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Los dueños de los bonos convertibles que emitió en febrero de 2014 asumen pérdidas del 50%

Abengoa liquida 260 millones de deuda a cambio del 7,5% de su filial Yield

Campus Palmas Altas, sede de Abengoa en Sevilla.
Campus Palmas Altas, sede de Abengoa en Sevilla. EFE

El proceso de desinversiones y reducción de deuda continúa en Abengoa. La compañía se ha quitado de encima 279 millones de dólares (unos 260 millones de euros) en bonos convertibles en acciones de su filial Yield. Pero esta vez ha sido a la fuerza. Los dueños de esta deuda han preferido cambiarla por los títulos en lugar de esperar al vencimiento en marzo de 2017.

Abengoa lanzó en febrero del año pasado ese bono, canjeable a los 180 días de su emisión. Ante la complicada situación que sufre ahora la compañía con una espiral de impagos en todo el mundo, los bonistas han requerido en avalancha su metamorfosis. Y eso pese a que el precio de conversión se sitúa cerca de 39 dólares por título, cuando Yield cotiza a 18. La pérdida ronda el 50%, pero es peor el riesgo de no recibir nada a vencimiento, como está ocurriendo con otras emisiones del grupo.

El grupo de ingeniería ha dispuesto ya 7,19 millones de acciones de Abengoa Yield para la conversión de esta emisión, a las que prevé añadir otros 0,36 millones de títulos, según ha comunicado al supervisor estadounidense de los mercados, la SEC. Así, ha destinado a su conversión un 7,54% del capital de Abengoa Yield en su poder, al que podría sumar otro 0,05%, correspondiente a 54.918 títulos adicionales.

Abengoa controla un 41,5% de Yield pero la mayor parte de este porcentaje sirve de garantía para obtener liquidez. Así, además del 7,5% del que se ha desprendido para amortizar la emisión de bonos, puso otros 14 millones de títulos como prenda –un 14% del capital– para lograr en octubre que Talos Capital, filial del hedge fund The Children’s Investment (TCI), le concediera un préstamo de 130 millones de dólares, que sustituyó a uno previo firmado con Bank of America Merrill Lynch.

Pero no se queda ahí. El pasado 24 de diciembre la compañía firmó con los bancos que lideran el proceso de negociación de la empresa con los acreedores, el denominado G7, una línea de liquidez de emergencia de 106 millones de euros para cumplir con sus compromisos de pago más acuciantes. El grupo de entidades, formado por Santander, CaixaBank, Bankia, Popular, Sabadell, HSBC y Crédit Agricole, dio el visto bueno a cambio de que la empresa pusiera como colateral, una vez más, acciones de Yield, su filial más atractiva. En este caso utilizó como garantía 17,3 millones de títulos de su filial estadounidense, un 17,29% del capital, según la información remitida a la SEC.

El préstamo de 106 millones fue complementado además con otros siete millones que se liberaron entonces de una línea de financiación de 165 millones concedida por estas mismas entidades en septiembre y de la que hasta ahora solo ha utilizado 125 millones. Una línea de crédito que desde el pasado 24 de diciembre usa también acciones de Yield como colateral, otro 8,18% del capital.

De esta forma, solo mantiene un 2,03% de su participación en Yield, la joya de la corona del grupo andaluz, libre de cargas y con posibililidad para usarlo como colateral o garantía ante futuras necesidades de financiación. Unos títulos que podrían resultar escasos para su uso como colateral a tenor de las necesidades de liquidez de la empresa, calculadas por KPMG en unos 100 millones mensuales, de los que 60 son para pagar las nóminas. Hay que tener en cuenta que toda la liquidez que ha logrado desde el pasado mes de septiembre ha sido con colaterales.

Aún hay que esperar dos semanas para que Abengoa, junto a Álvarez y Marsal y Lazard– tenga listo el plan de viabilidad de la compañía en preconcurso desde el 25 de noviembre, para que sea analizado en profundidad por la banca acreedora. En este plan, se incluirá la venta de todo el porcentaje que Abengoa controla de Yield, el 41,5%, operación para la que ha contratado los servicios de JP Morgan. En todo caso, KPMG elaborará un informe final sobre la propuesta, que deberá ser refrendada también por los asesores de los bonistas.

Los títulos B se disparan más de un14% en dos días

Los títulos B de Abengoa, con un derecho de voto y que hasta finales de noviembre cotizaban en el Ibex, se anotaron ayer una revalorización del 5,19%, hasta los 0,223 euros. Una subida que alcanza el 14,36% en el arranque de 2016, y que contrasta con el desplome de más del 93% que se anotan estas acciones desde los máximos registrados el ejercicio pasado. La pesadilla bursátil se justificó en un primer momento por las dudas sobre su ampliación de capital y después por la solicitud de preconcurso del grupo sevillano el pasado 25 de noviembre junto con otras 21 filiales. Abengoa solicitó esta protección tras frustrado rescate del gigante siderúrgico y de fabricación de componentes de automoción Gonvarri. Junto a los títulos B, las acciones A de la compañía, que cuentan con 100 votos cada una, avanzaron ayer un 3,58% en Bolsa y se anotan un 12,9% en dos sesiones. El año pasado se hundieron un 80% y desde máximos, alrededor de un 90%.

 

El grupo de ingeniería ha pasado de valer más de 3.000 millones de euros antes de que estallaran todos los problemas a cerrar ayer a 230 millones de euros. Las apuestas bajistas suponían el 5,05% de su capital a cierre del 25 de diciembre, según los registros de la CNMV. Este porcentaje, eso sí, recoge solo las posiciones que superen el 0,2% del capital. De ahí que exista una gran discrepancia respecto al porcentaje d que está prestado –en su mayor parte, aunque no siempre, con objetivos bajistas– y que asciende al 30%, según los datos proporcionados por BME. Los precios de compra de los bonos de Abengoa oscilan entre el 39% del nominal de una emisión de su filial Greenfield que vence en octubre de 2019 y el 8% que se ofrece por unas obligaciones que emitió la matriz en enero de 2013.

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