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Las economías desarrolladas, aunque en expansión, siguen sin dar síntomas de fortaleza

Corrección o mercado bajista

Un inversor examina su teléfono móvil ante un panel informativo de la Bolsa de Hangzhou (China).
Un inversor examina su teléfono móvil ante un panel informativo de la Bolsa de Hangzhou (China).REUTERS

Las fuertes caídas en los mercados de renta variable a nivel global han supuesto una violenta aceleración de los descensos que los principales índices venían acumulando desde los máximos alcanzados en la primavera de 2015. En los seis últimos meses, los riesgos macro se han acrecentado, con una acusada debilidad de las economías emergentes y de las materias primas, donde las economías desarrolladas, aunque en expansión, siguen sin dar síntomas de fortaleza, por lo que el efecto neto es una economía global en desaceleración.

Desde nuestra conocida posición conservadora y escéptica respecto a los fundamentales reales de las economías desarrolladas –basada en que estas se encuentran dentro de un largo proceso de reestructuración donde importantes ajustes y reformas siguen pendientes–, no nos parece que estemos inmersos todavía en una inminente recesión ni dentro de un fuerte y nuevo ciclo de mercado bajista. Los datos de coyuntura y adelantados en EEUU y Europa son lo suficientemente robustos tanto para que las economías puedan seguir creciendo unos trimestres más como para que shocks externos, como un aterrizaje forzoso en China, puedan ser soportados sin entrar en un círculo vicioso de contracción de la actividad.

En la cuestión china no existe, de momento, referencia creíble

La cuestión china tiene más una connotación de confianza que de efecto inicial sobre el crecimiento de las economías desarrolladas. La burbuja de la Bolsa china ha explotado y las medidas encaminadas no transmiten aún credibilidad suficiente. Quizás porque la economía china sigue estando muy intervenida y, probablemente, la solución pase por configurar su estructura económica en un entorno más abierto, tanto en la economía como en la política. En los países desarrollados, las dudas de confianza se resuelven con la intervención de los bancos centrales. En la cuestión china no existe, de momento, referencia creíble.

Una estabilización del mercado financiero chino cambiará la atención del mercado hacia los desarrollados. La decisión de la Reserva Federal sobre los tipos de interés es clave para evitar en empeoramiento de la situación actual. El margen que tenía Yellen para anunciar el inicio de una subida moderada de tipos de interés en EEUU se ha evaporado con los efectos de la devaluación china.

Suele decirse que las crisis no terminan hasta que no existe una crisis de divisas. Estamos en ello.

Desde una vertiente técnica, los descensos por encima de un 20% desde los últimos máximos suelen tomarse como señal del inicio de un mercado bajista. La semana pasada los índices de Bolsa de los países desarrollados tocaron estos niveles por segunda vez, fijando una clara línea de soporte. Por encima de estos niveles, los mercados podrían encontrarse en una mera corrección de los excesos acumulados durante más de tres años de subidas ininterrumpidas y, por ello, nos encontraríamos ante una oportunidad de entrada en el mercado de renta variable. Por debajo de estos niveles, los mercados podrían estar dando señales del inicio de una tendencia bajista en la valoración de los activos de renta variable. Es este último caso, la opción sería retirarse y esperar precios menores.

Aquel inversor que haya mantenido nuestra visión conservadora en las carteras de inversión se encuentra, en la actualidad, en una posición cómoda para actuar en los dos sentidos: aumentar exposición si se confirmara un rebote de los mercados o salir del mercado a la espera de precios más bajos. Si aumenta la exposición a activos de riesgo, el inversor tendrá que descontar que el camino a seguir es probablemente corto y que, con las condiciones económicas actuales, la asimetría entre lo que se puede ganar y lo que se puede perder con el riesgo asumido es cada vez mayor. Superar los máximos alcanzados en la primavera de 2015 parece a día de hoy una meta complica.

Si el inversor opta por reducir la exposición al riesgo, este tendrá que saber que en un entorno de tipos cero e inflación cero, el rendimiento razonable esperado es cero. La única vía para encontrar mayor rentabilidad es componer una cartera de fondos de inversión diversificada con fondos de inversión que contemplen categorías o estrategias que se escapan del concepto tradicional de fondos de renta fija y renta variable. Sin duda, este cambio requiere mayor especialización para entender el mensaje final de invertir en un par de rentabilidad riesgo con estrategias definidas en un entorno de media o baja volatilidad. De esta forma, pasamos de mantener una cartera de acciones o de bonos que ofrecen dividendos, cupones y una potencial ganancia de capital por mejora en el precio del activo, a una cartera de fondos que combina multitud de activos en posición compradora o vendedora, con el objetivo de obtener un par potencial de rentabilidad y riesgo para el inversor.

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