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Seguirán marcando el rumbo de los mercados

¿Qué harán la Fed y el BCE el próximo año?

Getty Images
Gema Escribano

Otro lema que vuelve a repetirse para 2016 es la influencia que en el mercado continuarán teniendo los bancos centrales. El próximo año vendrá marcado por la divergencia entre los principales protagonistas: el Banco Central Europeo y la Reserva Federal.

Como se desprendió de la pasada reunión del consejo de gobierno del BCE, la institución europea continuará con su política expansiva. Su objetivo no es otro que contribuir a la estabilidad de los precios, en un momento en el que los últimos datos han arrojado una inflación en el 0,1%, y al aumento de la concesión de crédito.

Para conseguir todo esto, ya en enero de 2015 comunicó lo que el mercado estaba esperando, la activación del programa de compra de activos, estrategia sobre la que se ha apuntalado la recuperación estadounidense. A la vista de que estas medidas no han resultado suficientes, el pasado jueves, Mario Draghi anunció una nueva batería de propuestas. La primera de ellas, bajar la facilidad de depósito (tipo de interés que se aplica al dinero que las entidades depositan en el BCE) del -02% al -0,3%.Con esta propuesta el banquero italiano persigue dos objetivos. El primero de ellos, incentivar que las entidades presten dinero en lugar de depositarlo en la hucha del BCE.Y el segundo, ampliar la gama de activos con la compra de bonos más baratos, pues según se desprende de las condiciones del programa de adquisición de deuda, el BCE solo puede hacerse con bonos por encima del nivel en el que se encuentra la facilidad de depósito.

La segunda medida aprobada en la última cita del año fue la de ampliar su programa hasta marzo de 2017, es decir, seis meses más de lo previsto a comienzos de año.Hasta esa fecha parece que estarán garantizados unos tipos de interés en mínimos históricos.

Por último, y después de un mes de rumores, Draghi apuntó que en su programa de compra también se incluirá la deuda regional y local.

Pese a estos nuevos cambios, expertos como Álex Fusté, economista jefe de Andbank, no descarta que a lo largo de los próximos 12 meses Draghi profundice en sus políticas monetarias, pues si algo ha caracterizado hasta el momento al presidente del BCE desde su llegada en 2011 ha sido su agresividad en lo que a políticas monetarias se refiere.De hecho, ha conseguido sacar adelante sus propuestas pese a las reticencias del Bundesbank, que el pasado jueves señaló que no consideraba que las medidas aprobadas fueran necesarias.

Lo único que quedó pendiente de aprobación en la reunión de esta semana fue ampliar el volumen de compra de deuda fijado en los 60.000 millones mensuales. La mayoría de los expertos esperaban que esta cifra ascendiera hasta los 70.000 o 75.000 euros al mes.Eso sí, que no se haya aprobado en esta cita no quiere decir que no se adopte en próximos encuentros.

Por su parte, la Fed se enfrenta a la primera subida de tipos desde 2006. Las probabilidades de incremento para este mes se sitúan en 76%, frente el 24% restante que lo aplaza a 2016. Las casas de análisis se muestran unánimes a la hora de señalar que en diciembre subirá en 25 puntos porcentuales el precio del dinero y para el próximo ejercicio esperan otras tres subidas, “posiblemente en marzo, septiembre y diciembre, según Jaime Díez, analista de XTB.

Hasta la fecha, la presidenta de la Fed, Janet Yellen, se ha limitado a señalar que retrasar en exceso la subida de tipos puede ser contraproducente para la economía estadounidense. Aunque reconoce que todavía no hay una decisión tomada respecto a qué sucederá el 16 de diciembre y que no existe un plan diseñado para el endurecimiento de la política monetaria, la subida de tipos no será acelerada. Es decir, que esta se efectuará de manera progresiva para evitar echar por tierra todo lo andado en los últimos años. El análisis de los datos macroeconómicos, y en especial de lo datos de paro, jugarán un papel muy relevante en las medidas que se adopten. 

Otros: las políticas monetarias laxas continuarán su curso

Aunque el BCE y la Reserva Federal acaparan la atención de los inversores, no son los únicos bancos centrales que han llevado a cabo medidas extraordinarias para devolver la estabilidad a los precios y a los mercados financieros a la vez que contribuyen a la recuperación de la economía.

Estrechamente relacionado con la Fed se encuentra el Banco de Inglaterra. De hecho, este permanece a la espera de que Yellen mueva ficha para copiar sus movimientos. El pasado 2 de noviembre, su última cita en el calendario, la institución mantuvo intactos los tipos de interés, que se sitúan en el 0,5%, así como la compra de activos, fijada en 375.000 millones de libras. Además rebajó sus previsiones de inflación para 2016 del 1% al 0,6%.De producirse cambios, estos tendrán lugar el próximo año, pero siempre mirando por el espejo retrovisor lo que haga su homólogo estadounidense.

Otros protagonistas importantes serán el Banco de Japón y el Banco Popular de China. Desde Andbank consideran que pese a que el IPC nipón se sitúa en el 0%, la institución se ceñirá al actual programa por varias razones, como el hecho de que está cruzando los límites técnicos (es el mayor propietario de bonos del Gobierno, con el 30% de todas las emisiones vendidas), que el entusiasmo entre los líderes empresariales por la devaluación del yuan se ha enfriado o la oposición que existe dentro de la propia institución.

Por su parte, el Banco de China se ha comprometido a hacer todo lo posible para mantener una política monetaria que se adecúe a la transformación económica en la que está inmerso el gigante asiático y que se traduce en un mayor peso del sector servicios en detrimento de la inversión en infraestructuras.Algunos ejemplos ya han tenido lugar este mismo año, como la rebaja de los tipos de interés o el coeficiente de reservas al sector bancario que realizó el pasado mes de octubre.

