El resfriado de los emergentes
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha constatado en su cumbre de Lima que la economía mundial se ha desacelerado por la alargada sombra que sobre ella proyectan las dudas respecto al crecimiento chino y la vertical caída de los precios de las materias primas. Los países emergentes seguirán creciendo este año, aunque lo harán con una tasa declinante por quinto año consecutivo. Pero el comportamiento no será nada homogéneo, pues mientras China conservará un avance de su PIB cercano al 7% este año y superior al 6% el que viene, buena parte de las economías latinoamericanas estarán ya este ejercicio en recesión, con una caída agregada del 0,3%, frente al avance estimado en la primavera del 0,5%. Brasil, Venezuela y Ecuador registrarán ajustes severos en su producción, en unos casos por desplome de las materias primas, en otros por la repatriación súbita de capitales hacia su origen norteamericano y europeo.
España salva los números de momento, con avances de más del 3% y con una intensa generación de empleo nuevo, que llevará la tasa de paro por debajo del 20% en doce meses. Pero esta inmunidad bien pudiera ser coyuntural, y solo puede convertirse en estructural si se mantienen el ritmo de las reformas internas y la demanda de los países europeos que sostienen la exportación.