¿Será este año el final del ‘scrip dividend’?
Una de las señas identidad de la Bolsa española es su fidelidad al accionista y es aquí donde la retribución cobra un especial protagonismo. Incluso en los momentos más duros de la crisis, muchas empresas hicieron todo y cuanto pudieron por mantener el pago del dividendo. Para ello recurrieron a fórmulas alternativas como el scrip dividend que permiten seguir remunerando a los inversores a la vez que se limita la salida del dinero de la caja.
Superados los momentos más críticos, la situación de las empresas ha cambiado significativamente. Con balances saneados y sin las necesidades de capital que asfixiaban a las entidades financieras, las firmas están en disposición de dejar atrás esta remuneración instaurada en 2009 por Santander.
Ya en 2015 se han dado los primeros pasos hacia la esperada transición del dividendo flexible al efectivo. Según datos de BME, de los 24.500 millones que se han repartido entre los accionistas en los 11 primeros meses del año, un tercio se ha satisfecho a través de scrip dividend. En concreto, de las 35 empresas que componen el Ibex, 11 (Popular, Santander, ACS, CaixaBank, Ferrovial, Sabadell, Acerinox, Repsol, Iberdrola, Ferrovial y Telefónica)han recurrido a esta vía, una firma menos que el pasado ejercicio.
El año que está a punto de finalizar comenzaba cargado de novedades. La entidad que preside Ana Botín anunció a comienzos de enero un giro en su política de retribución. Después de tres años efectuando todos sus pagos a través de scrip, el banco decidió regresar al efectivo. Pero el paso de una fórmula a otra no será inmediata. De los cuatro dividendos con cargo a las cuentas de 2015, tres se abonarán en efectivo y uno mediante scrip dividend. A cambio de regresar a la remuneración en metálico, Santander recortó de manera significativa el dinero que distribuye entre sus accionistas, que pasó de 0,6 euros por acción a 0,2 euros por título. Eso sí, como Botín ha señalado en reiteradas ocasiones, el objetivo es incrementar el pay out (porcentaje del beneficio destinado a los accionistas) entre un 30% y un 40% a partir de 2016.
Precisamente, son las firmas del sector bancario las que tienen por delante el reto de preparar su salto al dinero contante y sonante en los próximos ejercicios. Y todo ello, sin perjudicar sus niveles de capital. El BCE vigilará muy de cerca para que las entidades mantengan el límite del dividendo en efectivo del 25% para aquellos bancos con crecimientos ajustados de sus beneficios.
Unos días después de que Santander anunciara la modificación en su política de dividendos, Popular le siguió los pasos. La entidad que preside Ángel Ron ha efectuado hasta la fecha dos pagos con cargo a las cuentas de 2015. En el primero de ellos, correspondiente al mes de julio, entregó 0,02 euros por acción en efectivo mientras que para el segundo, del mismo importe, empleó la opción del dividendo flexible.Su objetivo no es otro que el de abonar el 50% en cash.
En el caso de BBVA, antes incluso de la remodelación de su estructura, el entonces consejero delegado, Ángel Cano, afirmó que el objetivo del banco es retomar el efectivo en 2017. Pero de momento, para el ejercicio de 2015 ha seguido alternando la entrega de acciones con el metálico.
Otra de las entidades que en el primer trimestre rebajó la cantidad a repartir entre sus accionistas a cambio de aumentar la proporción del pago en metálico fue CaixaBank. El banco que preside Isidro Fainé estableció el importe del dividendo con cargo a 2015 en 0,16 euros por acción frente a los 0,18 euros por título de un año antes. Eso sí, de los cuatro pagos (hasta la fecha solo se han efectuado dos), la mitad será en efectivo y la otra, a través del programa de CaixaBank dividendo/acción. De esta forma, cumple con el compromiso de destinar, al menos, el 50% de su beneficio a la remuneración en efectivo.
Otras empresas, estas fuera del sector financiero, han completado la transición o están en vías de hacerlo. Por ejemplo, Gas Natural abandonó en 2014 la estrategia del scrip, mientras que Telefónica condiciona la entrega de todo el dividendo en efectivo en 2016 a la venta de su filial británica 02. De completarse la transacción, el importe sería el mismo que este año, 0,75 euros por acción. Otras, como Repsol, se comprometieron en su plan estratégico a mantener el dividendo, pero a través de la entrega de acciones.
Nuevos tipos en la fiscalidad del ahoro
La reforma fiscal que entró en vigor el pasado 1 de enero trajo consigo la novedad más importante: la eliminación de la exención de los dividendos.
La reforma fiscal afecta directamente a las rentas del ahorro en general y a los dividendos y retribución al accionista en particular. En un principio, se diseñó para una implantación gradual en dos fases, 2015 y 2016, aunque a mediados de año el Gobierno decidió adelantar seis meses la segunda fase de la rebaja a julio de 2015. El adelanto fiscal se realizó a través del Real Decreto-Ley 9/2015, de medidas urgentes para reducir la carga tributaria soportada por los contribuyentes del IRPF. Entre las novedades más importantes en fiscalidad destaca la eliminación de la exención de los primeros 1.500 euros cobrados en concepto de dividendo que se venía aplicando durante ejercicios anteriores.
Otra novedad es la modificación de la retención en las rentas del ahorro. Se minoró el tipo de retención del 21% al 20% desde enero a junio y a partir de la entrada en vigor del Real Decreto-Ley 9/2015, o sea, a partir del 12 de julio de 2015, quedó fijado en el 19,5% hasta el día de hoy. De esta forma, la nueva tarifa fiscal transitoria para las rentas del ahorro en 2015 ha situado los tipos a nivel intermedio entre los que fueron aprobados en enero para 2015 (20%, 22% y 24%) y los que estaban previstos para 2016 (19%, 21% y 23%), dejándolos en el 19,5% para los primeros 6.000 euros, en el 21,5% hasta 50.000 euros y 23,5% a partir del 50.000 euros.
La reforma fiscal incluye también una novedad sobre los derechos de suscripción preferente que afecta a la retribución mediante scrip dividend. Durante los ejercicios 2015 y 2016, la venta de los derechos en el mercado tributa como ganancia patrimonial y a partir de 2017 se igualará su tratamiento fiscal con el de los dividendos.