Divisas: a la espera de la igualdad euro-dólar

Uno de los activos que más se está viendo influenciado por las políticas monetarias de los bancos centrales son las divisas. Si a mediados de 2014 eran muchas las casas de análisis las que reclamaban al BCE que interviniera para frenar la apreciación del euro frente al dólar, a lo largo de 2015 la situación se ha invertido.El anuncio del programa de compra de deuda y su posterior aplicación llevó a la moneda comunitaria a caer de los 1,2 dólares a los 1,049 billetes verdes, su nivel más bajo desde marzo de 2003. Una vez alcanzado ese suelo, el euro se ha mantenido oscilando entre los 1,05 y los 1,17 dólares. A falta de menos de un mes para el cierre del ejercicio, la moneda europea acumula en lo que va de año una caída del 10%.

La pregunta que ahora todos se plantean es ¿hasta dónde caerá el euro? ¿Se alcanzará a lo largo del próximo año la igualdad entre el la moneda europea y el dólar? La mayoría de los expertos coinciden al señalar en sus presentaciones que teniendo en cuenta las medidas del BCE, que continuará adelante con su política monetaria expansiva, y que la Reserva Federal empezará normalizar los tipos combinado, unido a los datos de crecimiento de EEUU, es de esperar que a lo largo de los próximos meses se estrechen las diferencias entre el euro y el dólar hasta alcanzar la igualdad, hecho que no sucede desde diciembre de 2002. En donde no parecen coincidir los analistas es en cuándo se alcanzará este hito, si en el primer semestre de 2016, como prevén desde Mirabaud o Adrián Pernas, de DCM Asesores, o ya en el segundo, como estiman desde XTB.

La nota discordante a estas previsiones la pone Estefanía Ponte, de BNPParibas Investors. La experta cree que a pesar de la divergencia entre las políticas monetarias de BCE y Fed, el euro se mantendrá en el entorno de 1,1 dólares.

Además, desde Didendum recuerdan que aunque EE UU es un país con una fuerte demanda interna y que sus empresas, a diferencia de otras como las alemanas, no son tan dependientes del mercado exterior, históricamente un dólar muy fuerte “no se ha mantenido de forma consistente en el tiempo”.

El euro débil, como se ha puesto de manifiesto a lo largo de este año, servirá de impulso a la renta variable europea y en especial algunas plazas, como la germana o francesa, en donde el peso del sector automovilístico y su marcado carácter exportador han contribuido a las subidas en Bolsa.

La presidenta de la Reserva Federal (Fed), Janet Yellen.
La presidenta de la Reserva Federal (Fed), Janet Yellen.EFE

Deuda: una prima de riesgo en los 75 puntos

Como si de un efecto dominó se tratará.Cualquier cambio en la política monetaria de los bancos centrales tiene su reflejo inmediato en el mercado de deuda.

Empezando por Europa, la intervención de MarioDraghi provocó una caída acelerada de la rentabilidad de la deuda.Por ejemplo, en marzo tanto el bono español a diez años como el bund alemán alcanzaron sus mínimos históricos al descender hasta el 1,14% y el 0,075%, respectivamente. Esta respuesta por parte de los inversores fue acelerada y con el paso de los meses y la aparición de nuevos focos de incertidumbre, el mercado corrigió. Pese a ello, los niveles que se manejan para la deuda a una década continúan siendo extraordinariamente bajos.Detrás de esto se encuentra la mano de Mario Draghi.

Con la vista puesta en el próximo año, los expertos no esperan que la renta fija del Viejo Continente sufra grandes oscilaciones. Este ejercicio, el bono español con vencimiento en 2025, así como la prima de riesgo, en sintonía con la renta variable española, se han visto penalizados respecto al resto de Europa, según los expertos de la Eafi Didendum. Este castigo se ha acentuado en la recta final del año con la vista puesta en las elecciones.Sin embargo, una vez se despejen las dudas el próximo 20 de diciembre, los inversores podrían respaldar la confianza que mantienen en la economía española con nuevas compras en el mercado secundario.De suceder esto y con el salvavidas del BCE, la rentabilidad del bono español a una década podría cerrar 2016 en el entorno del 2,2%, según BNP o incluso más abajo, entre el 1,4 y 1,2%, de acuerdo a las estimaciones de Adrián Pernas y Victoria Torre.

Por su parte, los objetivos que las casas de análisis manejan para la prima de riesgo se sitúan por debajo de los 100 puntos básicos, pudiendo llegar incluso a caer hasta 75 puntos.

Ponte reconoce que aunque el programa del BCE ha favorecido la caída del diferencial entre el bono español y alemán, el descenso del último año no se ha apoyado única y exclusivamente en esto.Según la experta, por fundamentales, la prima de riesgo debería situarse en la actualidad en los 130 puntos. Los puntos que quedan hasta los 106 actuales son los se deben a la política monetaria de la institución europea.

Mientras la rentabilidad del bono a diez años español, así como el de la mayoría de la deuda del Viejo Continente, continúa su camino a la baja, es de esperar un comportamiento diferente para la deuda a 10 años estadounidense. De hecho, el mercado ha empezado a descontar a lo largo de este 2015 la subida de tipos, presionando al alza el tipo de interés del bono con vencimiento en 2025, que a día de hoy permanece en el 2,3%. Para el próximo año, y conforme la Fed proceda a la normalización de su política, la rentabilidad del treasure podría elevarse hasta el 3%.

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Sobre la firma

Gema Escribano
Periodista económica, con 13 años de experiencia como redactora. Formó parte de la web de Cinco Días desde 2010 hasta 2017 cuando pasó a integrar la sección de Mercados. Especializada en información bursátil y mercado de deuda. Estudió periodismo en Universidad Carlos III.

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