El crudo pone en la picota a Sacyr, CaixaBank y Gas Natural
El pozo en el que está hundido el precio del petróleo no solo pasa factura a Repsol, que cotiza en mínimos de hace seis años. Provoca un efecto dominó en sus accionistas Sacyr y CaixaBank. Gas Natural es el efecto colateral, ante una eventual desinversión del grupo que preside Antonio Brufau.
La caída del precio del petróleo es una bendición para los países exportadores. Pero solo hasta un punto; un umbral que ha sido perforado a la baja hace tiempo y que empieza a pasar factura no solo a los grandes productores, como los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) por los costes de producción más elevados, sino también a compañías españolas que poco o nada tienen que ver con la industria del oro negro. El barril Brent cedió ayer alrededor de un 4% para colocarse de nuevo en los 33 dólares.
Los accionistas de Repsol – los minoritarios y también los de control– están pendientes del precio en Bolsa de la petrolera, que cotiza en mínimos de casi seis años –a niveles de abril de 2009– tras ceder ayer un 5,8%, hasta los 8,67 euros por acción, que ha llevado a su valor a situarse por debajo de los 13.000 millones.
Sacyr, que controla un 8,7% de Repsol, y CaixaBank, con un 9,6%, también están muy pendientes de sus resultados y de sus dividendos. El grupo constructor, pese a que ya en el tercer trimestre provisionó 373 millones de euros, mantuvo la valoración en 17,5 euros por acción, casi el doble de su cierre de ayer. Yeso que el precio de adquisición fue muy superior, pues compró los títulos a 26,7 euros.
Dos claves
CaixaBank tiene valorada su participación en Repsol a 18 euros por acción. Pero la cotización del grupo que preside Antonio Brufau solo influiría en los resultados del banco si se deshiciera del 9,6% que le queda. Sería entonces cuando se anotaría la eventual plusvalía o minusvalía.
Sacyr vendió un 10% de Repsol a la propia petrolera en diciembre de 2011. Se deshizo entonces de los títulos a un precio superior a los 20 euros. Ahora cuestan menos de la mitad.
La venta del 77% de Testa a la socimi Merlin por cerca de 1.500 millones fue un balón de oxígeno para el grupo que preside Manuel Manrique, y está previsto que antes de julio le venda el 23% restante por 317 millones más. Eso sí, el pago del crédito de la compra de Repsol, con un vencimiento ampliado hasta finales de enero de 2018, está íntimamente ligado al cobro del dividendo prometido por Repsol y que de momento mantiene contra viento y marea. En el hipotético caso de que Sacyr vendiera su porcentaje, sus dos consejeros deberían salir de la compañía y se pondría en jaque la presidencia de Antonio Brufau. Sacyr se dejó ayer un 7,9% y cotiza en mínimos de abril de 2013.
El compromiso con CaixaBank también va en el mismo sentido, con dos personas en el máximo órgano de administración de Repsol y unos ingresos importantes por dividendos.
Tanto el grupo constructor como la entidad financiera que preside Isidro Fainé han ido cobrando la retribución en efectivo desde que Repsol puso en marcha el scrip dividend en julio de 2011. Así, han ido diluyendo sus participaciones, al no recibir las acciones nuevas derivadas de las ampliaciones liberadas. A cierre de 2012, Sacyr controlaba un 9,7% de Repsol y CaixaBank, un 12,5%.
La semana pasada, el banco se deshizo de un 2,07% de la petrolera a través de la amortización anticipada de unos bonos convertibles que lanzó en noviembre de 2013. Se quedará con el 9,6% del capital, aunque mantendrá la influencia con sus dos hombres en el consejo.
CaixaBank cayó ayer en Bolsa un 6,27% y se coloca en mínimos de septiembre de 2013, aunque el descenso de la acción de Repsol no afecta directamente a sus resultados, puesto que consolida la participación por puesta en equivalencia. Así, la valoración de Repsol se refleja solo en el patrimonio, pero no aparece en la última línea de la cuenta de resultados. La otra cara de la moneda es que el beneficio sí incluye la parte proporcional de los resultados de la petrolera. La entidad ya ha registrado la cuota que le corresponde de los 1.200 millones de euros que Repsol perdió el año pasado.
El tercer valor convidado a los problemas de la caída del oro negro, aunque completamente de rebote, es Gas Natural, que ayer se dejó un 1,85% en Bolsa hasta entorno de mínimos desde octubre del año pasado. El riesgo de la empresa gasista es colateral, ante la posibilidad de que Repsol decida vender toda o parte de su participación del 30%.