España busca un cambio de modelo
El país que decepcionó a los inversores en renovables es foco de iniciativas privadas que propugnan un crecimiento verde.
España fue durante un tiempo referencia internacional en la promoción de las energías renovables. Los generosos subsidios y el crédito barato llenaron sus paisajes de parques eólicos y huertos solares.
Pero eso cambió cuando la crisis disparó el riesgo de impago del Tesoro español. La presión de sus acreedores y socios europeos forzó al Gobierno a tomar duras y polémicas medidas para equilibrar las cuentas públicas. Eso incluyó la rebaja de las pensiones, el retraso de la edad de jubilación, el abaratamiento del despido y el fin de los incentivos a las renovables.
El recorte de estas ayudas, incluso para proyectos que ya estaban en funcionamiento, decepcionó a los inversores y supuso un duro golpe para los fabricantes de turbinas y las promotoras de parques, que pasaron a concentrar su negocio en el exterior.
Pese a este retroceso en la política de apoyo a las renovables, el país es foco de iniciativas públicas y privadas que propugnan un cambio de modelo económico basado en la sostenibilidad.
El 94% de las firmas ibéricas que cotizan en Bolsa ha integrado el cuidado del medio ambiente a su estrategia de negocio
La más ambiciosa de ellas es el Grupo Español para el Crecimiento Verde (GECV), una plataforma promovida por el Ministerio de Agricultura tomando como ejemplo el Green Growth Group del Cambridge Institute. En ella participan más de 40 compañías. La mayoría son multinacionales como Ferrovial, Iberdrola, Telefónica y Santander, que cotizan en la Bolsa de Madrid, pero también pymes como Ecoalf, Contazara y Factor Verde.
“Es un grupo abierto al que las empresas se han ido adhiriendo de manera espontánea", comenta María Luz Castilla, socia de PwC, consultora que actúa como coordinadora y secretaría técnica de la plataforma.
El propósito del GECV, que este mes se constituirá como asociación, es aportar reflexiones al debate sobre la lucha contra el cambio climático y promover las condiciones que hagan posible el avance hacia un modelo de crecimiento económico compatible con el uso eficiente de los recursos naturales.
Con ese fin, en mayo pasado publicó la Declaración de Barcelona, en la que pide establecer un marco regulatorio “estable, predecible y transparente", eliminar trabas administrativas, promover la investigación y la innovación y facilitar el acceso de las empresas a financiación competitiva. El GECV publicará este mes una segunda declaración en la que expresará sus expectativas de cara a la cumbre de París.
Otra iniciativa de este tipo es la Fundación Empresa y Clima, que ofrece asesoramiento, formación, consultoría legal, técnica y de marketing en este tema. Creada en 2008 con el auspicio de la Cámara de Comercio de Barcelona, la fundación es miembro observador de las Naciones Unidas, lo que le permite enviar representantes a todas las reuniones y conferencias organizadas por la ONU.
“Las empresas y el mundo en general esperan de París un acuerdo jurídico para ganar confianza, acelerar la capacidad, compartir la información, pero, fundamentalmente, esperan tener reglas y principios claros para seguir avanzando de forma sostenible", afirma Elvira Carles, directora de la fundación, en la que participan más de 45 organizaciones.
Por su parte, Forética, asociación de empresas y expertos en responsabilidad social corporativa, está organizando el Clúster de Cambio Climático, con el propósito de trasladar a las compañías tendencias internacionales, herramientas o formación práctica en este ámbito.
En un mundo que se ha visto escandalizado por casos como el de las emisiones de Volkswagen, la pregunta es hasta qué punto el interés de estas grandes multinacionales es genuino y no una estrategia de marketing corporativo.
Castilla, del GECV, sostiene al respecto que la mejor forma de valorar el grado de implicación de las empresas españolas es fijarse en la posición que ocupan en clasificaciones como las del Dow Jones Sustainability Index o el CDP (Driving Sustainable Economies).
De acuerdo con el último informe de CDP, que analiza el desempeño medioambiental de las empresas españolas y portuguesas más grandes por capitalización bursátil, el 94% ha integrado la lucha contra el cambio climático a su estrategia de negocio.
En conjunto, las 125 compañías encuestadas (85 españolas y 40 portuguesas) han invertido más de 14.500 millones de euros en reducción de gases contaminantes.
Repsol, Endesa e Iberdrola reducen sus emisiones
En paralelo a iniciativas de carácter colaborativo como el Grupo Español para el Crecimiento Verde o el Clúster de Cambio Climático, muchas empresas españolas realizan sus propias acciones contra el cambio climático.
Repsol, por ejemplo, tiene un plan de energía y carbono por el que se ha propuesto reducir sus emisiones de CO2 en 1,9 millones de toneladas entre 2014 y 2020, que se sumarán a los 3,1 millones ya eli-minados de 2006 a 2013.
Endesa cuenta con un plan de sostenibilidad y ha reducido sus emisiones en un 35% desde 1990, año base en el marco del Protocolo de Kioto, al pasar de los 695 g/kWh a los 453 g/kWh en 2014, mientras que Iberdrola se ha comprometido a reducir la intensidad de sus emisiones en un 50% para el año 2030, con respecto a sus emisiones específicas de 2007.
Además, se ha fijado como objetivo ser neutra en carbono para el año 2050. La compañía resalta que su nivel de emisiones por kilovatio/hora actualmente ya es un 30% inferior a la media del sector eléctrico europeo.