Cuando el enemigo es la carretera
El trazado, la composición del tráfico y estado de conservación de la red viaria afectan directamente a la seguridad del conductor.
Contamos con una de las redes de carreteras más extensas y modernas de Europa”. Al menos, eso es lo que afirman los expertos. Una suerte que abarca más de 165.000 kilómetros entre vías convencionales y autovías, ya sean de titularidad estatal, autonómica o local, y que cruzan a lo largo y ancho de nuestro país.
Una red que, como todo, no está exenta de la necesidad de mejoras. Además, otra realidad está sobre la mesa: la siniestralidad al volante se ha estancando en los últimos tres años y no se logra bajar de la cifra maldita de 1.130 fallecidos al año. “Tras descensos continuados y muy significativos del número de víctimas mortales desde 2004”, apuntan desde el Real Automóvil Club de Cataluña (RACC).
Este estancamiento se ha producido en un contexto de repunte de la movilidad. “No hay que olvidar que en periodos anteriores la reducción se ha beneficiado de una caída muy importante de los desplazamientos, debido a la crisis económica”, señalan desde el RACC. Una situación afectada directamente por la seguridad que se presenta en nuestras carreteras.
Hace algunas semanas se presentó el decimotercer estudio sobre evaluación de carreteras en España, elaborado por EuroRAP, un consorcio europeo independiente que identifica los tramos de mayor riesgo, de accidentalidad grave o mortal de la red vial.
El 14% del trazado estatal presenta un riesgo muy elevado de sufrir un accidente
En él se plasma que “el 14,2% de los tramos de la red estatal de carreteras presenta un riesgo elevado o muy elevado de sufrir un accidente para los conductores”. Son los llamados puntos negros en el asfalto, que se mantienen en la misma proporción que el año pasado (ver apoyo).
“El objetivo final del estudio, en definitiva, es que el usuario disponga de una guía del riesgo de la carretera por la que circula para que pueda adaptar su conducción a las condiciones de la vía”, explican desde el RACC. Igualmente, se intenta proporcionar a las Administraciones la información necesaria para determinar las prioridades de actuación en la red vial y hacer un seguimiento del progreso de las mejoras relativas a la seguridad.
Pero, ¿qué es lo que hace a un tramo más peligroso? Lluís Puerto, gerente técnico de la Fundación RACC, responde: “Se trata de una suma de diversas condiciones fijas, como el trazado, los carriles o la visibilidad, además de la composición del tráfico”. No resulta igual la seguridad de una carretera donde generalmente solo circulan turismos que otra donde confluyen vehículos pesados, ciclistas, motoristas y hasta peatones, “una situación típica de zonas turísticas de nuestro país”, apunta.
Para mejorar los puntos deficientes de la Red de Carreteras del Estado (RCE), Puerto propone dos soluciones: “La primera sería actuar con previsión y separar los diferentes usos de una carretera”, esto es, creación de carriles bici en tramos utilizados por ciclistas o la prohibición de camiones en temporadas estivales por zonas de mucho tránsito. La segunda solución propuesta “afecta directamente a la gestión diaria de una vía, ofreciendo vigilancia por parte de cuerpos de seguridad, así como una planificación a largo plazo que incluya desdoblamiento de carriles o mejora de la señalización”, considera.
Más inversión
Medidas para las vías de doble sentido
Programas de carreteras que perdonan errores. La AEC propone sistemas de alerta de peligro, eliminación de obstáculos en los márgenes y barreras apropiadas para todos los usuarios.
Inspecciones de seguridad vial de las intersecciones de la red viaria convencional.
Construcción de vías 2+1, en las que cada sentido de circulación alterne la existencia de un carril adicional durante un número determinado de kilómetros.
Reducción de los desplazamientos nocturnos de peatones, con alternativas de transporte.
Diseño de itinerarios seguros para ciclistas.
Restricciones a la circulación de vehículos pesados en los tramos de carreteras convencionales con problemas de accidentalidad y más presencia policial.
Y precisamente en el ámbito de la conservación, el asfalto español también necesita atención. Desde la Asociación Española de la Carretera (AEC), en boca de su presidente, Juan Francisco Lazcano, se recuerda que “tras un periodo (entre 2009 y 2014) donde la inversión en reparaciones de la red viaria perdió cerca de 1.000 millones de euros, nos encontramos ya con una situación de cierta recuperación”.
Sin embargo, Lazcano reivindica lo que continúa siendo una realidad: “Hacen falta 6.200 millones de euros para poner a las carreteras en perfecto estado”. Un déficit que afecta directamente a la seguridad vial, al mantenimiento de los vehículos (que sufren más desgaste) y a la propia vía que acumulará la carencia de reparaciones. “Por cada euro no invertido se traduce en cinco euros a los tres años y en 25 a los cinco”, sostiene.
“La Administración central es consciente de esta carencia a pesar del aumento presupuestario de 2015. De hecho, la AEC está en permanente contacto con la Dirección General de la Carretera”, afirma Lazcano.
Desde la AEC exponen además otra realidad: “La principal preocupación, en estos momentos, son las llamadas carreteras convencionales”. Vías de doble sentido que suponen el 90% del total de los kilómetros en España, por las que circula el 40% del tráfico pero que, desgraciadamente, “albergan ocho de cada diez muertes en accidente de tráfico”, asevera Lazcano, y añade: “Es aquí donde trabajamos más a fondo”.
La AEC propone varias medidas de actuación para las vías convencionales. Entre otras, “la creación de una red más segura que perdone errores del conductor a base de barreras o arcenes, además de la creación de más tramos llamados 2+1”. Es decir, desdoblar solo un carril que facilite los adelantamientos alternativamente, una mejora más barata y efectiva. “De tenerse en cuenta, se podrían evitar el 23% de los accidentes con víctimas”, opinan desde la asociación.
Y el tramo más inseguro es...
Para el estudio de EuroRAP, participado por el RACC, se han analizado 1.386 tramos de la red vial española, que representan más de 24.000 kilómetros de la Red de Carreteras del Estado, dependiente del Ministerio de Fomento. Por ella circula el 51% de la movilidad total y el 14,2% de los kilómetros presentaron un riesgo medio-alto o alto.
Por regiones, Galicia, con un 19%, y Cataluña, con un 18,9%, son las que mayor proporción de kilómetros medio-alto y alto tienen en su red. En el lado opuesto, la Región de Murcia es la única comunidad autónoma que no dispone prácticamente de tramos importantes con siniestralidad alta.
Y mucha precaución ya que, por segundo año consecutivo, la vía donde más probabilidad tiene un conductor de sufrir un accidente se encuentra en la carretera N-320, entre El Casar (Guadalajara) y Algete (Comunidad de Madrid). Tras ella, la N-435, en Badajoz, entre Almendral y la variante de Barracota, acumula ya tres años de alta siniestralidad.
Frases
Juan Francisco Lazcano, presidente de la AEC. “Las vías acumulan la carencia de reparaciones: por cada euro no invertido se traduce en cinco euros a los tres años y 25 euros a los cinco”
Lluís Puerto, gerente del RACC. “Para mejorar la seguridad vial en España, la primera medida es separar los diferentes usos de una carretera según el vehículo”