tendrá en Abengoa. Los bonistas solicitan una participación del 70% en la compañía, una vez sea capitalizada la deuda. La metamorfosis se llevaría cabo por unos 6.000 de los 9.000 millones de euros que suma la deuda corporativa. La banca, otros acreedores y los actuales accionistas –los Benjumea, a través de Inversión Corporativa, y unos 50.000 pequeños inversores– se quedarían por tanto con un 30%. Y eso que la familia Benjumea ha solicitado, de entrada, el 12,5% del capital una vez ejecutada la reestructuración, con la expectativa de alcanzar un 30% si se cumple el plan de negocio, como publicó CincoDías el pasado 19 de febrero. Abengoa contempla la generación de un flujo de caja neto de alrededor de 700 millones anuales a partir de 2020.

Los alrededor de 3.000 millones que no se convertirían en capital serían conservados como deuda sin quita. Los bancos, que se quedarían con la mayor parte de ese pasivo y canjearían menos por acciones según el plan de los bonistas, que negocian que las amortizaciones de capital arranquen al tercer año.

El tercer problema serían los avales técnicos. Fuentes cercanas a la empresa los cifran en unos 800 millones entre este año y el próximo. Los bonistas piden a los bancos que los aporten, pero en el G7 hay gran reticencia en conceder esos avales, que sumarían 525 millones en 2016.

Preferencia de cobro en caso de problemas

Una cuestión clave que también exigen los bonistas para rescatar Abengoa está en el orden de prelación que reciba el dinero que inyecten para hacer posible el plan de negocio. Además de querer la mayor parte de las garantías de Atlantica Yield, de la que Abengoa controla el 41,5%, participación valorada en unos 600 millones de euros, los bonistas buscan que toda la liquidez nueva que inyecten tenga prioridad en el cobro en caso de problemas.

Si existe un acuerdo preconcursal bajo unas determinadas circunstancias, el 50% de ese dinero contaría prioridad en caso de concurso de acreedores. Así sería si consiguen la luz verde de acreedores que representen al menos tres quintas partes del pasivo total –aquí se incluyen los proveedores, con deudas por unos 5.000 millones de euros– y el 75% del pasivo financiero. Fuentes financieras indican además que Abengoa estaría dispuesta a poner otros activos encima del tapete como posibles garantías, tanto para los bancos del G7 como de los bonistas. Entre ellos, el actual presidente, José Domínguez Abascal, ha ofrecido activos como las plantas de bioenergía en Estados Unidos, Brasil y Europa, que ha puesto a la venta por un conjunto de 1.000 millones de euros de euros, y por las que ya dispone de ofertas.

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