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Los inspectores llevan desde 2002 en conflicto con el supervisor

Unas viejas rencillas enrocadas en el corazón del Banco de España

Vista de la fachada del Banco de España. EFE/ArchIVO
Vista de la fachada del Banco de España. EFE/ArchIVOEFE

Las diferencias entre la cúpula del Banco de España y su cuerpo de inspectores no son nuevas, aunque ahora parece que se han recrudecido. Algunos de los más de 200 representantes de este colectivo han calificado las relaciones entre ambas partes de insostenibles, entre otros términos. Incluso acusan al Banco de España de haber iniciado una “caza de brujas” por parte de los cuadros intermedios. “Quieren terminar con la asociación de inspectores”, aseguran fuentes cercanas a este colectivo.

El detonante de la actual sublevación de los inspectores es, en esta ocasión, los informes del Banco de España entregados al juez Fernando Andreu, en los que avalan las cuentas de Bankia presentadas al supervisor con motivo de su salida a Bolsa en julio de 2011.

Los inspectores consideran que el Banco de España incurre en un conflicto de intereses en el caso Bankia. Creen que es una traición a su labor no apoyar las conclusiones de los informes de los dos peritos de la institución, Víctor Sánchez Nogueras, y Antonio Busquets, en los que se pone en entredicho la actuación del supervisor en la salida a Bolsa de la entidad que entonces presidía Rodrigo Rato. Así lo expresan en un comunicado de 5 páginas.

Por supuesto, el supervisor considera que lo único que ha hecho en los informes remitidos al juez es explicar aspectos técnicos, ya que en ningún caso entra a juzgar los informes de los peritos. Fuentes financieras, recuerdan, además, que a uno de estos dos peritos se le ha ascendido, aunque desligan por completo su subida laboral con su labor en el caso Bankia.

Pero el conflicto entre los inspectores y la cúpula del Banco de España viene de lejos, de 2002. Ese año, con Jaime Caruana como gobernador, comenzaron los distanciamientos, que se fueron agudizando. Cuando el PP estaba en la oposición los inspectores acudieron a este partido para reivindicar una serie de condiciones sobre los informes que realizaban. También apelaron a UPyD y al PSOE. Solicitaban que los informes que redactaban en sus inspecciones ascendieran a la cúpula del Banco de España. Al parecer se optó por seguir los modelos de otros bancos centrales y no pasar los informes a la comisión ejecutiva para agilizar los procesos, recuerdan algunas fuentes.

El PP llegó al poder y las peticiones de este colectivo se guardaron en un cajón, pese a que, como ellos dicen, este partido político les había mostrado su solidaridad con sus reclamaciones.

La caída de una gran parte del sistema financiero y la petición de ayudas públicas fue la mecha que terminó de prender el polvorín. Este colectivo quiso desligarse de las decisiones de la dirección del Banco de España y elaboró un duro informe criticando la labor del supervisor. En marzo de este año la asociación redactó un durísimo comunicado contra la cúpula de la institución por sus “últimas actuaciones” que “avivan una polémica” contra su labor profesional, en clara alusión a los contrainformes realizados por el FROB sobre el caso Bankia. Y el pasado martes por la noche enviaron otro texto con prácticamente los mismos argumentos, pero puede que incluso más duro con la cúpula del Banco de España.

Algunos inspectores aseguran que se ha llegado ya a un punto en el que se debe buscar una solución antes de que la sublevación sea total.

Más de 13 años de idas y vueltas en las relaciones de este colectivo con la dirección de la institución que ahora dirige Luis María Linde parece mucho tiempo para no haber podido llegar a un entendimiento. Más, cuando a nadie conviene que se deterioren más las relaciones, justo en un momento en el que el BCE ha tomado las riendas de la supervisión, y la influencia española ha quedado relegada a un segundo o tercer puesto, pese a que el Banco de España ha sido el supervisor más estricto en sus exigencias normativas, declaran todas las fuentes consultadas.

Estas mismas fuentes recuerdan que pese a que la banca española es, tras la portuguesa, la menos solvente de Europa, según la bochornosa clasificación realizada la semana pasada por la Autoridad Bancaria Europea (EBA), y tras su corrección (rebajó en un punto la ratio de capital fully loaded), los puntos de partida no son los mismos. “La norma que computa los activos ponderados por riesgo (APR) sobre el capital es mucho más estricta en España que en Alemania. A la banca germana le cuesta menos sumar un punto en su ratio de capital que a la española. El Banco de España ha sido siempre más exigente”, se queja un conocido banquero.

Y mientras la banca intenta hacer fuerza para que se corrijan lo antes posible estos desajustes normativos, también crecen las diferencias entre las entidades más grandes y las medianas.

Los bancos medianos están totalmente convencidos de que la campaña que se lleva promoviendo desde hace meses contra ellos para que sean absorbidos por los grandes está inducida por las tres principales instituciones financieras. Aseguran que estas entidades necesitan crecer más en España para mejorar sus márgenes y, en algunos casos, para compensar el menor fuelle de su negocio en el exterior. Deben aumentar considerablemente sus ingresos, y una fusión acelera este crecimiento. El problema es que comiéndose solo a un banco mediano no lograr su objetivo. “Necesitarían a Bankia o un banco similar”, y sino puede que no haya ningún proceso, señala otro directivo del sector.

Y ya para terminar, habría que poner un farolillo rojo a Evo Banco, no solo por realizar un segundo ERE en menos de un año, sino por su falta de sensibilidad. Se sumó a la campaña del Black Friday justo cuando estaba firmando este segundo expediente de regulación de empleo, lo que llevó a CCOO a apostillar “será black para muchas familias, desde luego que sí”.

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