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Podría enfrentarse a multas de hasta 95 euros por vehículo

La CE pide cuentas a VW sobre las emisiones

Activistas de Greenpeace protestan junto al logotipo de Volkswagen en la fábrica de Wolfsburgo.
Activistas de Greenpeace protestan junto al logotipo de Volkswagen en la fábrica de Wolfsburgo.EFE

El comisario europeo de Energía, Miguel Arias Cañete, solicitó el lunes por escrito al consejero delegado de Volkswagen los datos sobre el número y tipo de vehículos afectados por la manipulación de los datos sobre emisiones de CO2. Bruselas ha asegurado que se trata de un primer paso para aclarar el impacto del fraude en un tipo de emisiones con efecto invernadero que son verificadas cada año y cuya superación puede acarrear sanciones millonarias.

La CE había optado hasta ahora por mantenerse al margen del escándalo que envuelve a Volkswagen desde que el 18 de septiembre EE UU desveló que la automovilística había trucado los motores para superar los controles de emisiones de NOx. Bruselas se limitó entonces a pedir información a todos los países de la Unión Europea, no solo a Alemania, sobre los sistemas de homologación de motores.

Pero la intervención de Bruselas era inevitable después de que el pasado 3 de noviembre la compañía alemana confesase que también había manipulado los datos sobre emisiones de CO2, una materia en la que la Comisión Europea dispone de amplios poderes de control y sanción.

Si las emisiones reales superan el límite marcado, Volkswagen tendría que afrontar una multa gradual que comienza por cinco euros para el primer gramo adicional y se eleva hasta 95 euros a partir del cuarto gramo por encima del límite permitido.

El departamento de Cañete prefería ayer no hablar aún de sanciones. Y aseguraba que, de momento, “se trata de dar la oportunidad a la compañía para que actualice los datos facilitados”.

La compañía automovilística dispone de 10 días para actualizar los datos facilitados a principios de año por los socios de la Unión Europea en base a las ventas de 2014. La Agencia Europea de Medio Ambiente verificó esos datos y anunció entusiasmada, el pasado mes de abril, que las emisiones de CO2 del año pasado se habían reducido de media un 2,6% y se situaban ya siete gramos por debajo del límite fijado para 2015 (130 gramos por kilómetro).

El excelente resultado de la industria europea podría estar ahora en entredicho, después de que la mayor automovilística del continente (con un 25% del mercado) haya reconocido una manipulación de los datos facilitados. El mercado alemán, que podría ser el más afectado, supone una cuarta parte del total europeo, con tres millones de vehículos vendidos al año, tantos como en Francia y España juntas.

En 2013, con datos definitivos y con casi millón y medio de coches vendidos, VW comunicó una emisión media de 127 gramos de CO2 por kilómetro, una sustancial mejora en relación con los 151 gramos comunicados solo cuatro años antes. La filial española, Seat, comunicó 119 gramos, en correspondencia con vehículos más ligeros, mientras que Audi notificó 133 gramos.

Por países, Alemania notificó unas emisiones medias de 136 gramos para su parque automovilístico, frente a 117 gramos en Francia o 122 en España.

La filial española del grupo Volkswagen también tuvo que personarse ante la Audiencia Nacional para recoger la imputación cursada por el juez Ismael Moreno por el trucaje de los motores para reducir las emisiones de NOx, una manipulación que según el propio grupo afectaría en España a 683.000 vehículos (un tercio de ellos, de la marca Seat).

En España, además, Volkswagen podría tener que reembolsar las ayudas previstas en el plan PIVE para renovación del parque automovilístico si la manipulación de los datos sobre emisiones de CO2 deja a sus vehículos fuera de las condiciones exigidas para el cobro de esas ayudas.

Volver a congraciarse con sindicatos y clientes

Volkswagen sabe que no puede avanzar en la solución de su crisis por la manipulación de las emisiones de CO2 si no tiene de su parte a determinados grupos de interés, muy delicados para su funcionamiento a futuro y, por eso, comienza a mover determinadas piezas para volver a ganarse sus favores.

Por un lado, la compañía salió al paso de las críticas de los medios alemanes con una reunión entre el consejero delegado de Volkswagen, Matthias Müller, y el presidente del comité de empresa, Bernd Osterloh. En este encuentro, los presidentes acordaron el inicio de un periodo de diez días de negociación entre la dirección de la empresa y los sindicatos para abordar la “difícil” situación de la compañía y responder a aspectos como las inversiones previstas.

Este mensaje, que puede parecer un tanto vacío de contenido, tiene una alta significación para el público alemán y para los trabajadores de la compañía. Los sindicatos y trabajadores tienen el 50% de la representación en el consejo de vigilancia de VW. El 50% restante los representan los accionistas: Porsche Automobil Holding, que tiene 50,7% del accionariado; el estado de Baja Sajonia, con un 20% del capital; la Autoridad Inversora de Catar, que tiene un 17%, y el 12,3% pertenece a inversores institucionales y privados. Los medios de comunicación alemanes han informado estos últimos días del presunto enfado de los sindicatos con la dirección de VW porque entendían que en el proceso de resolución del escándalo de las emisiones se estaban tomando muchas decisiones unilaterales por parte de los directivos. Por eso, Müller afirmó ayer que “en la actual situación, debemos tomar decisiones juntos” y contar con “la gran importancia de la visión y de la experiencia de los representantes de los trabajadores”.

En este mismo sentido se coloca la iniciativa de ofrecer como compensación mil dólares a cada uno de sus 482.000 afectados en EE UU por la manipulación de los vehículos con motores diésel, además de ayuda en carretera gratuita durante tres años. “Sinceramente, esperamos que esto sea visto como un primer paso para restaurar su confianza inestimable”, añadió Volkswagen. La compañía se arriesga a la proliferación de demandas en el país.

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