_
_
_
_
Breakingviews
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La pesadilla americana de VW

EE UU está revirtiendo los progresos de VW en abordar el escándalo de emisiones. El Departamento de Justicia estadounidense emitió el 4 de enero una demanda contra el fabricante de coches, acabando con el rally de seis semanas de las acciones de la compañía. Wolfsburgo necesita algo para detener a los legisladores americanos.

El 2015 acabó con una nota relativamente positiva para VW. Los reguladores alemanes aprobaron una solución sencilla y económica para gran parte de los 11 millones de coches vendidos en la UE. Se cree que las manipulaciones descubiertas no están tan extendidas ni son tan graves como se pensaba inicialmente.

Sin embargo, tanto los precedentes como el contenido de la demanda sugieren que EE UU será más duro. El Departamento de Justicia acusa a VW de cuatro violaciones diferentes de la Ley de Aire Limpio. La máxima multa para VW si es declarado culpable se habría cuadruplicado, hasta los 90.000 millones de dólares, casi el 125% de su capitalización de mercado.

Además, VW no ha hecho mucho por lograr la benevolencia de las autoridades estadounidenses. Admitió irregularidades en septiembre de 2015, tras meses de evasivas. Carece de una solución técnica para reducir las emisiones en sus coches diésel estadounidenses que permitan pasar los regímenes más exigentes y disminuir los gases de escape. Además, la denuncia del 4 de enero también acusa a VW de seguir impidiendo y dificultando sus investigaciones mediante “omisiones materiales e información engañosa”. VW no puede permitirse perder más tiempo en EE UU. Tiene que abandonar el plan de reparar los 580.000 vehículos estadounidenses. Una rápida recompra de todos ellos sería más eficaz, pues acabaría al mismo tiempo con la contaminación del aire. Estos beneficios serían mayores que los costes iniciales, cifrados en 5.800 millones de euros, según los analistas de Evercore ISI.

También son necesarios más cambios en la dirección de VW. El presidente Hans Dieter Poetsch debería irse. El director financiero fue uno de los altos directivos de la compañía durante el falseo de emisiones. Alguien ajeno y creíble podría tratar de limitar las consecuencias al otro lado del Atlántico.

Archivado En

_
_