El mercado certifica que Abengoa no paga lo que debe
El mercado ha apretado el botón rojo del impago en Abengoa. La multinacional española, que busca 100 millones de euros para poder pagar las nóminas de diciembre, ya ha incumplido varios pagos de intereses de su deuda e incluso ha fallado en la amortización de algunos bonos y pagarés.
La Asociación Internacional de Swaps y Derivados (ISDA, por sus siglas en inglés) ha determinado que se dan las circunstancias para activar los seguros que protegen a los dueños de la deuda del grupo de ingeniería: los famosos credit default swaps (CDS).
La ISDA es una especie de tribunal que vigila que los derivados no cotizados (OTC, en la jerga) funcionen correctamente. En él se sientan como miembros de primera línea –también hay asociados y suscriptores– un total de 212 entidades financieras, entre ellas Santander y BBVA. El organismo decidió el viernes, en su quinta reunión sobre la cuestión, que se ha producido el temido “evento de crédito” en Abengoa.
Esta vez, sin distingos entre los diferentes tipos de contratos, clasificados en los de 2003 –que entraron en vigor el pasado martes– y los de 2014. El truco está en que en el caso de Abengoa la inmensa mayoría de los contratos están firmada bajo las condiciones de 2014.
El grupo de ingeniería ya anunció el incumpliento de sus obligaciones de amortización de dos emisiones de bonos en México y el impago de los intereses de seis emisiones
El grupo andaluz se encuentra oficialmente en impago a ojos del mercado. Los dueños de estos seguros, que venden grandes entidades financieras globales –JP Morgan, Morgan Stanley o Deustche Bank, entre muchas otras– pueden reclamar su dinero. La deuda garantizada de Abengoa por estos instrumentos se cifra en 675 millones millones de dólares (unos 615 millones de euros) a través de unos 2.500 contratos, según los datos de la cámara DTCC, un repositorio en el que se registran los acuerdos entre las distintas partes.
El importe total de los bonos de Abengoa se sitúa en el entorno de los 4.400 millones de euros y sus dueños, liderados por BlackRock, AIG, Invesco y Varde, han contratado al banco especializado en este tipo de eventos, Houlihan Lokey, para que pelee por sus intereses.
Los CDS tienen dos funciones: como paracaídas para los propietarios de los bonos y como fórmula para especular con un posible impago. En un principio, los dueños de bonos se protegían de un eventual impago al comprar los CDS sobre esa deuda. Pero ahora no es ni mucho menos su único uso. No es necesario tener la deuda. La compra de los CDS implicará ganar dinero si una empresa o un país entra en impago.
Las alarmas en el mercado de CDS de Abengoa saltaron en julio y han continuado hasta el momento actual. Justo antes de la decisión de la ISDA, había que pagar 9,3 millones de euros para asegurar 10 millones, según los datos de S&P Capital IQ’s recogidos por Bloomberg.
El siguiente paso es celebrar una subasta en enero para fijar los precios de los derechos de cobro de los CDS. Es de esperar que el precio no varíe mucho respecto a las últimas cotizaciones. El dueño del CDS entregará el bono y se le devolverá su inversión; si no tiene deuda porque los compró para especular, se le liquidará respecto al precio fijado. Para un precio de 16 euros, el inversor recibirá la diferencia hasta 100: 84 euros.
La compañía tiene vencimientos por 331 millones
Abengoa tenía previsto amortizar a 30 de septiembre 331 millones de euros antes del cierre del presente ejercicio. La parte que no haya afrontado hasta ahora quedará previsiblemente en impago y así irá ocurriendo con los vencimientos de 2016 y de los próximos años, a la espera de que se pueda efectuar una reestructuración completa del pasivo de Abengoa. El viernes, Moody’s aumentó la probabilidad de impago en la deuda de Abengoa.
La compañía tenía previsto amortizar este año 206 millones en préstamos con entidades de crédito y 125 de obligaciones y bonos. Además, pretendía liquidar 43 millones euros de deuda puente (garantizada por la matriz, pero destinada a la construcción de proyectos), según la presentación publicada el pasado 13 de noviembre.
De cara a 2016, la ingeniería sevillana tenía previsto amortizar 1.100 millones de euros, incluyendo 495 millones en préstamos a entidades financieras y 603 en obligaciones y bonos. Además, iba a cancelar 235 millones euros de la deuda puente.
La compañía calculaba atender al pago de 1.008 millones de deuda en 2017. Este importe se dividía en 220 millones prestados por entidades financieras y otros 787 en obligaciones y bonos, incluyendo un canjeable en acciones de Abengoa Yield. A estos importes, habría que añadir 246 millones de euros de deuda garantizada por la matriz pero para proyectos. Para el ejercicio 2018, Abengoa planeaba cancelar cerca de 1.200 millones de euros. Esta cifra se desglosa en 638 millones en préstamos con entidades de crédito y 550 millones en bonos. Al final de ese año, además, se proponía liquidar 711 millones euros de la denominada deuda puente para proyectos.